MÉXICO, D.F: La desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, Guerrero, que tuvo lugar en septiembre pasado, hizo eco en los criterios de calificación soberana para México, aplicados por la agencia Standard & Poor´s (S&P).
La calificadora con sede en Nueva York de plano advirtió: “En el corto plazo estos eventos constituyen un desafío para el liderazgo del presidente Peña Nieto y, por consiguiente, para su capacidad para implementar su agenda económica”.
No paró ahí y sentenció que estos hechos “subrayan los significativos desafíos que plantea el control de la violencia relacionada con el narcotráfico en México”.
S&P no modificó la calificación para el país al mantenerla en “BBB+” y con perspectiva “estable”, pero eso sí, dejó en claro que “durante los próximos dos años el ritmo de la inversión en el sector también dependerá de dos importantes eventos que se han desarrollado durante los últimos meses: la caída en los precios del petróleo” y los retos para Peña Nieto “derivados de la violencia interna relacionada con el narcotráfico”.
A&P explicó que aunque tal violencia no es nueva en el país, lo acontecido en Iguala, Guerrero, generó nuevamente cuestionamientos sobre la capacidad del gobierno para lidiar con “este tema crítico” y sobre el impacto que la violencia pudiera tener sobre las perspectivas económicas.
Y añadió: “En nuestra opinión, la menor popularidad del gobierno derivada de esto podría afectar marginalmente su capacidad para implementar su agenda de política económica, pero dado que la mayoría de las reformas importantes ya se aprobaron, no esperamos que su efecto se vuelva crítico”.
Lo cierto es que los hechos sucedidos en Iguala, que aún no están esclarecidos, ya tuvieron sus efectos en la economía regional, ocasionando pérdidas de hasta 500 millones de pesos, además de que prendieron las luces de alerta en el Banco de México (Banxico), que vio el riesgo de menos inversiones, a raíz de la violencia.
Bajo crecimiento y dependencia del petróleo
Pero Standard & Poor´s enfatizó sobre más debilidades estructurales que agobian a la economía nacional: La política fiscal, dependiente del petróleo, y el bajo crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB).
Sobre el primer factor de riesgo la calificadora explicó que aproximadamente una tercera parte de los ingresos presupuestarios totales del país todavía provienen del sector hidrocarburos, lo que “hace al gobierno vulnerable ante la volatilidad de los precios del petróleo”. Además, la base tributaria no petrolera es baja, representando 10% del PIB.
S&P señaló que la reforma fiscal busca contener la dependencia del gobierno de los ingresos petroleros en un periodo de cuatro años mediante el incremento de la participación de los ingresos no petroleros en un estimado de 2.8% del PIB.
Sin embargo, reconoció que “esta vulnerabilidad estructural es particularmente importante en el contexto actual del descenso de los precios petroleros”.
De hecho, advirtió que pese a la contratación de coberturas petroleras, si dicho descenso se vuelve permanente, el gobierno mexicano tendría que ajustar su inversión pública en línea con ello en 2016, como lo ha hecho en el pasado.
“La dependencia de los ingresos fiscales petroleros explica el hecho de que la política fiscal de México sea pro-cíclica, lo que constituye un impedimento importante desde la perspectiva de la calificación crediticia”, puntualizó.
Fue más allá al enfatizar que las operaciones no convencionales, cuyas licitaciones se supone que se anunciarán no antes de 2016, podrían estar en riesgo si persisten los actuales precios bajos del petróleo.
No obstante, S&P aseguró que “no esperamos que la baja en los precios del petróleo frene la inversión en las primeras licitaciones que se esperan en 2015, ya que todas ellas se relacionan con la explotación convencional de campos petroleros actualmente en operación por Petróleos Mexicanos (Pemex)”.
Además, puntualizó que el costo promedio de producción de Pemex varía de entre los 22 y 25 dólares por barril (dpb), por consiguiente estas inversiones siguen siendo rentables incluso con precios del petróleo cerca de 55 dpb. Al cierre de este día el costo de la mezcla mexicana se ubicó en los 48.43 dpb.
Sobre el modesto crecimiento económico, Standard & Poor´s señaló que éste refleja el repunte de la economía estadunidense y la reversión de algunos factores excepcionales en México que apuntalaron el bajo crecimiento en 2013.
En números, el cuadro es el siguiente: previó un crecimiento real del PIB de México de 2.2% en 2014 y de 3.2% en 2015, en línea con el pronóstico de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) que para el presente año pronosticó un PIB ubicado en un rango de 2 a 2.6%; mientras que para el año entrante iría de 3.2 a 4.2%.
Además la agencia proyectó que el déficit del gobierno rebase 3% del PIB en 2014, pero que descienda posteriormente. Mientras que la deuda neta se sitúe en 40% del PIB durante los siguientes años.
Función del Banxico, limitada
Por si eso fuera poco, S&P consideró “limitada” la capacidad del banco central para influir en la demanda agregada por medio de cambios en la tasa de interés de referencia, debido al todavía bajo nivel de la intermediación financiera en México, ya que el crédito interno representa sólo 24% del PIB.
Sin embargo, reconoció que la política monetaria se ha convertido en la herramienta económica contracíclica más poderosa, “con base en un sistema creíble de objetivos de inflación y un régimen de flotación cambiaria libre a pesar de la intervención más reciente del banco central en el mercado cambiario. El peso mexicano se mueve libremente y, de acuerdo con nuestra definición de criterios, es una moneda activamente negociada”.
Latente, el retroceso de calificación
Si bien Standard &Poor´s elevó las calificaciones soberanas de la deuda de México en diciembre de 2013, después de la aprobación de la reforma energética, a ‘BBB+’ –desde BBB–, la de largo plazo en moneda extranjera, y a ‘A’ –desde ‘A-’– la deuda en pesos, la calificadora hoy advirtió:
“No lograr la implementación efectiva de las reformas recientes en los próximos años podría contribuir a un bajo crecimiento y al debilitamiento de la confianza de los inversionistas. La incapacidad de reducir gradualmente la dependencia de los ingresos volátiles de la energía, en combinación con cambios inesperados en las políticas fiscales, podría incrementar la vulnerabilidad de las finanzas públicas a los shocks adversos”.
Y sentenció: “El deterioro resultante del perfil económico y financiero de México podría indicar una baja de las calificaciones del soberano”.
AUTOR: JUAN CARLOS CRUZ VARGAS.
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