“Hubo situaciones que no fueron estrictamente económicas, pero que pegan, brutalmente, en el bienestar de la población. Una de esas situaciones fue la inseguridad, y la otra, relacionada con los derechos humanos”, describió el investigador del departamento de Economía del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (Iteso), Ignacio Román Morales.
“La inseguridad y la delincuencia inhiben la inversión y el desarrollo económico. Aunque Jalisco está lejos de registrar los niveles de violencia que se tienen en Michoacán y Guerrero, los empresarios de Jalisco son víctimas continuamente de la violencia del Cártel Jalisco Nueva Generación”, explicó por separado Martín Romero Morett, jefe del departamento de Economía del Centro Universitario de Ciencias Económico-Administrativas de la Universidad de Guadalajara (UdeG).
De acuerdo con el Índice de Paz México 2013, hecho por el Institute for Economics and Peace (IEP), sólo en 2012 el costo de la violencia en Jalisco fue de poco más de 132 mil millones de pesos, casi 60 por ciento más del Presupuesto de Egresos anual de la entidad, que rebasa los 80 mil millones de pesos, de acuerdo a cifras publicadas por Reporte Indigo en La paz sufre deterioro.
Desarrollo regional como blindaje
Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía indican que, hace dos años, el impacto del crimen organizado en las finanzas locales fue de más de 40 mil millones de pesos.
Y según el Secretariado Ejecutivo Nacional de Seguridad Pública, la entidad se encuentra en los primeros sitios de los estados con más homicidios, extorsiones y robos de vehículos.
Antes que concluyera el 2014, el presidente de la república, Enrique Peña Nieto, anunció que Jalisco sería uno de los estados a atender con “urgencia” en materia de seguridad pública, junto con Michoacán, Guerrero y Tamaulipas.
“Si consideramos que Jalisco está siendo considerado como uno de los estados focos de la política de seguridad nacional, junto con Tamaulipas, Michoacán y Guerrero, no se puede decir que se trata de actividades de previsión.
“Existe un gran registro de desaparecidos, delincuencia en niveles altos; no se trata de actos de prevención o porque se trata de un estado grande: Chihuahua lo es y no es de los estados seleccionados; en población, Veracruz y Estado de México lo son, y tampoco están”, subrayó Román Morales.
“Siendo realistas no vemos una disminución sino un aumento en la violencia y en la delincuencia a nivel nacional durante 2015. No se observa que la violencia vaya a disminuir el próximo año, más bien se prevé una mayor descomposición social”, añadió Romero Morett.
El especialista de la UdeG dijo que una alternativa que el gobierno de Jalisco puede emplear para crear un blindaje en torno a la delincuencia y la inseguridad, es el desarrollo regional, lo que significa llevar inversión pública y privada a municipios, y fomentar en estos las actividades más redituables.
“La existencia de oportunidades honestas de desarrollo puede alejar a la población del crimen y darle a las comunidades los recursos económicos para combatir la violencia”, declaró Moreno.
Inversión extranjera a la baja
El académico de la UdeG, Romero Morett, describió que con base en cifras oficiales, durante los casi dos años de la administración del gobernador priista, Aristóteles Sandoval Díaz, Jalisco ha recibido cerca de mil 584.7 millones de dólares de inversión extranjera.
“Si consideramos que la Comisión Nacional de Inversión Extranjera reportó para Jalisco la entrada, en 2013, de una inversión extranjera de 957.3 millones de dólares, para el 2014 se estaría recibiendo cerca de 627.4 millones de dólares, una cifra inferior a la de 2013 en un 34.5 por ciento”, describió el experto.
Oficialmente, hasta septiembre del 2014, Jalisco había recibido menos inversión extranjera.
De acuerdo con datos del gobierno estatal, 348 millones de dólares habían llegado a la entidad en ese periodo, casi la mitad de lo calculado por el investigador universitario.
Ignacio Román, del Iteso, destacó que el estado le ha apostado en los últimos años sólo a la exportación de dos sectores –el electrónico y el de las autopartes– para atraer capital extranjero, pero “no son sectores que tengan el suficiente efecto multiplicador”.
Martín Moreno añadió a tal escenario el que el Banco Mundial situó en el 2014 a Jalisco como el estado número 26 para abrir un negocio en el país, y en el sitio 29 de las entidades respecto al manejo de permisos de construcción.
El quinto reporte Doing Bussiness del Banco Mundial, emitido en el 2014, reveló que la entidad es de las 10 peores para abrir un negocio; incluso, el estado descendió el año pasado tres lugares con relación al reporte anterior de la institución.
El mismo Sandoval Díaz reconoció en junio de ese año que los trámites burocráticos y el sistema de justicia penal local habían sido clave en el descenso de Jalisco dentro del listado del BM.
Empleo hay, pero malo
El 3 de diciembre del 2014, el gobernador Aristóteles Sandoval presumió que los 348 millones de dólares de inversión extranjera que el estado había recibido entre enero y septiembre de ese año representaban el 11 por ciento de la inversión extranjera directa generada en todo México.
“La inversión más la cifra extraordinaria de nuevos empleos que se registró en el mes de octubre, que fue de 15 mil 931, nos permite distinguir una tendencia positiva para el cierre del año, por lo que esperamos tener muy buenas noticias para los jaliscienses”, dijo el gobernante en esa ocasión.
Aunque Jalisco aporta el 8.4 por ciento de los empleos del país, y contribuye con el 6.5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), los trabajos generados acá son precarios, coincidieron los especialistas.
“Ni la Secretaría de Economía del gobierno de Jalisco ni los empresarios se han comprometido a crear una economía de alto valor agregado que emplee a los miles de profesionistas que se forman en Jalisco.
“Es como si se ignorara que el 21 por ciento de los desempleados en Jalisco son jóvenes”, detalló Moreno.
En Guadalajara –donde el salario mínimo para este 2015 es de 70.10 pesos–, añadió Ignacio Román, prevalecen empleos inestables, precarios y la subcontratación, que tienden a agudizar los problemas laborales y económicos.
“Hay una diferencia con el resto del país que se ha mantenido en unos 10 años. Básicamente, por ejemplo, los hombres tienden a tener dos o tres trabajos o a trabajar más del máximo legal permitido, más de 48 horas a la semana.
“Las mujeres se incorporan en actividades de 15 a 35 horas semanales, y además mantienen el rol social que las hace tener esa famosa triple jornada.
“Las mujeres están en un circo de tres pistas donde trabajan y no tienen tiempo para ellas mismas”, agregó el académico del Iteso.
FUENTE: REPORTE INDIGO.
AUTOR: MAURICIO FERRER.
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