La situación en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos es crítica: Hace un año y medio un estudio del ITAM encontró que dicho órgano se “autolimitaba” en el cumplimiento de sus funciones. Hoy, ese documento sigue vigente y buena parte de la responsabilidad la tienen las “ambiciones políticas” del ómbudsman nacional, Raúl Plascencia, afirma el coautor de ese análisis. Plascencia, quien ahora busca la reelección, se ha mostrado sistemáticamente débil ante Enrique Peña Nieto, además de que dicha instancia sólo resuelve una de cada cien quejas, rehúye el trabajo y suele proteger a los acusados. “Los afectados han tenido que defenderse de la CNDH”, concluye el investigador Miguel Sarre.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- En enero de 2013 un estudio realizado por el Programa Atalaya del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) que pretendía explicar algunas fallas en la actuación de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos concluyó: “La razón de que las quejas se tramiten mal, de que consecuentemente las recomendaciones a menudo sean deficientes y de que la CNDH se autolimite en el cumplimiento de su mandato y no ejerza o subejerza muchas de sus funciones (…) no obedece a una falta de autonomía, sino a sus convicciones propias y, más específicamente, de su titular y de los visitadores generales”.
Realizado por los investigadores Margarita Labarca y Miguel Sarre Iguíniz, el informe titulado La CNDH ante la alternancia política y la reforma constitucional en materia de derechos humanos y el persistente abuso de la fuerza pública mantiene su vigencia, a decir de Sarre, en momentos en los cuales Raúl Plascencia Villanueva busca su reelección al frente del organismo.
En entrevista, el investigador y catedrático de derecho del ITAM sostiene que el estudio realizado el año pasado buscó ofrecer herramientas a los senadores para evaluar el trabajo del ómbudsman. Se pretendió “demostrar que la autonomía constitucional no es un cheque en blanco ni un acto de confianza. La CNDH no está exenta de controles de confianza”.
Sarre –miembro del Subcomité para la Prevención de la Tortura de la ONU y miembro fundador del Programa Atalaya, creado en 2003 para analizar la gestión de la CNDH– admite un paulatino deterioro del organismo defensor de víctimas de violaciones a los derechos humanos, a pesar de tener un marco legal muy amplio…
Fragmento del reportaje que se publica en la edición 1982 de la revista Proceso, actualmente en circulación.
AUTOR: GLORIA LETICIA DÍAZ (REPORTAJE ESPECIAL)
No hay comentarios:
Publicar un comentario