Hay un plan para evitar desastres como el ocurrido en el Hospital Materno Infantil de Cuajimalpa el 29 de enero. Con total precisión, el Programa Hospital Seguro indica las acciones que deben emprenderse para salvaguardar la integridad de clínicas, su operatividad y calidad. Empero, el estallido evidenció que las autoridades del centro, las de la Ciudad de México y las federales no lo tomaron en serio. A eso se suma la indulgencia oficial ante la empresa gasera que surtía al sanatorio, compañía que arrastra una larga historia de accidentes y violaciones a la ley pero que sigue siendo contratada.
MÉXICO, D.F: Certificado por el gobierno federal y avalado por organismos internacionales de salud, el Programa Hospital Seguro falló desastrosamente. Además, el relajamiento en la supervisión de las empresas gaseras por parte de la Secretaría de Energía federal tiene en peligro constante a la red de salud pública del Distrito Federal.
En 2006 el gobierno mexicano suscribió un compromiso con las organizaciones Panamericana y Mundial de la Salud para instaurar en la red hospitalaria nacional y estatal el denominado Programa Hospital Seguro “como una política nacional de reducción de riesgos que garantice su capacidad de seguir funcionando en situaciones de emergencia”, según el Sistema Nacional de Protección Civil de la Secretaría de Gobernación.
Dicho programa pretende “brindar servicios con buena calidad en la atención médica y seguridad a los pacientes”. Enlista al Distrito Federal entre las 21 entidades federativas “de alto riesgo” por el número y tipo de instalaciones en su territorio: 27 hospitales y 220 centros de salud.
Al firmar ese compromiso, las autoridades se comprometieron a promoverlo en los estados y cumplir con tres criterios fundamentales en cada unidad de salud. El primero se llama Protección de la Vida, es decir, “ser capaz de mantenerse en pie y resistir con daño mínimo los fenómenos destructivos de gran intensidad que se presentan en la zona donde está ubicado”.
Protección de la inversión es el segundo principio y consiste en que sus instalaciones y equipos puedan tener daños mínimos pero continúen siendo operativos ante “fenómenos destructivos de gran intensidad”. Y el tercero, Protección de la función, implica que sean capaces de mantener o mejorar su producción de servicios como parte de la red a la que pertenecen.
Sin embargo, en el caso de la explosión del 29 de enero en el Hospital Materno Infantil de Cuajimalpa, en la Ciudad de México, las evidencias –tres muertos, 72 heridos y el colapso de 75% de la estructura, según cifras del gobierno capitalino– demuestran el incumplimiento de esos criterios…
Fragmento del reportaje que se publica en la edición 1996 de la revista Proceso, ya en circulación.
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: SARA PANTOJA/JUAN CARLOS CRUZ (REPORTAJE ESPECIAL)
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