FUENTE: PROCESO.
AUTOR: ARTURO RODRÍGUEZ GARCÍA.
En las buenas y en las malas Felipe Calderón, como presidente, movilizaba a su capricho a decenas de efectivos de la Marina Armada para satisfacer uno de sus caprichos: navegar en velero. Aun cuando su conocimiento de las artes marítimas era escaso, se sentía capitán de alguno de los ocho yates que la Marina tenía siempre a su disposición. Incluso inmediatamente después de la muerte de su amigo Juan Camilo Mouriño, el michoacano fue a pasar su luto en cubierta.
MÉXICO, D.F: Para su distracción, por festejo y aun en el duelo, durante su mandato Felipe Calderón hizo que la Secretaría de Marina (Semar) pusiera ocho veleros, con tripulación permanente, a su disposición.
Como no le gustaba ver armas y escoltas, sólo para su custodia se movilizaban 300 efectivos de las Fuerzas Armadas quienes desde yates –como el decomisado Dream Seeker– y a bordo de veleros pequeños vigilaron muchas veces la afición presidencial.
Militarismo y tradición michoacana, características del sexenio, dieron nombre a las embarcaciones: El Generalísimo, El Centauro, El Trigarante, El Insurgente, Tahuamari, Tarhitsi, Pirekua y su consentido: El Caudillo.
La identificación de los veleros, así como las aventuras del exmandatario, fueron contadas a Proceso en diciembre pasado por una fuente de la Armada que participó en esa regatas privadas y quien pidió el anonimato. Sustentó su relato con fotografías. Para corroborarlo, este semanario hizo una solicitud de información a la Semar a la que se le asignó el número de folio 0001300086713 así como consultas a distintas bases de datos.
La Semar informó sobre la existencia de 104 veleros de diferentes clases. Además de los educativos Cuauhtémoc y Moctezuma, sólo identificó por nombre El Caudillo, El Insurgente y Tarhitsi. Se pudo confirmar la existencia de otras embarcaciones como El Trigarante y El Centauro, por el comunicado de prensa 036/2010 de la Semar, donde se dijo que estos dos últimos, con El Caudillo, participarían en una competencia.
Las embarcaciones El Caudillo, Tarhitsi y El Generalísimo son del astillero Nelson Marek, rondan los 40 pies de eslora (longitud de popa a proa) y corresponden a la clase oceánica, la categoría de las embarcaciones más grandes en el velerismo olímpico. En el caso de Tahuamari y Pirekua, se trata de la clase J/24, más pequeños, y fueron los que Calderón empezó a velear.
La versión obtenida por Proceso en diciembre de 2013 indicaba que una vez abandonada la Presidencia, los veleros se encontraban en deterioro, pues la Semar no quería gastar en la renovación de velamen ni otras operaciones de mantenimiento, pues resultaría un gasto ocioso. Por ello se solicitó el registro de mantenimiento de veleros.
El Caudillo está “en sus calzos”, es decir, sobre soportes, en el Club de Yates de Acapulco, donde también está el Tarhitsi fuera de servicio, de acuerdo con la respuesta de la Semar. Aun sin identificar su nombre, se pudo saber también que 40 embarcaciones de clase Optimist, J/24 y Láser, permanecen ancladas, en calzos, fuera de servicio o anclados y en servicio, en Puerto Vallarta.
(Fragmento del reportaje que se publica en Proceso 1959, ya en circulación)
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