lunes, 28 de julio de 2014

Pasivos laborales, tarro de miel que sindicato usó y todos pagaremos; saqueo es evidente

FUENTE: ARISTEGUI NOTICIAS.
AUTOR: REDACCIÓN.

¿Dónde están los beneficios de la privatización del sector en los primeros años del siglo XX, antes de la expropiación?, pregunta Lorenzo Meyer. Denise Dresser y Lorenzo Meyer apuntan contra el sindicato de petroleros y la corrupción.

Denise Dresser, Sergio Aguayo y Lorenzo Meyer cuestionaron el pago de pasivos laborales de Pemex y CFE, luego de décadas de despilfarro y corrupción en el sector, principalmente en el sindicato petrolero.

En la Mesa Política de MVS, la politóloga señaló que la energética es una reforma radical pero que no resuelve los problemas de fondo, que tienen que ver con cómo se gasta el dinero de Pemex, cómo se dejó engordar el pasivo laboral, y la discrecionalidad en el manejo de los recursos.

Mencionó que aunque se diga que la empresa era de todos los mexicanos, en realidad siempre fue de los contratistas, el gobierno y el sindicato, que opera “no con base en productividad sino en consanguinidad”.



Señaló que Pemex se maneja como si fuera de los petroleros; “el sindicato usó ese tarro de miel y ahora nosotros tenemos que pagar el precio por eso”.

Con el pago de pasivos, se confirma la privatización de ganancias y socialización de las pérdidas, indicó.

Comentó que se abre la interrogante de si esta reforma realmente va a aliviar lo que ha sucedido en 3 décadas con Pemex, que le dio al dinero al gobierno, a gobernadores, a los partidos políticos, a los candidatos y a Carlos Romero Deschamps.

Recordó el llamado Pemexgate, que el PAN y PRI decidieron no perseguir por no pelearse con el sindicato, y significó unos 500 millones de pesos.

Consideró que con la reforma energética se seguirá “engordando la burocracia política”, mientras los problemas no se resuelven.

Respecto a la modificación del contrato colectivo, Dresser dijo que eso debió haber ocurrido desde hace tiempo, pues gozan de “muchos privilegios” los trabajadores, como el derecho de transferir la plaza laboral en el momento del retiro.

Denise subrayó que los mexicanos merecen una explicación en torno a cada peso que se ha usado en Pemex y más ahora que se asumirán repentinamente los pasivos laborales.
Por su parte, Sergio Aguayo aseveró que el saqueo es evidente, cínico, público, se regula y se permite.

Retrotajo lo que se decía en el sexenio de Carlos Salinas sobre las privatizaciones: había un cierto pudor de parte de quienes privatizaban, decían que iban a ser benéficas para la sociedad mexicana.

“Lo que vemos ahora no tiene precedentes en el grado de cinismo, por donde veamos brotan indicios de corrupción”, abundó.

Y estimó que ahora continuará el festín de corrupción.

“Es viable pronosticar que la reforma energética servirá para alimentar hoguera de corrupción”, dijo. “No se ve por dónde esta reforma que seguramente aprobará esta semana el PAN, PRI, Verde y Nueva Alianza, mejorará en algo la terrible desigualdad en el ingreso de los mexicanos“, agregó.

No obstante, celebró que la ciudadanía mexicana tiene más conciencia política, aunque lamentó que participe poco.

A su vez, Lorenzo Meyer sostuvo que con la reforma se convierte en riqueza privada una riqueza pública.

Recordó lo que pasó antes, cuando estaban empresas extranjeras en el país, entre 1910 y 1938, cuando se “va para arriba la producción de petróleo”.

Sin embargo, el petróleo se fue básicamente a mercados extranjeros; ¿qué nos dejó? “No recuerdo nada importante, se quedó en salarios, no empleaba a muchos mexicanos, la maquinaria y todo lo que requerían lo importaban”.

“¿Dónde está la magia del petróleo privatizado convertido en algo positivo para México?”, cuestionó.

Y preguntó cuántas veces han prometido que, ahora sí, habrá desarrollo en el país en país.

“Esa idea de vendernos la privatización de lo que es público como la gran llave del desarrollo, yo simplemente les pido vean lo que pasó en el pasado, veamos esto como un esfuerzo consciente de un gobierno de introducir nuevos actores a la economía mexicana”, señaló el historiador.

“El petróleo puede ser la riqueza que pague esta nueva alianza e introducción de actores, entre el gobierno y capitales privados poderosísimos”, abundó.

“Una vez que entren, a ver quien los saca“, advirtió.


Además, preguntó porqué si la corrupción es el principal problema, no se emprendió una “guerra” contra ella, sino que optó por administrarla. Refirió que no se decidió ir contra la corrupción, pues le conviene a quienes tienen el poder.

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