FUENTE: REPORTE INDIGO.
AUTOR: ARMANDO ESTROP.
Mientras hay voces que promueven los beneficios de construir un aeropuerto en el Lago de Texcoco, sus críticos sostienen que sería un ecocidio. Alertan además que el proyecto amenaza al último recurso que evita las inundaciones en el Distrito Federal.
El último recurso para contener agua para el Distrito Federal está bajo amenaza.
La Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) trabaja ya en el proyecto de un nuevo aeropuerto para la Ciudad de México en el histórico Lago de Texcoco.
Sin embargo, este intento final para contener las inundaciones, podría causar una tragedia mayor. A pesar de que ya hay evidencias de esto, el Gobierno Federal en los próximos meses estará en posibilidades de dar a conocer dicho proyecto.
El problema no solo es la contención de grandes cantidades de agua.
El proyecto para este nuevo aeropuerto se puede considerar un ecocidio por la gran cantidad de aves y flora que hay en el lugar, además, desde 1965 ha tenido millonarias inversiones –por parte de todos los gobiernos– para su rescate y conservación.
Como la mayoría de los grandes proyectos del sexenio, este plan esconde detrás una pugna política entre los diferentes grupos internos del gobierno. Tiene además decisiones políticas por encima de los estudios técnicos.
A la fecha, el Lago de Texcoco está sobreexplotado. Es prácticamente imposible su recuperación al cien por ciento. La instalación de un nuevo aeropuerto empeoraría la situación de este recurso lacustre que está lleno de historia desde antes de la conquista de los españoles.
Es precisamente ahí donde se encontró a un águila devorando a una serpiente y que va al centro de la máxima insignia patria: la Bandera de México.
En lugar de escoger otro sitio para construir el aeropuerto y seguir con el proyecto de recuperación del Lago al que la administración de Felipe Calderón le invirtió millones de pesos, se ha decidido hacerlo ahí.
La gran noticia es que no se tendrían que afectar terrenos y entrar en un conflicto como el que tuvo el expresidente Vicente Fox cuando quiso realizar una obra similar en Atenco, Estado de México.
Pero nada se menciona sobre el impacto ambiental, la posibilidad de hundimientos en la zona por ser zona lacustre o la protección que tiene ese territorio en la Constitución por sus características naturales.
Los especialistas aseguran que dada la poca distancia que hay entre el actual Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) y el nuevo proyecto en el Lago de Texcoco, construirlo es técnicamente imposible. En todo caso, tendría que sustituir al actual aeródromo.
Existe un crecimiento habitacional en la zona proyectada para el nuevo aeropuerto, por lo que a futuro terminaría rodeado del desarrollo urbano, tal y como sucede con el AICM.
Lo curioso es que los antiguos detractores del nuevo aeropuerto en el Lago de Texcoco son ahora sus promotores.
El exgobernador de Hidalgo, Manuel Ángel Núñez, quien fue un entusiasta promotor de que este plan se realizará en Tizayuca, Hidalgo, ahora es quien está al frente del equipo de trabajo para la nueva terminal aérea.
Su cargo aparece en el directorio de la Dirección General de Servicios Aéreos (DGAC) como titular del Fideicomiso Relacionado a los Aeropuertos del Valle de México.
Sus oficinas ocupan todo un piso del edificio de la DGAC en Periférico y Avenida Las Flores.
El Grupo Hidalgo pugnó por que ese proyecto fuera en su entidad. Hoy se rinden ante los integrantes de su grupo antagónico del Estado de México, tierra natal del presidente Enrique Peña Nieto.
Organizaciones sociales ya alzan la voz en contra de esta construcción. La actual administración tiene ya un frente abierto con la sociedad por las leyes secundarias en materia de telecomunicaciones y energética.
En ambas se exige información clara y beneficios para la sociedad.
Sin poner aún fin a este frente, el Gobierno Federal abre uno más.
La polémica apenas empieza.
México en una laguna… Texcoco, también
Los ciudadanos del Distrito Federal y su área conurbada sufren en carne propia el grave problema de agua que existe en la ciudad.
