Buenavista Tomatlán, Mich. En las primeras horas del día arribaron los restos de Manuel Mora a casa de Hipólito Mora, ubicada casi en la salida al camino de brecha hacia Aguililla. No es muy grande, así que la mayor parte de las personas se quedó afuera, en la calle de terracería y para las 12 horas no había más de 100 personas.
Dos horas después, rumbo a la iglesia Nuestra Señora de Guadalupe se sumaron cientos de personas, a la misa de cuerpo presente.
Al concluir la ceremonia religiosa, la gente se siguió sumando en las inmediaciones del templo para dirigirse al panteón municipal en donde fue sepultado. Hipólito comentó que después de que ultimaron a su hijo, su esposa le pidió que no abandonara la lucha que inició hace casi dos años.
“No sabía lo que era perder un hijo, me siento muy mal, pero ya me imaginaba el dolor tan grande que eso representaba. Me siento decepcionado porque les avisé de lo que podría ocurrir sino intervenían las fuerzas federales. Se pudo evitar si se trabaja bien”.
Mora comentó que piensa seguir defendiendo sus ideales que están más sólidos que nunca con la pérdida de su hijo. “A pesar de que estoy muy golpeado, me siento más fuerte”.
“Hay una persona que respeto mucho y que creí me iba a llamar la atención por la muerte de mi hijo. Ella es mi esposa y es de carácter tierno. Me acaba de decir llorando que se siente orgullosa de lo que he hecho y me pidió que le eche más ganas que nunca”.
Dijo que su hijo Manuel y él siempre fueron muy unidos. “Nos llevamos bien siempre, era un muchacho noble y callado. No le gustaban los problemas. En una ocasión aquí en la casa me dijo, papi deja esto, te van a matar, es muy peligroso. La respuesta que le dije fue perdóname por ser tu padre, soy hombre de ideales. Aquí está ahora y yo le ocasioné la muerte. Sí me siento responsable de su muerte, me duele mi hijo, lo adoro y ya que siga adelante”.
En su camioneta Toyota, de muchos años de servicio, trasladó a su hijo. Más de tres mil personas lo acompañaron. En otra parte del mismo pueblo, también se llevaron a cabo los funerales de Gabriel Valencia, seguidor de “El Americano”, con la presencia de algunos amigos y familiares solamente.
Una decena de patrullas militares recorren las calles de La Ruana, mientras que 14 patrullas federales se encuentran estacionadas en la entrada del pueblo, frente al rancho Las Palmeras, donde estaba la barricada que fue centro del enfrentamiento.
En tanto, sólo algunos comercios permanecieron abiertos. En toda la mañana fue casi un pueblo sin vida, por la tarde, esto cambió cuando los vecinos salieron para el funeral.
AUTOR: Ernesto Martínez Elorriaga.
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