FUENTE: REPORTE INDIGO.
AUTOR: JAVIER ESTRADA.
La guerra en la trinchera: Tricolores tratan de reconvertir la geografía política en dos distritos y de mantener uno de los más importantes. Son los ubicados en el norponiente de la ciudad, claves para la victoria panista en Monterrey en el 2012
La incidencia en estas demarcaciones, localizadas al poniente y norponiente de la capital regia, es prioritaria para el tricolor debido al peso electoral y a la importancia estratégica en la geografía política de la ciudad.
En estos territorios se concentró casi la mitad de los votos emitidos en toda la capital durante las elecciones a diputados locales en 2012.
La reacción del Gobierno estatal es crear una estructura al PRI para nulificar la presencia del PAN en estos distritos, considerados históricamente priistas, pero que en su mayoría fueron arrebatados por el albiazul en la anterior jornada electoral.
Reporte Indigo publicó esta semana que, para esta operación, la administración del gobernador Rodrigo Medina utiliza el Programa de Activación Social, conocido como PASO-Laboral, que implementa la Secretaría del Trabajo estatal.
El plan busca dar una “vuelta a la tortilla” a la intención del voto y reconfigurar estos sectores de Monterrey, municipio gobernado por la panista Margarita Arellanes, quien se perfila como aspirante a la candidatura por la Gubernatura en 2015.
El programa gubernamental, disfrazado de apoyo a la familia, tiene como prioridad reconvertir de azul a rojo los distritos 1 y 3, y de mantener para el tricolor el 2, donde hace dos años se registraron en total 241 mil 188 votos.
Esta cantidad computada en los últimos comicios para diputaciones locales representa un 45 por ciento de los sufragios emitidos en las demarcaciones que conforman la capital regia: una verdadera mina de oro para los partidos.
El bastión en el que tratan de mantener el comportamiento del voto, el distrito electoral 2, es el único de los ocho ubicados en Monterrey que el PRI ganó en 2012, con 27 mil 735 votos, frente a los 15 mil 90 obtenidos por el blanquiazul.
Este territorio es históricamente tricolor, pues en las elecciones de 2009 obtuvo 29 mil 479 sufragios, casi el doble de los que recibió el PAN, que alcanzó 14 mil 361.
En 2006, en esta demarcación el PRI también duplicó con sus 27 mil 907 votos la cantidad conseguida por el albiazul, que sumó 15 mil 705.
También es crítico el distrito electoral 1, que antes pertenecía al partido del gobernador Medina y que fue arrebatado por su oposición hace dos años.
Ahí, el PAN alcanzó en aquel entonces 47 mil 99 votos y quedó muy apenas por encima del tricolor, que obtuvo 43 mil 724.
Aunque fue una diferencia de tan sólo 3 mil 375 sufragios, la victoria fue un duro golpe al priismo local, ya que este territorio era considerado un bastión tricolor desde la última década.
Por ejemplo, en 2009, el PRI sumó ahí mismo una cifra de 52 mil 90 votos, es decir, 19 mil 538 más que los que recibió el PAN.
Y tres años atrás de esa jornada, consiguió 39 mil 863 sufragios, es decir, 9 mil 564 de diferencia en la cantidad alcanzada por el blanquiazul.
Por ello, PASO-Laboral arrancó en sectores que abarcan estas dos primeras jurisdicciones de Monterrey, como San Bernabé y La Alianza, donde el PRI busca mantener su liderazgo.
De la misma manera, el distrito electoral 3 es prioritario para el programa creado desde las oficinas del Gobierno del Estado.
Hace dos años, el tricolor perdió esta demarcación al obtener 22 mil 296 votos, contra los 28 mil 268 alcanzados por el PAN.
Con anterioridad la había conquistado en las elecciones de 2009, cuando se apoderó de 25 mil 979 votos, o sea, 2 mil 121 sufragios más a los conseguidos por el partido azul.
Sin embargo, este distrito no ha sido fácil de conseguir, porque en los comicios de 2006, el PRI lo perdió ante el PAN, cuando arrasó con 32 mil 216 sufragios, 9 mil 710 más que el tricolor.
En el resto de los territorios controlados actualmente por su oposición, el tricolor tendrá que planear una embestida con todas las baterías recargadas del aparato estatal, pues son frentes pintados de color azul.
La mayoría de estas demarcaciones han pertenecido desde hace más de diez años al PAN, hoy dirigido por José Alfredo Pérez Bernal.
Distritos como el cuarto, séptimo y octavo, son bastiones donde al PRI le costará mucho trabajo romper las defensas electorales.
En los comicios de 2012, el PAN consiguió en el distrito 4 un total de 32 mil 214 votos, una suma que superó por mucho a los 20 mil 225 que recibió el tricolor.
Mientras que en el distrito 7, el blanquiazul obtuvo 27 mil 646 sufragios, 14 mil 323 más que su adversario. Casi el doble.
En el distrito 8, por otro lado, los azules se apoderaron de 37 mil 804 votos, contra los 22 mil 683 que alcanzó el PRI.
Finalmente están las demarcaciones que el tricolor podría tomar con facilidad si nulifica la operación del PAN, porque fueron conquistadas con un margen menor.
En el distrito 5, el albiazul obtuvo en los últimos comicios 19 mil 182 votos, tan sólo 898 más que el PRI.
De la misma forma, en el sexto distrito, el PAN consiguió 18 mil 897 sufragios, que representan únicamente mil 609 más que los contabilizados a favor de los priistas.
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