Desde el siglo 19 se agotaron prácticamente todas las zonas de agua superficiales del Valle de México y se inició la explotación de bombeo de pozos profundos.
La organización Ciudad Posible, que encabeza José Luis Luege Tamargo, exsecretario de Medio Ambiente, ha denunciado –mediante estudios– la grave situación en que se encuentran los pozos profundos.
En uno de los análisis se asegura que la extracción anual de la zona del Valle de la Ciudad de México es de mil 226 millones de metros cúbicos contra una recuperación en el mismo lapso de tiempo de 513 millones de metros cúbicos.
Esto significa que la extracción es 2.4 a 1 cuando la recomendación a nivel mundial es nunca rebasar una extracción del 40 por ciento sobre la capacidad de recarga de los acuíferos.
Actualmente se está extrayendo el 240 por ciento.
El Lago de Texcoco podría ser una opción para que a través de obras de ingeniería se pusiera un alto a la sobre explotación y se frenara el camino al desabastecimiento de la ciudad más grande del mundo.
Para poder establecer el aeropuerto en esa zona, se tendría que hacer una depredación de las diferentes clases de aves que existen, pues representan un constante peligro para la aviación en general.
Ese estudio hecho por Luege Tamargo y su equipo fue entregado al equipo de transición, y todo indica que fue ignorado.
Los hundimientos son otro factor importante.
Un paseo por el Centro Histórico de la Ciudad de México sirve para ver el impactante hundimiento de algunos de los edificios más impresionantes de esa zona.
La historia es por demás conocida. La Ciudad de México fue construida sobre un lago y esa es la razón de los hundimientos. El mismo riesgo correría el nuevo aeropuerto en el Lago de Texcoco.
La zona en la que se proyecta el nuevo aeropuerto es altamente inundable y propensa a hundimientos, pues recibe los escurrimientos de los ríos del lado oriente y poniente del Valle. También recibe agua de los ríos de La Compañía, Mixcoac, Churubusco y Los Remedios, de todos estos en su mayoría aguas negras.
¿Nueva terminal o aeropuerto?
La Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) no ha definido si su nuevo proyecto es una terminal más o un nuevo aeropuerto.
Por la distancia en la ubicación, los expertos en aeronáutica aseguran que tendrá que ser un nuevo aeródromo que sustituiría al actual AICM.
Lo que la actual administración ha desechado por completo es un proyecto que nació durante el sexenio de Vicente Fox: el Sistema Metropolitano de Aeropuertos (SMA).
Este plan contemplaba coordinar a los aeropuertos cercanos al área metropolitana del Distrito Federal para tener diferentes opciones como las hay en ciudades como Nueva York, Washington, París o Londres.
El SMA estaba integrado por los aeródromos de Cuernavaca, Distrito Federal, Puebla, Querétaro y Toluca. Sin embargo, a pesar de hubo inversión, jamás se echó a andar este plan.
Invertir en el SMA generaría desarrollo en cuatro diferentes estados y no solo en el Edomex, de donde son originarios el presidente de la República y el secretario de Comunicaciones y Transportes.
Al iniciar el sexenio de Enrique Peña Nieto, la SCT anunció la ampliación del aeropuerto de Toluca.
Gerardo Ruiz Esparza dijo incluso que el Viaducto podría ser una de las vías para realizar la interconexión entre el AICM y el aeropuerto de la capital del Estado de México.
Se negoció la adquisición de 300 hectáreas y el funcionario federal dijo al periódico El Universal que buscarían un adelanto del presupuesto federal 2014 para iniciar los trabajos. De pronto esa ampliación quedó en el olvido.
Durante la etapa de entrega-recepción del gobierno de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto se habló sobre la construcción del nuevo aeropuerto. Exfuncionarios que participaron en estas reuniones recuerdan que Federico Patiño, exdirector del Fondo Nacional de Infraestructura, fue nombrado el encargado de las finanzas para la magna obra.
Patiño habló en varias ocasiones en esos encuentros y dijo que se requeriría un presupuesto de al menos 8 mil millones de dólares de los cuales 2 mil millones serían exclusivamente para obras de ingeniería hidráulica por los problemas de hundimiento que representa el terreno.
