En lo que es una jugada perversa, la cúpula del PAN controlada por Gustavo Madero y el gobernador Rafael Moreno Valle hizo declinar a Marko Cortés y Salvador Vega Casillas para que la Cocoa sea la candidata a gobernadora, pero en realidad la apuesta es que pierda.
La jugada tiene su lógica: Si la Cocoa gana la gubernatura no sólo fortalece al calderonismo residual, sino que se proyecta como aspirante a la candidatura presidencial del PAN en 2018, sobre todo si Margarita Zavala –su cuñada– queda finalmente liquidada de ese mismo proyecto que está prácticamente escriturado, o eso cree él, para Moreno Valle.
A esta lógica interna en el PAN se suman variables exógenas para el fracaso de Luisa Marcía Calderón: Ya no tendrá, como en la elección de 2011, el apoyo del gobierno de su hermano, que le transfirió multimillonarios recursos económicos y humanos, y además se perfila una coalición de facto para que gane el perredista Silvano Aureoles.
La elección de junio en Michoacán se perfila competida a tercios, igual que en la de noviembre de 2011, cuando obtuvo y atribuyó su derrota a que el crimen organizado hizo campaña en su contra y apoyó al priista Fausto Vallejo, lo cual fue cierto.
En esa elección, Vallejo ganó oficialmente con 35.44 de los votos, seguida de Calderón con 32.62% y en tercer sitio Silvano Aureoles con 28.86.
Una reciente encuesta de Mendoza, Blanco y Asociados, ya con Ascensión Orihuela como el candidato priista anticipa una elección también cerrada: Éste obtendría 20%, el perredista 24 y la panista el tercer sitio con 19. El 12% anularía su voto y 10% no supo o no contestó.
Sin embargo, sin contabilizar la no respuesta que alcanza el 22%, los resultados son más cerrados, realmente un empate técnico, conforme a esa encuesta: El 28% votaría por Aureoles, 27% por Orihuela y 26% por la Cocoa.
Pese a esta expectativa halagüeña para el PAN, las posibilidades reales de triunfo para Calderón son remotas por la envenenada disputa interna y porque al gobierno de Peña le es más funcional fortalecer a sus aliados, Madero en ese partido, y a Aureoles en el PRD, que no de manera fortuita es el presidente de la Cámara de Diputados.
¿Y Ascensión Orihuela, el “candidato de unidad” del PRI para Michoacán? Está claro que a este oscuro senador lo postulan para que no gane, de otra manera habrían impulsado a alguien más presentable.
Así, conforme a la perversa lógica de los jerarcas del PAN, lo de menos es ganar Michoacán. Lo que importa es darle otro garrotazo a Felipe Calderón.
Apuntes
La más reciente prueba de que el expriista Moreno Valle tiene claramente perfilado su proyecto presidencial es su aparición en dos de los spots institucionales del PAN, como si ya fuera el candidato. Todo mundo lo sabe: Ricardo Anaya, presidente interino, está a su servicio, lo mismo que el secretario de Comunicación del CEN, Marcelo García Almaguer, vocero y confidente del poblano. ¿Y Madero? En días volverá a la presidencia, será el coordinador parlamentario en septiembre y luego, el próximo año, irá por Chihuahua…
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: ÁLVARO DELGADO.
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