AUTOR: ÁLVARO DELGADO.
MEXICO, D.F. (apro).- Igual que lo hace Enrique Peña Nieto con la reforma energética, Carlos Salinas –su mentor– prometió que México se transformaría en un paraíso con el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá. Pero fue –es– una monumental mentira.
A dos décadas de su entrada en vigor y luego de los gobiernos de Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón –de distinto partido, pero idéntica concepción económica y política–, el TLC no cumplió lo que la propaganda oficial y oficiosa difundía.
Ni siquiera en el rubro de las exportaciones mexicanas hay buenos resultados, porque si bien crecieron espectacularmente durante dos décadas –lo que suelen destacar los panegiristas del TLC–, hay una concentración en muy pocas empresas, la mayoría trasnacionales, y su contenido en insumos es… estadunidense.