El principal promotor de que el aeropuerto no se realizará en el Lago de Texcoco es hoy en encargado de que sí se realice.
El exgobernador de Hidalgo, Manuel Ángel Núñez Soto, compró terrenos durante su administración para que un nuevo aeropuerto fuera construido en Tizayuca, Hidalgo.
Fue un ferviente impulsor de su proyecto. Entregó al Gobierno Federal, en septiembre del 2001, planos arquitectónicos, la ubicación del inmueble y una justificación con las razones por las que Hidalgo estaba por encima de todas las demás entidades para una obra de ese calado.
En el documento “Aeropuerto Internacional de Tizayuca, Visión de Desarrollo Integral”, Núñez Soto –quien seguía los planes de su antecesor Jesús Murillo Karam- decía que era la oportunidad para Hidalgo ya que nunca antes se había favorecido al estado.
“El estado de Hidalgo, situado en el centro del país, ofrece más que ninguna otra entidad, la posibilidad de extender los beneficios del desarrollo a una vasta región que se caracteriza por haber sido, históricamente, una de las menos favorecidas dentro del ámbito nacional”, aseguraba en su propuesta.
El ahora promotor del aeropuerto en el Estado de México, presumió en la presentación de ese documento -del cual nunca se transparentó la inversión- que se realizaron numerosos estudios de expertos y todos coincidieron en que el lugar preciso debería de ser en Tizayuca.
“Un talentoso grupo de especialistas en desarrollo urbano, desarrollo social, medio ambiente, aeronáutica y conectividad terrestre, entre otras materias, determinó, después de realizar detallados estudios, que el sitio Tizayuca ofrece todas las condiciones necesarias para el establecimiento de un nuevo aeropuerto para el Valle de México y propiciará un desarrollo sin precedente, en un marco de orden y planeación para el crecimiento”.
El exmandatario estaba convencido y pasó la estafeta al hoy secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, quien también insistió en que fuera Hidalgo la sede cuando fue gobernador de la entidad.
De pronto algo cambió. Los hidalguenses sucumbieron.
Con el machete en alto
Las viejas rencillas se encienden.
El Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, integrado en su mayoría por habitantes del Municipio de Atenco, vuelve a la carga.
Cargan con el peso de un operativo de la Policía Federal ordenado por Enrique Peña Nieto cuando era gobernador del Estado de México. Y también llevan a cuestas el enfrentamiento que tuvieron con el primer gobierno panista que quiso construir un aeropuerto en sus poblados. En esa época cobraron fama por cargar el machete en la mano y tallarlo en el pavimento en señal de guerra.
“A los pueblos de la orilla del lago solo nos queda nuevamente decir un no a este megaproyecto de exterminio de nuestras comunidades y nuevamente enarbolar la bandera de la rebeldía para lo cual convocamos a la solidaridad de todos los pueblos de México y el mundo. Llamamos a todos los mexicanos conscientes a cerrar filar con nosotros, a hacer de nuestros pueblos una trinchera en la cual todos nos propongamos detener el avance de la bestia y su estela de despojo y represión”.
El Frente está convocando a realizar una serie de marchas, foros y protestas durante el mes de mayo para impedir el proyecto aeroportuario. Están convencidos de que en el 2001 vencieron al gobierno en su intento por despojarlos de sus tierras y llaman a todos los pueblos de México a volverlo a hacer.
“No olvidamos que en el 2001 los pueblos conformamos el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y dijimos un no rotundo al decreto expropiatorio que sepultaba a nuestros pueblos con la construcción del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, proyecto del sexenio foxista, negocio millonario de la mafia priista de Atlacomulco, de los panistas que a todo le pusieron precio y por supuesto, de los inversionistas nacionales y extranjeros que convierten a los pueblos en mercancías.
“Lo vencimos. La unidad de nuestros pueblos organizados y la solidaridad nacional e internacional, pudieron más que la soberbia y los recursos del poder: el decreto expropiatorio fue derogado, el proyecto aeroportuario fue derrotado y con ello, las ambiciones de un puñado se fueron abajo”.
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