FUENTE: LA JORNADA DE ORIENTE.
AUTOR: Nuria Fernández.
La conferencia, con cita en el Salón Carlos Ávila del Centro de Cultura Casa Lamm, se integró con las exposiciones y discusión de expertos y habitantes de las comunidades que se están viendo afectadas por la construcción del gasoducto que atravesaría Morelos, Puebla y Tlaxcala, y las termoeléctricas de Huexca, también en Morelos, que forman parte de este proyecto.
Participaron como ponentes Ana Lillian Martin del Pozzo, Aurelio Fernández Fuentes y, como representantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Agua de Morelos, Puebla y Tlaxcala, la citada Selene Santamaría y Jaime Domínguez Pérez.
La doctora Ana Lillian Martin del Pozzo, investigadora del Instituto de Geofísica de la UNAM, explicó los peligros a los que se enfrentan las comunidades aledañas al Popocatépetl por tratarse de un volcán altamente peligroso, lo que está indicado en el mapa en las que denominan zona roja y naranja, que representan áreas de alto riesgo en caso de aumentar la actividad del volcán. “Lo peligroso no solamente es el gasoducto, sino también la instalación de diferentes tipos de infraestructura que se derivarían de él en una zona que es muy peligrosa”, explicó Martin del Pozzo.
Desde el año 97 se empezó a planear el gasoducto, fue el primer intento. Se acercaron a nosotros y todos coincidimos en que era una barbaridad. Nunca hablaban de la termoeléctrica hasta hace un par de años, ni de desarrollar zonas de expansión demográfica, donde evidentemente van a tener afectaciones por causa de una erupción, ni siquiera de una de las más grandes; esto es lo más preocupante, advirtió Aurelio Fernández, director del Centro Universitario para la Prevención de Desastres Regionales (Cupreder) de la Universidad Autónoma de Puebla.
Este proyecto ha vivido, desde sus inicios, la resistencia de los pueblos afectados y de los expertos en el tema que se han preocupado por sus repercusiones. “Una señora tenía una cuchara de mole” para defenderse de la policía, cuenta Jaime Domínguez, habitante de Jantetelco, Morelos, refiriéndose al momento en que, desesperados, los habitantes de Huexca se animaron y detuvieron por seis meses la instalación de las termoeléctricas. Para Jaime “lo más grave de todo es el rompimiento del tejido social que han generado con estos proyectos”.
Al finalizar las elecciones y resultar ganador Graco Ramírez, empiezan los proyectos y el ataque hacia las comunidades, narró el morelense, quien ya ha sido detenido dos veces y torturado en este proceso de lucha por defender su comunidad. El gasoducto, megaproyecto que corre a cargo en su parte política por los gobernadores Rafael Moreno Valle, de Puebla, y Graco Ramírez Abreu, de Morelos, pasará, según los trazos, por una gasolinera, una fábrica, casas habitación y por 48 puntos con vestigios arqueológicos, entre otras zonas, explicó Aurelio Fernández.
Uno de los problemas principales es que “tanto en la zona de Huexca como en otro puntos pretenden que se hagan ramales de distribución de gas natural para la industria y, seguramente también, para casas habitación; están propiciando la expansión urbana en esta zona de peligro”. El Cupreder, señaló, elaboró el Programa Ordenamiento Ecológico y por Riesgo que regula el uso del suelo en esta zona, y específicamente este tipo de proyectos.
Por su parte, Santamaría, del municipio de Nealtican, en Puebla, comentó que no solamente es la cuestión del peligro volcánico, sino que además en las comunidades se han desatado una serie de conflictos, que son bastante preocupantes en muchos sentidos, sobre todo para la gente que vive ahí.
Cuenta que el pueblo de Nealtican se enteró del proyecto del gasoducto hasta que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) llegó a sus casas a “pedirles permiso” para su construcción: “No se preocupen; es un tubo de gas para unas termoeléctricas, porque en Morelos hay una falta enorme de energía, hay mucha gente que no goza de la electricidad y, por lo tanto, ustedes deben compartir un poco para que a ellos les llegue la electricidad”, relató Selene.
Aurelio Fernández sostuvo que en México hay un exceso de capacidad de producción de energía eléctrica, pero casi 50 por ciento de la energía que se consume la están generando las particulares: Iberdrola, Endesa, Mitsubishi, etcétera, bajo el modelo de los antes llamados Pidiregas y ahora, Pies; “desde el punto de vista de la pertinencia del proyecto, nosotros decimos: es un proyecto inadmisible, no corresponde a las necesidades del país”, sostiene en representación del Cupreder.
Con intervenciones, aportaciones y propuestas del público para unirse a la lucha continuó lo que fue una calurosa y participativa conferencia. “Es el primer proyecto que veo sin firma”, aseguró en su participación la ingeniera y geóloga María Fernanda Campa, quien también se encontraba entre el público; añadió que responsabilizan a la Universidad de Tamaulipas, que le han cambiado el nombre varias veces al proyecto y que la traza no corresponde a la obra que llevan construida, además de que la afectación que significa el proyecto para las tierras tan fértiles de los estados involucrados. “Estamos frente a un Estado de colonialismo”, asegura.
“Es la brutalidad porfiriana, o peor”, opinó Aurelio Fernández, quien recordó que hay tres personas detenidas en Puebla, otras tantas con procesos abiertos y la semana pasada se libraron otras 10 órdenes de aprehensión; terminó su participación invitando a formar parte de la constitución de un comité por la libertad de los presos políticos y el cese a la persecución política a la que se enfrentan los involucrados.
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