FUENTE: REPORTE INDIGO.
AUTOR: JONATHAN VILLANUEVA.
Vecinos de la delegación Tlalpan protestan contra la edificación de un proyecto habitacional en una cerrada, que agravaría el desabasto de agua, falta de drenaje y vialidad en la zona. Todo apunta a que es impulsado por Izquierda Democrática Nacional.
Hace cuatro meses era solo un callejón por donde 30 familias ingresaban a sus respectivos domicilios. Hoy, en esa misma zona, autoridades y particulares edifican un conjunto habitacional de 547 viviendas que tiene a los vecinos de cabeza.
Y es que el predio de 9 mil 475 metros, que serviría de morada para los afines a la corriente perredista Izquierda Democrática Nacional (IDN), de René Bejarano, carece de salidas, agua, drenaje y lugar de estacionamiento.
Por eso los vecinos de la colonia Valle Escondido iniciaron una defensa civil y legal en contra del proyecto que, aseguran, afectará a las más de mil viviendas que hay en la zona baja de la delegación Tlalpan.
El conjunto habitacional es construido por particulares en conjunto con el Instituto de Vivienda del Distrito Federal, en el número 38 de la calle Rubí, y contempla su único ingreso por una vialidad secundaria que no rebasa los 4 metros de ancho.
No cumple con lugar de estacionamiento para las más de 500 familias, tampoco con las normas de aforo vehicular, carece de estudios de factibilidad del agua, no hay medidas de protección civil. Y para rematar, el predio está ubicado en una cuenca pluvial.
Mientras la delegación Tlalpan ha sido gobernada por la corriente bejaranista desde hace tres administraciones, en los últimos siete años ha proliferado la construcciones de viviendas en suelo de conservación ecológica.
Como ejemplo está el predio de Rubí, donde hasta el momento existen ocho denuncias ante la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial (PAOT) por daños ecológicos, según consta en el PAOT-05 -300-300-01580-2014.
Mientras tanto, la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi), el Invi, la delegación Tlalpan y las demás dependencias involucradas han esquivado las demandas de los vecinos de la colonia.
La sorpresa
El 9 de septiembre del 2013, los vecinos de Valle Escondido descubrieron a través de la página oficial de la Seduvi que en el número Rubí 38 se tenía autorizada la construcción de 547 departamentos.
El terreno tenía un Uso de Suelo Habitación con tres niveles de construcción, y permiso para edificar hasta 47 viviendas; sin embargo, se ampararon en la Norma 26 y modificaron los niveles obra, aumentando más de diez veces su límite.
De acuerdo con los vecinos, el callejón está conectado con la avenida La Joya, que es la única salida a Periférico de quienes viven en las colonias Santiago Tepalcatlalpan, Santa Cruz Xochitepec, Ampliación Tepepan, Tepepan, Santa María Tepepan, Fuentes de Tepepan, Valle de Tepepan y Pedregal de Tepepan; ya existe un cuello de botella y temen que este empeore.
Así lo afirman en mantas y en las protestas que realizan desde hace cuatro meses, fecha en que comenzó el proyecto, cuando la tranquilidad de la zona terminó con el ruido y vibración generada por la obra.
Entre las principales quejas está el hecho de que nunca fueron informados ni consultados como vecinos y que no hay autoridad que se responsabilice de tapar una importante recarga natural de los mantos acuíferos.
Dentro de sus alegatos también destaca que, con datos oficiales de la PAOT, por cada hectárea que se urbaniza, la recarga del acuífero se ve reducida en un promedio de 2.5 millones de litros de agua al año, y en la Colonia Valle Escondido la escasez de agua ya es frecuente.
En recorridos por la zona se puede observar que el callejón no mide más de cuatro metros, por lo que solo cabe un vehículo a la vez; incluso, los camiones que entran a la construcción han tirado el cableado eléctrico.
Con la poca información obtenida, los vecinos acudieron a diversas instancias de gobierno. En todos los casos nadie pudo explicarles quién consideró viable edificar más de 500 departamentos en ese predio.
Mientras que la relación de la corriente bejaranista con la obra del Invi está acreditada debido a que afuera del predio se colocó una manta con el permiso de obra y la agrupación que está involucrada: Movimiento Nacional por la Esperanza, que es el slogan de IDN.
La defensa
Desde el 5 de octubre pasado los vecinos y el Comité Ciudadano de la Colonia Valle Escondido solicitaron a la delegación y a Seduvi el Programa Parcial de Desarrollo Urbano correspondiente al predio, el certificado de uso de suelo y manifestación de construcción para desarrollar conjunto habitacional, lo cual recibieron parcialmente.
Por eso el 19 de noviembre promovieron una demanda ante el Tribunal de lo Contencioso Administrativo, donde todavía no se tiene una respuesta final.
El 21 de diciembre, tras iniciar la obra, acudieron al gobierno central. Ahí le pidieron a Berenice Téllez Hernández, directora de Concertación Política del Departamento de Gobierno del DF, realizar un recorrido.
Tras las quejas, los trabajadores de la constructora colocaron una manta que decía:
“Aviso de obra A-039/13 no. de folio 38202-141ARIT13 con fecha de expedición 13 de diciembre del 2013, este predio fue adquirido por el Instituto de Vivienda del Distrito Federal y en el cual construirá vivienda de interés social con los apoyos de Movimiento Nacional por la Esperanza, Bloque Urbano Popular”.
De acuerdo con la cronología de los vecinos y sus minutas de trabajo, el 27 de enero del 2014 se realizó una mesa de trabajo con el Gobierno del DF, donde nadie les pudo precisar quién es el dueño del predio y responsable de la construcción de las viviendas.
La duda surge porque trascendió que solo 48 de las viviendas serán edificadas por el Invi. El resto también será construido en módulos iguales para evadir permisos y estudios de factibilidad del agua, denunciaron los vecinos.
Ignoran su queja
Los afectados no han encontrado eco en sus reclamos.
En la delegación les afirman que se trata de permisos que dio la Seduvi, tanto en la administración de Felipe Leal como en la de Simón Neumann.
En Seduvi, les dicen que es una obra que realiza el Instituto de Vivienda; y en el Invi, que la obra también está financiada por particulares.
En su lucha han visitado a diputados locales y tocado la puerta de la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial, de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, el Sistema de Aguas de la Ciudad de México y hasta de la jefatura de Gobierno…
Pero la obra sigue y sus problemas aumentan.
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