MÉXICO, D.F: El que se enoja, pierde. Así reza un viejo refrán. Nada más cierto, sobre todo, cuando se trata de la fiscalización de los políticos. Y más si se refieren al primer mandatario y a sus propiedades y bienes raíces, siempre bajo el escrutinio no sólo de la opinión pública nacional sino internacional.
Peña Nieto se enojó este martes 18 al volver a referirse al escándalo detonado por la información de Aristeguionline y Proceso sobre la “Casa Blanca” de Sierra Gorda 150, en las Lomas de Chapultepec. Por segunda ocasión en menos de 48 horas, el presidente mexicano hizo referencia a este asunto. Primero dijo que la información sería aclarada por su vocero Eduardo Sánchez. Y hoy modificó su versión señalando que será su esposa, la actriz Angélica Rivera, quien hablará sobre este asunto. ¿Pues no que ya estaba aclarado?
Lo único claro es que Peña está molesto por este tema. No por la presunta masacre de 43 estudiantes normalistas. No por el escándalo de las narcofosas que proliferan en todo el país. No por la impunidad derivada de estos hechos. No por los narcoalcaldes y los gobernadores que los encubren. No por la corrupción que penetra en todos los organismos políticos, lo mismo con donaciones en dinero para campaña que por donaciones “en especie”, como los bienes inmuebles.
Peña Nieto alzó la voz en el evento de Ciudad de la Salud para la Mujer, y afirmó que sobre este tema de la Casa Blanca “del que soy sensible y no sé si esté vinculado a esto que pareciera un afán orquestado por desestabilizar y por oponerse al proyecto de nación”.
“En días recientes –abundó- y justamente cuando emprendía la gira de trabajo surgieron señalamientos sobre una propiedad de mi esposa, una propiedad en la que han señalado un sinnúmero de versiones y de falsedades que no tienen sustento alguno”.
¿Por qué, de una vez, no nos explica el primer mandatario cuáles son las falsedades y las versiones “sin sustento alguno”? ¿Por qué dilata su propia versión cuando ya el propio vocero presidencial ha mencionado el asunto en entrevista con Televisa? ¿En realidad se trata de aclarar o de demostrar que este asunto incomoda a primer mandatario?
Asumamos que la casa, efectivamente, está a nombre de Angélica Rivera y que fue resultado de un crédito con Ingeniería Inmobiliaria del Centro (filial de Juan Armando Hinojosa Cantú), así como la propiedad colindante –la de Palmas 1325- fue una “transferencia” de Grupo Televisa a su actriz de telenovelas.
Además de esta “Casa Blanca”, hay otras cuatro casas, tres terrenos y un departamento que Peña Nieto asumió como propios en su declaración patrimonial del 1 de diciembre de 2012, pero con datos incompletos y poco transparentes. ¿No es ésta una buena oportunidad de aclarar, de una vez por todas, las características de estas propiedades?
Según esta declaración patrimonial, a Peña Nieto le “donaron” seis de estos ocho bienes inmuebles. No se ha aclarado quién los donó ni dónde están ubicados.
Esas “donaciones” son las siguientes:
–Casa de 150 metros cuadrados, con el registro público 1015010705030039. Esta casa fue donada el 8 de diciembre de 2011, cuando ya no era formalmente gobernador del Estado de México y estaba como precandidato presidencial del PRI.
–Terreno de 2 mil 547 metros cuadrados, cuyo registro público de propiedad es el 1030732603010000, donado el 8 de diciembre de 2009, cuando aún era gobernador del Estado de México.
–Otro terreno de 58 mil 657 metros cuadrados que también fue “donado” el 8 de diciembre de 2011. La extensión habla claramente de una propiedad muy extensa, con el registro púbico 0240150214000000.
–Una casa de 338 metros cuadrados “donada” en la misma fecha: el 8 de diciembre de 2011. Es decir, en esa fecha tres bienes inmuebles fueron adquiridos por Peña Nieto.
–Un terreno de mil metros cuadrados “donado” el 29 de enero de 1988, cuando Peña Nieto apenas iniciaba su carrera política.
–Otro terreno de 24 mil metros cuadrados “donado” el 8 de marzo de 1989, y con el registro público de la propiedad 0231000205000000.
Según la misma declaración patrimonial, Peña Nieto sólo adquirió de contado dos casas: una de 560 metros cuadrados, con 492 metros en construcción el 25 de octubre de 1982, y otra de 2 mil 138 metros cuadrados, con 466 metros construidos, adquirida el 27 de diciembre de 2005, cuando iniciaba su sexenio como gobernador del Estado de México.
Un departamento de 211 metros cuadrados fue una herencia del 19 de marzo de 2001.
Mejor que no se moleste y, en un ejercicio de rendición de cuentas, Peña Nieto aclare dónde y quiénes les donaron la mayoría de estos bienes inmuebles.
AUTOR: JENARO VILLAMIL (ANÁLISIS)
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