FUENTE: PROCESO.
AUTOR: VERÓNICA ESPINOSA.
El “Compromiso cumplido” del ahora presidente Peña Nieto, como lo anuncia el letrero colocado en esta vialidad, costó 122 millones 949 mil pesos, y ni siquiera lo construyeron empresas locales, puesto que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes lo adjudicó a dos constructoras de Puebla, según consignó el portal informativo Zonafranca.
En la campaña, el entonces candidato presidencial priista ofreció a los guanajuatenses construir el libramiento ferroviario en Celaya; cuatro escuelas de educación media superior en las ciudades de Guanajuato, León, Irapuato y Acámbaro; la modernización de la carretera Silao-San Felipe, y el rescate del centro histórico de la capital.
Además, dos unidades deportivas para Acámbaro y Valle de Santiago; un hospital materno-infantil y una clínica del IMSS en Irapuato; un centro expositor textilero para los empresarios del ramo en Moroleón y Uriangato, así como la pavimentación del camino desde la mina de Valenciana al Cubilete.
Este último compromiso, se dijo en su momento, detonaría el turismo en aquella zona al conectar un circuito denominado “Pueblos del Misterio” con el monumento a Cristo Rey.
La vía es también conocida como “Ruta de la plata y de la fe”, y une a varios poblados de antigua bonanza minera.
A fines de agosto de 2013, el gobierno federal adjudicó, a través de la SCT, la pavimentación de los 16.6 kilómetros a las empresas Gardeko SA y Construcciones Perecar y Asociados SA, ambas de Puebla.
De acuerdo con la licitación pública nacional LO-009000959-N426-2013, ambas empresas tenían que iniciar los trabajos el 2 de septiembre de ese año, y debían concluirlos en un plazo de 121 días.
No obstante que se inició en el tiempo previsto, la obra no fue terminada sino hasta marzo de este año, cuando fue inaugurada por el titular de la SCT, Gerardo Ruiz Esparza, a mediados de ese mes.
Pero hoy, después de algunas lluvias, la carretera –con empedrado en algunos tramos y encarpetado en otros– ya presenta varias fallas: en algunos puntos a los costados se aprecian desgajamientos; hay registros abiertos, baches y grietas.
“Desde aquí se ve la ‘alberca’ que se forma en uno de los tramos”, dijo una vecina de la comunidad de Valenciana, a propósito del estado que presenta este camino, mismo que hasta antes del compromiso peñanietista era de terracería.
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