Veracruz recibió 716 millones 334 mil 745 pesos de 2009 a 2011, pero no hay certeza del destino de 91% de ellos.
Veracruz fue la entidad que mayores recursos recibió de la Federación para el programa Habilidades Digitales para Todos (HDT), la estrategia del sexenio anterior para equipar las escuelas con computadoras, proyectores y conexión a internet, pero aún así no consiguió el propósito de mejorar la enseñanza en las aulas.
En el estudio “Usos iniciales y desusos de la estrategia Habilidades Digitales para Todos en escuelas secundarias de Veracruz”, elaborado por investigadores del Instituto de Investigaciones de Educación de la Universidad Veracruzana, concluyó que los maestros no supieron cómo utilizar las herramientas tecnológicas para enriquecer sus clases; tuvieron complicaciones técnicas y aunque se entregaron las computadoras, no se concretó la conexión a internet, por lo que finalmente dejaron de usarlas en clase y en cambio fueron utilizadas para tareas administrativas de la escuela.
En 2009, Veracruz instaló 171 aulas de HDT, por lo que los investigadores escogieron tres secundarias para realizar un estudio de campo durante 10 meses entre 2010 y 2011. Dos de ellas en la sierra de Santa Martha, una de población náhuatl, popoluca y la tercera en la región de los Tuxtlas.
El objetivo principal del programa de tecnología era “contribuir a mejorar el aprendizaje de los estudiantes de educación básica favoreciendo su inserción en la sociedad del conocimiento mediante el desarrollo y utilización de tecnologías de la información y la comunicación en el sistema educativo”, de ahí que la intención era llegar a las poblaciones menos favorecidas para sacarlas del rezago.
En el caso de Veracruz, no se cumplió el objetivo, explican los investigadores Amanda Cano Ruiz y Jorge Vaca Uribe en su estudio basado en entrevistas a estudiantes, alumnos, directores, habitantes y observación de las clases de español, cómputo, reuniones de docentes y consulta de archivos escolares.
Entre las quejas de los profesores estaba que desconocían cuáles eran los usos esperados por parte de sus autoridades inmediatas ni habían recibido asesoría o acompañamiento pedagógico al respecto, por lo “esta innovación fue diluyéndose dentro de la vida cotidiana de las escuelas, y el desenlace, independientemente del contexto (rural-urbano) fue similar: el ‘no uso’ o su escasa utilización pedagógica”, concluye la investigación.
Sin embargo, el fracaso operativo no obedeció a falta de recursos, pues como Animal Político reportó este lunes 6 de octubre, Veracruz recibió 716 millones 334 mil 745 pesos de 2009 a 2011, pero no hay certeza del destino de 91% de ellos, es decir 655 millones 782 mil 573 pesos. Según información del estado, en 2011 la Secretaría de Educación de Veracruz sólo equipó 444 aulas aunque se había comprometido a la instalación de 3 mil 78 y capacitó a mil docentes.
Enseñan con un teclado de cartón
En la localidad Popoluca, donde se realizó el estudio, habitan mil 295 personas, de las cuales 28% es analfabeta y donde la tecnología sólo está al alcance del director de la escuela, pues es el único que tiene una computadora portátil con internet. Sus maestros, generalmente, son originarios de otras partes de la entidad, de recién ingreso al servicio docente que permanecen por cortas temporadas hasta que consiguen su cambio a zonas menos apartadas.
En la región náhuatl el panorama es similar: mil 46 habitantes, de los cuales 13% no saben leer ni escribir. Ahí tenían 17 computadoras. Mientras que en la zona urbana habitan 50 mil 934 personas y en una cuarta parte de las viviendas hay una computadora.
Las tres escuelas del estudio recibieron 12 computadoras nuevas de escritorio para los estudiantes y una para el docente; pantalla con dos lápices electrónicos; impresora y proyector, pero nunca instalaron las antenas para brindar internet inalámbrico.
Con ese contexto, la comunidad escolar recibió con gran expectativa los nuevos equipos, pero los maestros tenían poca claridad para incorporarlos a sus clases. “Desconocían cómo manejar los aspectos técnicos del aula, tenían que definir quiénes podían acceder a este espacio (mencionaban que era mejor que sólo asistieran los más disciplinados) porque las computadoras y sillas eran insuficientes para los estudiantes”, por lo que se mostraban incrédulos sobre el beneficio pedagógico.
Mientras que los estudiantes consideraban que la visita al aula de medios era esporádica, pues “se trataba de un salón que por lo general permanecía cerrado y se habían conformado con verlo por fuera”, debido a que los maestros trataban de resguardarlo para evitar robos o destrozos, reporta la investigación.
Cuando los estudiantes recibían clases de “computación”, los maestros reproducían la estructura de la enseñanza tradicional: explicar conceptos mientras los niños tomaban notas y realización de tareas que incluyó la elaboración de un teclado de cartón para “familiarizarse con sus componentes y exámenes para comprobar lo aprendido”, lo que, según los investigadores obedecía a la lógica de “aprender tecnología” más que “aprender con la tecnología”.
Ya en las clases prácticas, las actividades aparentemente sencillas no lo eran tanto, pues, por ejemplo, crear un archivo electrónico representaba “un verdadero reto para los estudiantes”. Así, mientras los maestros esperaban que los estudiantes repasaran sus apuntes, practicaran con el teclado de cartón y se desempeñaran con rapidez en la navegación, los alumnos decían que sus clases eran cada vez más esporádicas y por eso olvidaban lo que se les había enseñado.
Ante estos conflictos, después de unos meses, los profesores ocuparon las aulas para redactar oficios, reportes e imprimir invitaciones para los diversos eventos que se desarrollaban en la escuela, mientras que el proyector lo utilizaban para apoyar la preparación de los estudiantes que participarían en algún concurso o evento. Es decir, “la innovación fue trasformada por el personal docente y adaptada a sus necesidades e intereses”.
FUENTE: ANIMAL POLÍTICO.
AUTOR: NAYELI ROLDÁN.
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