El gobierno de Enrique Peña Nieto no tiene una política clara para manejar adecuadamente la violencia del Estado ni para enfrentar la violencia de una sociedad irritada, subraya.
Los 5 expertos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos llegan a uno de los escenarios potencialmente más explosivos en México, como lo es el caso Ayotzinapa, indicó Sergio Aguayo.
En la Mesa Política de Noticias MVS primera emisión, apuntó que en dicho escenario están chocando las consecuencias de la impunidad del Estado, con la impunidad de los grupos vandálicos.
El académico apuntó que en este caso, el gobierno de Enrique Peña Nieto no sólo está pasmado, sino que se está retrayendo y cerrando en transparencia y derechos humanos.
“La presencia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en Guerrero, va a ser una banderilla para la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, que está buscando demostrar que ellos también pueden ser incómodos, a su manera”, añadió.
Y es que para que un organismo de derechos humanos sirva, “tiene que ser incómodo, tienen que increpar como lo hizo Emilio Álvarez Icaza el viernes”, quien aventó incluso una carpeta al piso, como forma de “desahogo, un lenguaje corporal extraordinariamente poderoso”.
Sobre la presencia de la CIDH en México, podemos esperar “chispas, tensiones, problemas”, precisó Aguayo.
Expuso que el Estado Mexicano es el que más pactos sobre derechos humanos ha firmado en el mundo; “ha firmado todo, estamos totalmente abiertos al mundo y, sin embargo, México, por segundo año consecutivo, es el país que presenta más casos ante la CIDH. En otras palabras, se habla mucho de derechos humanos, pero se siguen violando con una gran intensidad”.
Por el desprestigio que le produjo el caso Ayotzinapa, “el gobierno de México invita a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para ungirse de credibilidad, para demostrar al mundo que no tiene nada qué esconder”, consideró.
Los expertos de dicha comisión “vienen a buscar evidencia, tiene que tratarse de manera profesional”, añadió Aguayo.
El académico agregó que el gobierno de Peña no tiene una política clara para manejar adecuadamente la violencia del Estado ni para enfrentar la violencia de una sociedad irritada.
“En el trasfondo está el viejo dilema de cuál es el mejor método para enfrentar a malos gobiernos: los métodos violentos o los métodos pacíficos. Es evidente que es un debate todavía no resuelto”, finalizó.
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FUENTE: ARISTEGUI NOTICIAS.
AUTOR: REDACCIÓN.
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