miércoles, 2 de abril de 2014

Batalla por el control del agua y la energía

FUENTE: PROCESO 28 MARZO 2014
AUTOR: JESÚS ALDABI OLVERA.

MÉXICO, D.F. (apro).- Una aterradora contradicción: Mientras en los hogares del mundo 768 millones de personas no tienen acceso al agua y cada 20 segundos muere un niño por afecciones relacionadas con desabasto, la mayor parte del agua dulce se destina a industrias para generar energía.

La tendencia aumentará y los recursos de agua dulce para la demanda global de energía se incrementarán en la próxima década, de acuerdo con el Informe de desarrollo del agua en el mundo< /i>, lanzado el viernes 21 por la ONU a propósito del Día Mundial del Agua.

De acuerdo con el boletín, el mundo necesitará para 2030 un 35% más comida, 40% más agua y 50% más energía. Actualmente, la producción de energía requiere de 15% del agua dulce en el mundo y, en 2035, reclamará el 20%.

El informe también destaca que la sequía reduce la producción de energía y ésta a su vez las posibilidades de irrigación para el campo.


“La relación entre agua y energía es muy importante”, explica Claudia Campero, integrante de Food and Water Watch, una organización nacida en 2005 en Estados Unidos para asegurarse de que la comida y el agua que se consumen sean seguras, accesibles y sustentablemente producidas.

Según su página de Internet, Food and Water Watch se ha dedicado a monitorear la política del agua embotellada, privatización y contaminación de las cuencas, efectos de represas y ahora el fracking, que ya se implementa en Estados Unidos, y que en países como Argentina, Colombia y México está en fase de pruebas.

De acuerdo con el boletín Fractura hidráulica para extraer gas natural emitido por Greenpeace de España, fracking es una técnica para extraer gas natural de yacimientos no convencionales en los poros y fisuras de ciertas rocas sedimentarias.

“Es otra práctica donde la relación agua y energía es muy fuerte y desde el agua la preocupación es que no sólo se trata de usar grandes volúmenes, sino que significa contaminarla”, alerta Campero.

Para ello es necesario realizar cientos de pozos ocupando amplias áreas (la separación entre ellos ronda entre 0.6 a 2 kilómetros) e inyectando millones de litros de agua cargados con un cóctel químico y tóxico para extraer el gas.

“El proceso de fractura hidráulica consume enormes cantidades de agua. Se ha calculado que se requieren entre 9 mil y 29 mil metros cúbicos de agua para las operaciones de un solo pozo”, dice el documento.

“Esto podría causar problemas con la sostenibilidad de los recursos hídricos incluso en países de clima templado, y aumentar la presión del consumo de suministros en las zonas más áridas”.

Los químicos del líquido de fractura pueden sumar hasta 260. La mitad se considera pueden dañar la salud y ecosistemas. Además, una vez que ya se utilizaron para el proceso de fractura, entran en contacto con rocas a grandes profundidades e incluso con hidrocarburos.

En algunos casos, como en Pensilvania, las aguas contaminadas llegan a tener contacto con otros cuerpos de agua, algo que ya ha ocurrido en varias partes de Estados Unidos.

De acuerdo con el reporte Fracking a través de los Estados Unidos, lanzado por la organización de abogados EarthJustice, hasta 2009 tan sólo en la Unión Americana se tenía un registro de más de mil casos de contaminación del agua y accidentes por esta práctica.

Sin embargo, el presidente Barack Obama instó el miércoles 26 a la Unión Europea a que “explote sus propias fuentes energéticas”, aludiendo así al uso de fracking ante la crisis política con Rusia.

“No existen fuertes de energía libres, ideales y baratas. Cada fuente de energía tiene sus inconvenientes“, dijo Obama durante la rueda de prensa celebrada tras su encuentro en Bruselas con Herman Van Rompuy, presidente del Consejo Europeo, y José Manuel Durao Barroso, presidente de la Comisión Europea.

“En realidad el recurso que existe de hidrocarburo debajo de la tierra es relativamente pequeño porque está muy atrapado”, dice Campero.

La técnica se aplica desde hace una década en Estados Unidos, principalmente en Texas, aunque ha encontrado oposición en Nueva York. Mientras que en Alemania, Francia, Italia y Suiza está prohibida su práctica.

En México ya comenzaron a realizarse pozos exploratorios en 2011. De acuerdo con Campero, en 2012 ya existían algunos pozos en Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas. Son exploratorios, pero ya utilizan la técnica del fracking, denuncia.

