FUENTE: REVOLUCIÓN 3.0
AUTOR: ALVARO CEPEDA NERI.
(28 de julio, 2014).- Es cierto que no hay político que no aproveche las oportunidades, pero de esto a ser oportunista hay un océano de por medio. Y más cuando se cambia de “chaqueta”.
Y no porque no se deba mudar de ideología, como el caso de la señora Rosario Robles Berlanga, todavía secretaria de Sedesol dueña del multimillonario presupuesto de gastos para la cruzada contra el hambre –según dice–, para sacar de esa tragedia a once millones de los 53 millones de mexicanos que mueren de hambre.
Esta ex perredista dejó a su paso por la jefatura del Distrito Federal las huellas imborrables de la corrupción a favor suyo y de su amante argentino Carlos Ahumada, para luego despotricar contra López Obrador y hacer méritos que la acercaron a Peña, quien le dio asilo cuando gobernó autoritaria y represivamente al Estado de México.
La hizo su asesora para conocer las debilidades del PRD, que aprovechó para, con el apoyo de Televisa a cambio de millones de pesos por publicidad, iniciar cinco años antes su campaña para agandallarse la candidatura presidencial priista.
II.- Ya en el cargo, premió a la Robles con Sedesol, desde donde opera electoralmente para la causa de Videgaray por órdenes de Peña. Y van dos o tres de sus incondicionales pillados en esa labor para las elecciones del 2015, cuando el peñismo estará a prueba en las urnas; ayudado por Soriana, Monex, Televisa y los desgobernadores que aspiren a ser candidatos presidenciales por el PAN, el Verde, Panal y dos de los tres nuevos partidos, como el religioso: Encuentro Social. En una entrevista que aparece en la revista Contenido (julio/14) la peñista bautizada por el inquilino de Los Pinos y confirmada por César Camacho en una ceremonia priísta, que le dio su entrada triunfal, responde al cuestionamiento: “Claro que sí, sigo siendo de izquierda”, a la mejor porque es zurda como Peña, pues ella nunca fue militante convencida, aunque sí proclive al centro-derecha.
III.- Como la violencia sangrienta que impera en el país, el hambre es un problema que se resuelve con comedores para los 53 millones; empleo para al menos la mitad de los entre 70 y 80 millones que navegan en la informalidad. Y atención médica de verdad y no con centros de salud sin medicinas. La economista Robles asegura que nunca ha renegado de su amor por la política, y está protegida por el nefasto CSG, quien le regaló una “banda presidencial” que se pone para soñar que Peña la promueve, cuando los rumores son que se irá como candidata a senadora por el Verde, sucursal del priismo y agencia de colocaciones de la “telebancada”. De izquierda dentro de la derecha, la Robles que censuró a las familias indígenas por la cantidad de hijos que tienen (“la familia pequeña vive mejor”), y que cambia comida por votos para la causa peñista, dice ser la “primera mujer que gobernó el Distrito Federal”. Pero fue la primera que llevó la corrupción por su “pasión” (de la que dice estar arrepentida) con el ladrón argentino Ahumada; y culpa al cambio de dirección del aire de haber brincado de bando. No es de izquierda, pero sí izquierdista que tira al monte derechizante.
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