FUENTE: PROCESO.
AUTOR: JUAN CARLOS CRUZ VARGAS.
Es más, según el secretario general del organismo, José Ángel Gurría, “las reformas permitirán cambiar de órbita en México, hacia un nivel superior de crecimiento que permita esa convergencia en los años que vienen”.
En otras palabras, dentro de 36 años México tendrá niveles similares a los de los países desarrollados, pues “ya está tomando medidas” para revertir la situación económica que viven otros países en condiciones similares a las nuestras.
La OCDE señaló que, al igual que otros países emergentes, el nivel de crecimiento del Producto Interno Bruto de México, entre 2000 y 2012, proyectó una tendencia que dificultaba que su renta per cápita igualara en 2050 el promedio de los 38 países miembros de la OCDE.
Sin embargo, el ánimo reformista del gobierno de Enrique Peña Nieto dio una oportunidad para que el país igualara, en el largo plazo, las condiciones de las naciones desarrolladas.
En el 2013, el PIB per cápita del país fue de apenas de 10 mil 307 dólares, mientras que el promedio de los países integrantes de la OCDE ascendió a 37 mil 521 dólares. Si las reformas marchan viento en popa, México podría alcanzar niveles de renta per cápita similares a los del otrora llamado “Club de los ricos”.
Gurría enfatizó a la agencia Notimex que “no es una cuestión de optimismo o de pesimismo, es una cuestión objetiva. Por las reformas específicamente la tendencia va a cambiar”.
“Lo que está pasando en México es precisamente la solución. Que es tomar medidas y hacer reformas para revertir esa tendencia y que sea posible la convergencia con los niveles de vida de los países que están mejor”, explicó el exsecretario de Hacienda durante el gobierno de Ernesto Zedillo.
Aún más, Gurría aseguró que se trata de “reformas que tienen un impacto transgeneracional”, por lo que en unos 40 años México estaría ingresando en las “grandes ligas”, justo cuando la tendencia del comportamiento de los países desarrollados sea hacia la desaceleración ante el crecimiento exponencial de China e India, que naciones que están modificando el tablero económico mundial.
Cambio en la configuración global
El fenómeno, según el documento Retos de las políticas para los siguientes 50 años elaborado por la OCDE es el siguiente:
Los avances técnicos pueden aumentar la demanda de obreros altamente calificados. Sin un cambio en las políticas, los países miembros de la OCDE enfrentarían un incremento aún mayor en la desigualdad de ingresos hacia el 2060, acercándoles al nivel que se puede ver actualmente en Estados Unidos.
Esas desigualdades en aumento amenazan el crecimiento, sobre todo al obstaculizar las oportunidades económicas.
En el escenario del organismo internacional, la reducción en las diferencias de ingresos entre las economías avanzadas y emergentes reducirá los incentivos para la migración económica hacia los países más desarrollados.
“Una caída en la inmigración aumentará las presiones demográficas ocasionadas por las poblaciones que envejecen. Esta doble presión podría reducir la mano de obra en comparación con el punto de referencia de las tendencias actuales en 20% en Estados Unidos y 15% en la zona europea para el año 2060”, adelantó el estudio.
El reporte también apunta hacia patrones cambiantes de especialización de comercio e industrial.
De hecho, la OCDE advirtió que la participación en el comercio con y entre las economías emergentes aumentará “de manera dramática”.
“La actualización tecnológica y mejores habilidades ayudarán a las economías emergentes a desarrollar actividades de manufactura y servicios con un alto valor agregado”, puntualizó.
En duda, alcance de las reformas
No obstante, el lento crecimiento que han tenido las economías en desarrollo en los últimos años, frenan la posibilidad de alcanzar niveles de PIB per cápita parecidos a los desarrollados. Sólo México, con sus reformas, lo podría hacer, según el organismo.
Pero quienes no están muy convencidos son los especialistas del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), quienes señalaron en su más reciente reporte semanal que, “además de las reformas estructurales y sus leyes secundarias, es fundamental considerar desde ahora una política industrial que fomente decididamente el contenido nacional de las exportaciones del país. No podemos seguir exportando importaciones como hasta ahora se ha hecho”.
Además, recalcaron que “pensar en un mejor desempeño de la economía en el corto plazo, más allá de lo que representa sólo un comportamiento inercial, debe estar relacionado con medidas concretas que estimulen los factores sobre los que el país puede tener el control, es decir aquellos que tienen relación directa con el mercado interno”.
En el mismo tono, el director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico, José Luis de la Cruz, aclaró que todo depende de la implementación de las reformas.
Entrevistado por Apro, el investigador aclaró:
“Los efectos de las reformas de mediano y largo plazo, sin que esto implique que sean los efectos que se están esperando, los efectos de una reforma educativa, los efectos de una reforma energética, por la naturaleza de construcción de la reforma energética, por la naturaleza del sistema educativo, implican años que, si se hacen bien, obviamente tendrán buenos resultados, en caso contrario, no se alcanzarán los resultados esperados”.
Enseguida agregó que lo anterior es sólo una parte, ya que se está reconociendo que “en el corto plazo tenemos que hacer otras cosas más allá de las reformas para la reactivación del mercado interno”.
La misma clase empresarial del país lo reconoció a principios de 2014, cuando advirtió que “las reformas por sí mismas no son la solución definitiva, sino la precondición para lograr ese propósito. Son sólo la plataforma desde la cual nosotros tenemos que despuntar y crecer como país”.
En enero, la Coparmex sentenció que para elevar la productividad es necesario armonizar un conjunto de elementos, como la innovación –mediante el aprovechamiento de nuevas tecnologías—, crear encadenamientos productivos y generar economías de escala, a través de una mejor coordinación en los tres órdenes de gobierno a fin de impulsar regiones altamente productivas.
Mientras eso sucede, la OCDE vio la oportunidad para México de “cambiar de órbita”, en esa donde los países desarrollados giran… y crecen.
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