FUENTE: ANIMAL POLÍTICO.
AUTOR: Jessica Zarkin.
En las oficinas presidenciales, la brecha entre hombres y mujeres es más amplia que entre el sector formal de todo el país.
Lo anterior implica que de cada 10 pesos que se destinan al pago de salarios en Los Pinos, sólo tres terminan en el bolsillo de una mujer. Esto se explica por dos razones. En primer lugar, hay menos mujeres que hombres trabajando en las oficinas presidenciales, 192 mujeres frente a 292 hombres. En segundo lugar, porque hay muchas menos mujeres en puestos de alta responsabilidad que hombres, apenas siete de los 54 puestos directivos que hay en esa dependencia del Ejecutivo.
Mal de muchos…
La inequidad laboral en el equipo de Enrique Peña Nieto no sólo refleja la observada en todo el país. Si analizamos el primer trimestre del 2014 de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) para quienes se encuentran empleados en el sector formal y con ingresos mínimos de 13 mil 825 pesos mensuales, que es el ingreso más bajo en Presidencia, es posible ver que 29.3% de las personas en ese rango son mujeres; ahí Los Pinos muestra un porcentaje más alto, con 39.6%. Las mujeres que están en ese rango de ingreso y en el sector formal del país, ganan 93 centavos por cada peso de un hombre: 20 mil 611 pesos contra 22 mil 087. Muy por encima de los 65 centavos que una mujer gana en Presidencia por cada peso de un hombre.
De hecho, como en Presidencia, de acuerdo a los mismos datos de la ENOE, entre quienes traban en el sector público federal formalmente, 39.6% son mujeres, cifra casi idéntica a Los Pinos; pero a diferencia de Presidencia, las mujeres ganan 76 centavos por cada peso de un hombre. Así, en las oficinas presidenciales, la brecha entre hombres y mujeres es más amplia que entre el sector formal de todo el país en el mismo rango de ingresos y entre quienes trabajan en el sector público federal.
Mujeres educadas… y mal pagadas
En la Oficina de la Presidencia hay menos mujeres que hombres trabajando. Además, hay aún menos mujeres en puestos de ingresos altos y ganan menos que su pares hombres. Lo anterior no se debe a que ellas tengan menor escolaridad que los hombres.
Al respecto, la oficina del vocero de la presidencia señaló que la demografía laboral en México “refleja condiciones de desigualdad entre hombres y mujeres, y detalla que, según el estudio Women in Senior Management 2013, hecho por la consultora estadounidense Gran Thorton, 23% de las posiciones de mando en las empresas mexicanas está en manos de mujeres.
Sin embargo, el vocero afirma que en el caso de la oficina de la presidencia, la proporción de mujeres en posiciones directivas es mayor, pues 27 % de las posiciones de dirección son ocupadas por mujeres. Las mujeres aún con un nivel de estudios elevado, ganan menos que un hombre. Por ejemplo, una mujer con maestría recibe, en promedio, 54 mil 059 pesos al mes, mientras que un hombre con el mismo nivel de escolaridad, 70 mil 507 pesos. Una diferencia de 16 mil 447 pesos.
A nivel licenciatura la diferencia aumenta. Ellos ganan 50 mil 638 pesos, y ellas, 30 mil 401 pesos al mes. La brecha aquí crece a 20 mil pesos mensuales.
Incluso, en la nómina presidencial, hay un hombre que con sólo el bachillerato terminado, ocupa el mismo puesto que una mujer con maestría, y además él gana más que ella.
Es el caso de Alejandro Ortega Velásquez quien es jefe de departamento y tiene un sueldo de 15 mil 701.76 pesos mensuales. Mientras que Karla Malinka y Paloma Rodríguez, también jefas de departamento, mensualmente reciben 13 mil 825 pesos. Son mil 876 pesos más para él que para ellas, aunque Alejandro sólo tiene bachillerato terminado, mientras que Karla y Paloma tienen una maestría, la primera de la Universidaddel Valle de Toluca y la segunda del Chicago-Kent College of Law.
Al respecto, la oficina de presidencia señaló que la remuneración se asocia al nivel de responsabilidad de cada función y a las competencias (experiencia laboral, nivel de estudios, habilidades) que se requieren para desarrollar las tareas requeridas.