“Se hace ahorita a través de Pemex con contratos”, destaca Campero. Y agrega que “Halliburton tiene un contrato de servicio para fracturar en la cuenca Tampico-Misantla”.

Otra empresa que tiene contrato de servicio para fracking en México, de acuerdo con Campero, es Dowell Schlumberger, la mayor prestadora de servicios petroleros del mundo, y BJ Services mexicana, cuyas instalaciones en Poza Rica, Veracruz, ya fueron cerradas por irregularidades de operación.

“Se genera muy poca energía porque tiene muy bajo rendimiento. Por donde se vea tiene poca lógica, es un descalabro enorme”, advierte Campero.

Detener el sostén de la vida

El viernes 14 se conmemoró el Día de Acción Mundial Contra Represas, llevado a cabo anualmente desde su primera edición en1997 en Curitiba, Brasil, a partir del Primer Encuentro Internacional de Damnificados por las Represas.

De acuerdo con la Organización de Naciones Unidas, hay 45 mil represas en el mundo que cubren más de 400 mil kilómetros. Unas 80 millones de personas han sido desplazadas en todo el mundo debido a estos megaproyectos.

La energía hidroeléctrica cubre hoy 16% de las necesidades energéticas del mundo, dice el informe de la ONU del Día Mundial del Agua. También especifica que la construcción de las represas para producir hidroelectricidad “tiene además un coste social y ambiental considerable”. Y destaca que América Latina y África tienen “potencial” para construir represas.

De acuerdo con Campero, en muchos lugares del mundo como India, Brasil, o China se repiten patrones en la oposición de comunidades a represas e hidroeléctricas que se asientan y crean los trasvases y usan maquinaria sin consultar a la población.

“Las presas son un problema para los ríos porque detienen el flujo del agua y generan problemas ecosistémicos”, dice Campero. “Río abajo ya no pueden sostener la vida de antes”, remacha.

“El 75% del uso industrial de agua se usa para producir energía. Los subsidios a las empresas las hacen más proclives a no conservarla”, alerta el informe del Día Mundial del Agua.

“La cuestión de la energía en México, como otros temas, generan dudas en el sentido de que tenemos una capacidad instalada que no utilizamos. ¿Entonces para qué se necesita hacer nuevas hidroeléctricas?”, pregunta.

Privatización o gestión comunitaria

El reporte de la ONU recomienda convocar a la inversión privada para promover la entrega de servicios energéticos. Sin embargo, la entrada del sector privado en la generación de energía y en el agua ha causado incontables conflictos. Es paradigmático el caso de Cochabamba, en Bolivia, cuando en 2000 miles de personas salieron a las calles ante la inminente privatización del agua potable municipal.

Durante el IV Foro Mundial del Agua, celebrado en la Ciudad de México en marzo de 2006, se generó una intensa actividad de la sociedad civil, la cual impulsó un Foro Internacional en Defensa del Agua y una campaña con el lema: “El derecho al agua es posible: gestión pública participativa”.

“Hubo una coyuntura que permitió empezar a quitar la hegemonía del discurso de las políticas del agua al Consejo Mundial del Agua”, recuerda Campero. “Los que llevaban la voz eran, como ahora, las empresas multinacionales de agua”.

Durante el foro los gobiernos de Bolivia, Venezuela, Cuba y Uruguay hicieron hincapié en que se reconociera este derecho que finalmente se adoptó en el marco de las Naciones Unidas en 2011.

“Cuando hablamos del derecho humano al agua, lo que imaginamos es la llave en los domicilios, ese es un aspecto importante para la calidad del agua”, opina.

Y sentencia:

“Pero no hay derecho humano posible cuando no hablamos de cuidar las fuentes y defenderlas del acaparamiento de industrias de maquila, procesamiento, extractiva y las represas que son una forma de acaparar el agua y controlarla”.

En México, las comunidades indígenas tienen el control del agua mediante los llamados Comités de Agua. En distintos lugares y especialmente en el Estado de México, en particular en Tecamac, Xoxocotla y Coyotepec, el intento de “municipalización” ha generado crecientes conflictos.

Food and Water Watch posee un informe de 2012 denominado Equidad privada, inequidad pública: el costo de la privatización del sistema de agua en Estados Unidos, donde arroja datos sobre evasiones fiscales y falta de transparencia cuando el agua entra en manos de empresas privadas.


“La gestión a nivel comunitario es importante, así como en las ciudades, se trata de alcanzar una gestión democrática y por ahí es donde buscamos”, resume Campero.

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