MÉXICO, D.F: Jamás imaginaron que sus buenas intenciones se enfrentarían a tantas y tan ridículas trabas. En 2012 vecinos de la colonia Educación rescataron un diminuto cuarto abandonado; lo arreglaron, sumaron voluntades e instalaron un libro club.
El pequeño espacio de apenas siete metros cuadrados donde actualmente opera el Libro Club Profesor Othón Salazar Ramírez escasamente tiene espacio para un par de anaqueles y que un puñado de personas conviva amontonadas. La intención de los vecinos es ampliarlo para ofrecer talleres, lecturas en voz alta, juegos recreativos y actividades de convivencia principalmente dedicadas a personas de la tercera edad, pues de los 9 mil 500 habitantes de la colonia Educación, muchos son maestros jubilados en situación de abandono.
Tan bien justificado está el proyecto que en 2013 obtuvo el primer lugar en la consulta ciudadana para la aplicación del presupuesto participativo convocada por el Instituto Electoral del Distrito Federal (IEDF), que incluía una dotación de 323 mil pesos. Este año la iniciativa fue aprobada también por el Programa Comunitario de Mejoramiento Barrial del Gobierno del Distrito Federal, con una dotación de 500 mil pesos. Sin embargo, en ambos casos los fundadores del libro club no han podido aplicar los recursos, ante la cadena de obstáculos impuestos por la delegación Coyoacán, dirigida por el perredista Mauricio Alonso Toledo Gutiérrez, a quien ubican como jefe político de Liliana Nolasco Cardelas, quien presidía el Consejo Ciudadano anterior (2010-2013), y mantiene el control sobre la actual administración. Ella, aseguran los colonos, quiere utilizar ese cuarto como oficinas y es la responsable intelectual de bloquear el proyecto.
La colonia Educación fue construida entre 1950 y 1960 para dotar de vivienda digna a profesores del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. La mayoría de los maestros ha muerto o se ha jubilado. El servicio de alumbrado público es deficiente, las banquetas están deterioradas y el robo a casa habitación es común.
“Los maestros cuentan con una pensión baja (por el tiempo en que se jubilaron) que les permite vivir modestamente, aunque considerando el incremento anual y constante de la inflación, esos ingresos se ven cada vez más reducidos. Es decir, sus jubilaciones no aumentan al ritmo que lo hace la inflación, situación por la que están cada vez más pauperizados y se ven en la necesidad de hacer actividades que les remunere algún ingreso extra, como tejidos, bordados, elaboración y venta de muñecas, de arreglos navideños, venta de comida y venta de artículos por catálogo.
“(…) Los adultos mayores se encuentran casi totalmente en el abandono tanto familiar como social. En la mayoría de los casos los familiares abusan de esa situación de indefensión o vulnerabilidad de los ancianos”, cita el proyecto del libro club presentado ante el Gobierno del Distrito Federal.
En la colonia no hay casas de cultura, cines ni espacios recreativos; sólo cafeterías, restaurantes pequeños y negocios.
Este contexto motivó a Julieta Fernández Becerril, Marcela Laura Torres Salazar, Araceli Silva Villanueva, Graciela Silva Villanueva y Arturo Carlos Vázquez, vecinos de la colonia y miembros del anterior Consejo Ciudadano, a rescatar en mayo de 2012 el cuarto situado en el camellón de la Avenida Tres esquina con Erasmo Castellanos Quinto.
Cada uno de los voluntarios sacrifica tiempo personal para atender al libro club, que opera de cuatro a seis de la tarde de lunes a viernes y los sábados de nueve a once de la mañana. Prestan de manera gratuita un estimado de 40 libros por semana de entre su catálogo, integrado por mil 350 obras. Les han llegado más donaciones de textos, pero ante la falta de espacio les ha sido imposible incorporarlos.
En septiembre del año pasado, la nueva mesa directiva del Consejo Ciudadano, liderada por Ofelia Sánchez Noguerón pero controlada por la citada Liliana Nolasco Cardelas –según la versión de los entrevistados– intentó apoderarse del espacio para convertirlo en oficinas administrativas. El proyecto de la ampliación del libro club ya había sido aprobado por el IEDF, pero el grupo liderado por Nolasco movió sus influencias sobre el delegado de Coyoacán para que no les fuera aprobado el permiso, acusan los colonos.
Los vecinos denuncian que la animadversión de Nolasco Cardelas hacia su proyecto se debe a que en una asamblea fue exhibida como empleada de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal de acuerdo con el documento 5000000163413 firmado por la Oficialía Mayor de la VI Legislatura y obtenido mediante el sistema Infomex. La irregularidad radica en que los miembros de los consejos ciudadanos no pueden cobrar como servidores públicos.
A partir de esta denuncia, sostienen los entrevistados, Nolasco Cardelas ha bloqueado una y otra vez la ampliación del libro club.
En mayo de este año se publicó la convocatoria para el Programa Comunitario de Mejoramiento Barrial del Gobierno del Distrito Federal; los vecinos presentaron su proyecto, en el cual explican la necesidad de incrementar la superficie del libro club para efecto de organizar tertulias literarias, teatro guiñol, apoyo a tareas, foros de discusión literaria entre los colonos, ampliar el acervo bibliográfico a cinco mil libros, construir una bodega, sanitarios y accesos para personas discapacitadas.
El proyecto fue aprobado por unanimidad y el GDF liberó 500 mil pesos para ponerlo en marcha. El requisito para iniciar la construcción era contar con el aval de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda del Distrito Federal, la Secretaría de Transportes y Vialidad del Distrito Federal, La Secretaría de Gobierno capitalina, la de Cultura y la delegación Coyoacán. Todas las dependencias dieron su visto bueno al libro club, excepto la delegación Coyoacán.
Las autoridades de la demarcación arguyeron en el oficio DGJG/0811/14 que el proyecto viola algunos artículos de la Ley de Desarrollo Urbano del Distrito Federal, entre ellos el siete: “Para efectos de esta ley, se entiende por: ‘IV.- Asamblea: Asamblea Legislativa del Distrito Federal’”.
En una carta dirigida al Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, los vecinos objetaron:
“Es a todas luces visto que la Delegación Coyoacán tiene una posición contraria al desarrollo cultural de nuestros vecinos, al derecho humano que tenemos los ciudadanos a todas las manifestaciones de la cultura; pues sin meditar ninguna consulta o analizar nuestro proyecto, sin más, emitió su opinión en sentido negativo”.
Los fundadores del libro club tienen hasta el próximo seis de noviembre para reunir todos los requisitos, o de lo contrario perderán los 500 mil pesos entregados por el gobierno del Distrito Federal. Pueden interponer una prórroga para que el plazo les sea ampliado al 31 de diciembre.
“La educación es una forma de cambiar las cosas, la lectura ofrece muchas habilidades, muchas maneras de poder accionar. No me gusta que Coyoacán tenga reducida la cultura a siete kilómetros cuadrados; están enviando el mensaje de que leer no es importante, nosotros queremos demostrar que lo que vale es ser y no tener”, refuta Araceli Silva Villanueva.
Desde su diminuto centro de lectura, los voluntarios se ponen de acuerdo para intentar darle la vuelta a las nuevas trabas de la delegación Coyoacán. No desisten en soñar con un futuro mejor para su colonia.
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: JUAN PABLO PROAL.
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