AUTOR: J. JESÚS LEMUS.
A pesar de que en el discurso las autodefensas ya están desmovilizadas, en la realidad los civiles armados siguen en pie de lucha, ahora, de la mano de la autoridad.
IMAGEN TOMADA DEL SITIO DE REPORTE INDIGO |
Los civiles armados, acompañados por elementos de la Policía Estatal de Michoacán, tienen bajo su control la seguridad de la capital de esta entidad sin que hasta el momento el gobernador Salvador Jara haya marcado alguna postura.
Tampoco el comisionado federal, Alfredo Castillo, ha salido a explicar cuál es la razón por la que grupos de civiles, equipados con armas de grueso calibre, circulan por la capital del estado.
El ingreso de los grupos de autodefensas a Morelia es el resultado de un acuerdo de avance de los civiles armados con las Fuerzas Federales que se encargan de la seguridad en la entidad, afirman algunas versiones al interior de la Fuerza Rural Estatal.
De acuerdo a versiones extraoficiales, la presencia de los civiles armados a la capital del estado –igual que en todas las zonas urbanas de los municipios en donde no se habían registrado movilizaciones– comenzó desde la última semana de agosto como parte al combate frontal a las células del crimen organizado.
Fue el padre Gregorio López Jerónimo, párroco de Apatzingán, quien públicamente denunció que la mayoría de los integrantes de las células criminales que se habían desmembrado en las zonas de Tierra Caliente, Costa y Sierra Nahua, se habían refugiado en las localidades urbanas, principalmente en Morelia, razón a la que se le atribuyó el crecimiento en el índice delictivo en esa localidad.
Trascendió que fue la denuncia del párroco la que motivó a un acuerdo entre Castillo y los representantes de los grupos de autodefensas para que se hiciera “una incursión discreta y acompañada” a la zona de Morelia, en donde se han arreciado las ejecuciones.
Aumentan confrontaciones y homicidios
La confrontación de autodefensas y policías estatales contra células criminales ha hecho que el índice de homicidios se eleve un 30 por ciento, de acuerdo a las cifras dadas a conocer por el senador Salvador Vega Casillas.
El panista ha insistido públicamente en que se debe replantear la estrategia de seguridad que lleva a cabo en la entidad el comisionado Alfredo Castillo.
Las volantas de vigilancia que hacen en las zonas urbanas los grupos armados sin identificar han generado diversas reacciones de la población. Se percibe el temor y las denuncias en redes sociales son constantes, pero ni así, el gobernador del estado ha salido a explicar la situación que prevalece.
La entrada de los grupos de autodefensa a la zona urbana de Morelia fue el tema que tensó la relación al punto de quiebra entre el fundador de la resistencia contra el crimen organizado, José Manuel Mireles, y el comisionado federal Alfredo Castillo. Mireles anunció el ingreso de autodefensas a la capital de Morelia en tres ocasiones. La postura del comisionado fue negar esa posibilidad.
Dos Policías, un objetivo: ‘La Tuta’
Fuentes consultadas al interior de algunos grupos de resistencia civil que se mantienen en pie de lucha en la zona de la costa Michoacana, afirmaron que en Morelia han ingresado al menos unos 120 civiles armados que están haciendo la función de localización a Los Caballeros Templarios que salieron de la zona de Apatzingán.
“Los que entraron a las Morelias son muchos de los autodefensas a los que no se les ha autorizado su ingreso a la Fuerza Rural por tener antecedentes penales o porque no pasaron los exámenes de confianza”, dijo a Reporte Indigo una fuente que pidió no ser identificada.
Esos exautodefensas están trabajando a la orden de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado, aseguró el informate.
Los civiles armados que patrullan Morelia hacen labor de inteligencia “para ubicar a Los Caballeros Templarios que se fueron a refugiar a las ciudades, después de haberlos hecho huir de la Tierra Caliente”.
La mayoría de autodefensas que ya patrullan las calles de la capital del estado de Michoacán son parte de los grupos que están bajo las órdenes de los hoy comandantes de la Fuerza Rural Estanislao Beltrán Torres, Hipólito Mora, Luis Antonio Torres y Alberto Gutiérrez. Todos ellos de plena confianza del comisionado federal.
El miércoles, el Gobierno Federal también informó sobre una nueva etapa del operativo para combatir el crimen organizado y reforzar la búsqueda de Servando Gómez Martínez, “La Tuta”.
La Comisión Nacional de Seguridad desplegó 300 miembros de la Gendarmería Nacional, en Felipe Carrillo Puerto, La Ruana, en donde Mora es el líder de la Fuerza Rural.
“Estamos muy contentos con la presencia de la Gendarmería y junto con el pueblo los vamos a apoyar en todas sus acciones contra los criminales, sea quien sea”, comentó Mora a Excelsior.
Un trato que no se cumple
Desde el pasado 27 de febrero, cuando el comisionado Alfredo Castillo se reunió con el consejo de autodefensas que aún era liderado por José Manuel Mireles, se estableció como acuerdo minutado que los grupos de civiles armados no entrarían a la capital del estado.
Todavía en junio de este año, el comisionado aseguró públicamente que no se permitiría el ingreso de personas armadas, en calidad de autodefensa, a patrullar las zonas urbanas de los principales municipios.
También los empresarios respaldaron esa decisión.
El líder de los afiliados a la Coparmex, Adrián Huerta Leal, demandó incluso que el Gobierno Federal y el estatal no pactaran con los civiles armados.
Exigió que no se les permitiera el paso a los rebeldes, al considerar que las instituciones oficiales podrían seguir brindando seguridad, ante el incremento en los índices de violencia y delitos del fuero común.
También el alcalde de Morelia, el priista Wilfrido Lázaro Medina, insistió en que la presencia de civiles armados no se permitiría en Morelia.
Aseguró que las instituciones de seguridad en la capital del estado funcionaban cabalmente, lo que hacía que no fuera necesaria la presencia de esos grupos armados para contener los índices delictivos.
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