FUENTE: PROCESO.
AUTOR: ÁLVARO DELGADO.
MEXICO, D.F. (apro).- En la élite del poder de México –ese amasijo de políticos, empresarios y sus amanuenses cuya ideología es la simulación y la usura– no hay límite para el abuso con el dinero público, que engorda cuentas privadas, escamotea recursos para los pobres y financia hasta francachelas con alcohol, droga y prostitutas.
Este lunes 11, justo cuando Enrique Peña promulgó las leyes que entregan los recursos energéticos a los extranjeros –pese al repudio de la mayoría de los mexicanos–, se difundió un video de una fiesta con alcohol y sexoservidoras encabezada por los diputados federales Luis Alberto Villarreal y Jorge Villalobos, lugartenientes de Gustavo Madero, presidente del PAN.
El tema es de inobjetable interés público: Y no lo es por la doble moral de los panistas –que son ya amorales en todo–, sino por el fomento de la prostitución y sobre todo por el uso de dinero público para este fin y otros estrictamente personales de los asistentes a la encerrona en Puerto Vallarta.
Conforme a la información de Reporte Índigo, el pachangón panista se celebró, en el contexto de los trabajos del grupo parlamentario del PAN, en Villa Balboa, una fastuosa residencia a la que llegaron numerosas mujeres que trabajan en burdeles de lujo, que eventualmente brindaron también servicio sexual a un grupo de panistas.
Los asistentes no son militantes ordinarios, sino de la cúpula nacional del PAN: Además de Villarreal y Villalobos, asistió Martín López Cisneros, diputado por Nuevo León e integrante del Comité de Administración del Poder Legislativo, involucrados los tres en el escándalo de corrupción conocido como los “moches”, solapado por Madero.
Otro de los asistentes fue Alejandro Zapata Perogordo, incondicional también de Madero y miembro del Consejo Rector del Pacto por México, y uno más es José Alfredo Labastida Cuadra, secretario técnico del Grupo Parlamentario, que se aprecia sudoroso y con la camisa abierta al regresar de una habitación en compañía de dos mujeres.
Villarreal, quien ya no asistió a la promulgación de la reforma energética en Palacio Nacional, no pudo desmentir la información, aunque pretendió minimizar el escándalo. “Efectivamente fue una reunión privada en horario no laboral. Dicha reunión no tiene relación con el GPPAN ni su plenaria”.
No dispongo de pruebas documentales para afirmarlo, pero se puede presumir que la fiesta, incluidas la música, los alimentos, el alcohol y los servicios de acompañamiento de mujeres y/o sexuales se pagaron con recursos de los mexicanos, los que todos los grupos parlamentarios reciben para usarlos en los que les dé la gana, sin rendir cuentas a nadie.
Y es que más obsceno que los chistes y juegos de palabras de los diputados panistas en el pachangón de Vallarta –como el referido a la permanencia del amor (“dura lo que dura dura”)– es el abuso de los congresistas del dinero público: Si de por sí tienen un sueldo de lujo, de más de 150 mil pesos mensuales, se han dado bonos extraordinarios por aprobar las reformas “estructurales” sin siquiera leerlas.
La reportera Jesusa Cervantes reveló en Proceso, desde el 27 de julio, los escandalosos bonos especiales que por 359 millones de pesos recibieron todas las bancadas. La del Movimiento Ciudadano, que coordina Ricardo Monreal, devolvió los recursos que le fueron depositados.
Aunque hubo legisladores que aseguraron no haber recibido dinero extra, lo cierto es que se trata de recursos de uso discrecional de cada coordinador y sólo se entregan cuentas a un comité integrado por diputados de los propios grupos parlamentarios, quienes se solapan recíprocamente.
Una vez más, Jesusa adelantó en la edición de la revista de esta semana que los principales partidos pretenden autorizarse un bono extra para 2015 de un millón de pesos cada uno de sus diputados sólo por trabajar nueve meses.
Esto significa que, además de los 150 mil pesos que recibirán de enero a agosto –cuando termina la legislatura actual–, los diputados cobrarían otros 111 mil pesos mensuales, sin contar el aguinaldo equivalente a 40 días de salario y, también, lo ahorrado durante los tres años de la legislatura.
Se trata de otra bofetada a los mexicanos y es otro rasgo del régimen corrupto y corruptor vigente. Ahora, además de sus fabulosos ingresos formales, hay que pagarles a los diputados borracheras y hasta servicios sexuales. Es la podredumbre del sistema…
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