Si el Estado no haciendo su trabajo, por eso estamos saliendo a las calles, entonces sí hay un vacío de Estado que impide que nos sintamos seguros, indicó la periodista.
El Estado mexicano no está haciendo su trabajo, por eso salimos a las calles. Debemos documentar cómo y dónde las instancias gubernamentales están dejando las montañas de papel, que tienen que ver con la vida y seguridad de los mexicanos de todas las edades, afirmó la periodista y escritora, Lydia Cacho, quien también habló de su nuevo libro Sexo y amor en tiempos de crisis.
En entrevista con para Aristegui CNN, comentó que las procuradurías locales en ocho años se han lavado las manos y mandan todo a la Procuraduría General de Justicia; “los procuradores no están haciendo su trabajo”.
Lo que debería decir el presidente Enrique Peña Nieto es: sí, el procurador Jesús Murillo Karam, está cansado, se le nota a leguas, pero si está cansado, que se vaya a descansar, que renuncie o que clarifique qué van a hacer con los procuradores en los 31 estados y el Distrito Federal, enfatizó la periodista.
Y recalcó que lo que esta sucediendo en el país es digno de convertirse en historia, y que al Estado le interesa hacer creer que ellos quieren imponer la paz.
“Del sur al norte del país ha habido marchas, en lugares donde era insólito que hubiera marchas. Por ello el gobierno se vio obligado a cancelar el desfile militar del 20 de noviembre en el Distrito Federal y en otros estados, lo cual es simbólico. En este caso dijimos no queremos que salga el Ejército, queremos que salga la sociedad. Es decir hay algo que está mal con la presencia militar en este país y la celebración de una Revolución que ha estado secuestrada ideológicamente e históricamente por un partido profundamente corrupto, que es el PRI, que ahora vuelve a gobernar”, acusó Cacho.
En la marcha del 20 de noviembre pasado, “la gente iba con el símbolo de Ayotzinapa. Había contingentes de ancianas, contingentes de estudiantes”, y “hay algo muy importante que está sucediendo y tenemos que documentarlo. En general las personas que se hicieron presentes lo hicieron de forma pacífica”, señaló.
Cacho explicó que “las marchas son importantes, tienen un contrapeso político importante y vemos que les preocupa. Al día siguiente de la marcha, el secretario de gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong diciendo: ‘queremos la paz’. Lo que podemos contestar es: que bueno que quiera la paz, pero él tiene que implementarla, porque al le toca”.
Además, señaló que el Estado es quien sistemáticamente ha impedido que se haga justicia debidamente.
Si el procurador -quien ya tenía desde el año pasado el archivo con información del presidente municipal de Iguala, José Luis Abarca, que estaba relacionado con el narcotráfico-, si hubiera hecho bien su trabajo, hoy no estarían los 43 normalistas desaparecidos. Y como ese caso, tenemos miles, los expedientes están en la PGR, es “una montaña de papel”.
“Entonces sí el Estado es corresponsable en ese sentido de que las personas hayan muerto, cuando tú no haces tu trabajo adecuadamente, tú impides que las personas se sientan protegidas y por otro lado avalas que esta persona siga gobernando y protegiendo a la delincuencia organizada”, expuso.
“Mucha gente en la marcha decía: que se detengan a los criminales. Por supuesto que México está en contra de toda la gente que esté ejerciendo violencia, de los secuestradores, de los violadores, de los tratantes, de los asesinos, de los narcotraficantes, por supuesto que sí, eso es un hecho irrefutable. Me parece una bobada que digan: ¿es que por qué en las marchas le echan la culpa al Estado mexicano y no a los narcos? Bueno, porque nosotros no tenemos la responsabilidad de exigirle nada a una persona que comete un crimen, le corresponde al Estado y si el Estado no haciendo su trabajo, por eso estamos saliendo a las calles, entonces sí hay un vacío de Estado que impide que nos sintamos seguros”, abundó.
Su nuevo libro
Sobre su libro, Sexo y amor en tiempos de crisis, dijo que tiene que ver con intentar comprender cómo estamos viviendo los mexicanos nuestra vida íntima a partir de los 40 años y de lo que los especialistas consideran la crisis de la edad. Vamos pasando por cambios fisiológicos y emocionales.
Abarca las crisis personales pero relacionadas con un entorno, por ejemplo: cómo vive el estrés un mexicano y esto cómo impacta con su vida amorosa y sexual.
Contó que comenzó a buscar libros, “encontré información muy buena, lo que quería era hacer un trabajo periodístico. Entrevisté a más de 200 hombres y más de 200 mujeres de entre 38 y 70 años para saber cómo vivían su intimidad, cómo alcanzaron su masculinidad los hombres y la feminidad las mujeres.
“Entrevisté a especialistas de bioética de la UNAM para que explicaran los cambios de la medicina actual y entender que hasta hace 10 años en las escuelas de medicina de México no tomaban los médicos clases de sexología. Tenemos históricamente a una horda de ginecólogos y urólogos que no tienen idea sobre la sexualidad y reflejan esa ignorancia en la atención a la salud sexual y reproductiva de hombres y mujeres”, indicó Cacho.
Descubrí como los hombres están deprimidos, mienten sobre su sexualidad y cómo le cuestan tres veces más al sector salud, que las mujeres, comentó.
Revló que el libro entraría dentro de la divulgación científica periodística, “pero está muy divertido, gracias a los entrevistados. Empecé con escritores, periodistas, amigos y después apliqué cuestionarios e hice un seguimiento”.
Y dio algunas recomendaciones, la primera es que todos en este país deben tener un primer estudio de perfil hormonal y guardarlo para cuando se esté en etapa de los cambios se pueda saber qué bajo y qué subió. Y otras recomendaciones tienen que ver con cambiar la alimentación, necesitamos muchas vitaminas y minerales.
Y señaló que “la industria farmacéutica se colude con muchos médicos que se corrompen y les dan ciertos medicamentos para que utilicen a los pacientes como conejillos de india . Hay una crítica hacia el sistema de salud y lo que debe cambiar”, finalizó.
VÍDEO:
FUENTE: ARISTEGUI NOTICIAS.
AUTOR: REDACCIÓN.
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