“El tabulador de funcionarios de la Oficina de la Presidencia está conformado por 10 puestos y 48 niveles salariales, lo que permite administrar los salarios conforme a las variables antes señaladas: responsabilidad de la función y competencias requeridas para desempeñarla. Con ello, las personas con nivel de responsabilidad similar, ocupan el mismo nivel salarial sin importar su género. “Del mismo modo, funcionarios con mayor nivel de responsabilidad, ocupan posiciones con mayor remuneración. Por ejemplo, las tres mujeres que ocupan plazas como directoras de área en con el nivel salarial más alto (clave presupuestal MC3) ganan más que 51 hombres que también tienen puesto de directores de área en niveles salariales menores (claves presupuestales MA1, MA2, MA3, MB1, MB2, MC1 Y MC2)”.
En este punto la oficina de la presidencia refiere que “también se dan casos a la invers”a. Por ejemplo, Marcela Romero Tapia, licenciada en Sistemas y Erica Márquez Warnke, licenciada en Contaduría, ocupan plazas como directoras de área, nivel MC3, con remuneración neta de 68 mil 046. El sueldo de ambas es 15.7% superior al de Carlos Rubí, director de área nivel MC2, con sueldo neto de 57 mil 340.26; y más del doble del de Rodolfo Maruri, subdirector de área nivel NC2, con sueldo neto de 30 mil 803. Carlos cuenta con maestría en Gestión Pública y Rodolfo es maestro en Derecho Procesal”.
El club de las 7
Son pocas las mujeres que ocupan puestos de director general o superior en Los Pinos. De un total de 54 puestos de ese nivel, sólo siete son ocupados por mujeres. Incluso a ese nivel las percepciones son desiguales: por cada peso destinado a los hombres cercanos al Presidente, ellas ganan 94 centavos.
Alejandra Lagunes es la mujer con el puesto más elevado con un cargo similar al de un subsecretario de Estado. Ella y otras de las tres mujeres con puestos directivos tienen algo en común: ya conocían a EPN.
Lagunes ya figuraba durante el sexenio de Ernesto Zedillo como jefa de Departamento en la Oficina de Prensa y coordinó la campaña en internet del ahora gobernador del Estado de México Eruviel Ávila. Durante la campaña presidencial de EPN fue coordinadora de Estrategia Digital y Redes Sociales.
Por su parte, Teresa de Jesús Morales Moguel, fue secretaría privada de Peña Nieto cuando fue gobernador mexiquense; Marcela Rivero Weber fue directora general de comunicación regional; y María Margarita Neyra González, directora general de mercadotecnia en el Estado de México.
Le siguen Jorgina Gaxiola Lezama, quien ya no trabaja en Presidencia, pero todavía aparece en el portal de Transparencia, quien fue consultora de Gabinete de Comunicación Estratégica, y que fue sustituida por un hombre. Finalmente, Lluvia Neyiveth Rizo Hernández, a quien EPN agradeció por su labor de investigadora en materia de derecho internacional en su libro “México. La granesperanza”, fue subdirectora delIFAI.
En casa del herrero…
El pasado 30 de mayo, Enrique Peña Nieto presentó el Programa Nacional para la Igualdad de Oportunidades y no discriminación contra las Mujeres. En aquella ocasión afirmó que es inconcebible “aspirar a llevar a México hacia su máximo potencial cuando más de la mitad de su población se enfrenta a brechas de género en todos los ámbitos”. La iniciativa bien podría empezar por la oficina presidencial.
La oficina del vocero de la presidencia explicó que una evidencia de los esfuerzos que se realizan para propiciar condiciones laborales de equidad entre hombres y mujeres es que el 11 de octubre de 2013, la dependencia fue certificada “por llevar a cabo prácticas laborales que respetan la igualdad laboral y la no discriminación, conforme a la norma NMX –R-025-SCFI 2012. El documento, otorgado por el Instituto Mexicano de Normalización y Certificación A tiene una vigencia de cuatro años”.
Dicha norma aseguró evalúa las condiciones laborales en cinco ejes:
1. Igualdad y no discriminación en los principios y documentos rectores de la organización, en los procesos de reclutamiento y selección de personal, en las oportunidades de ascenso, en los salarios, incentivos y compensaciones por trabajos de igual valor, así como en la permanencia en el trabajo.
2. Previsión Social y acceso a la capacitación y actividades de formación con igualdad de oportunidades, así como prácticas que favorezcan la conciliación de la vida laboral, familiar y personal.
3. Clima laboral libre de discriminación y de violencia laboral.
4. Accesibilidad y ergonomía para personas con discapacidad, personas adultas mayores y mujeres embarazadas o en periodo de lactancia.
5. Libertad sindical. Misma que no aplica a la oficina de la Presidencia.
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