Tras ser despedida de su espacio informativo en el Grupo MVS –con un pretexto baladí–, Carmen Aristegui habla con Proceso y da pormenores de las dificultades que enfrentó para difundir el año pasado el famoso reportaje de la Casa Blanca, ese que todos mencionan como la causa de su fulminante cese, pese a que sus exempleadores lo niegan y lo vuelven a negar. En el fondo de su despido, no le cabe duda, está la presión ejercida por la Presidencia.
MÉXICO, D.F: La periodista Carmen Aristegui no duda en torno a ciertos puntos en su reciente ruptura con el Grupo MVS: que “todos los caminos conducen a la Casa Blanca” y que “provino de la Presidencia de la República” la petición a la familia Vargas para que el reportaje sobre la propiedad de esa mansión en las Lomas de Chapultepec no se difundiera en el espacio informativo de la primera emisión de Noticias MVS, el 9 de noviembre de 2014.
“El reportaje original no salió en MVS. Los periodistas en ese momento nos enfrentamos a un dilema y lo resolvimos. El dilema era mantener el espacio en la estación radiofónica y a la vez difundir ese reportaje. No aceptamos la censura, no aceptamos que no saliera a la luz pública”, afirma en entrevista con Proceso.
–¿Hubo un amago de censura por parte de los Vargas?
–Hubo una petición para que ese trabajo no se difundiera en MVS. Hubo una situación muy tensa y compleja entre nosotros. No en un tono impositivo o imperativo, sino de ‘búsqueda de comprensión’ de mi parte. “Se colocó, efectivamente, el dilema de que si se transmitía esa información en Noticias MVS se daba por sentado que el programa desaparecía”, rememora Aristegui.
Esta petición se hizo días antes de que se difundiera ese reportaje simultáneamente en el portal de internet Aristegui Noticias, en Proceso ( edición 1984), en La Jornada y en varios medios internacionales. Días antes de la publicación, el gobierno federal canceló sorpresivamente la licitación del tren rápido México-Querétaro.
Entre los ganadores de esa licitación estaba el Grupo Higa, de Juan Armando Hinojosa Cantú, amigo del primer mandatario y el mismo empresario que detentaba la propiedad original de la residencia de Sierra Gorda 150, a través de su filial Ingeniería Inmobiliaria del Centro.
–¿La petición de censura fue entre líneas?
–No tan entre líneas. Como periodistas analizamos y aquilatamos lo que significaría poder transmitirlo con mucha amplitud en otros lados, cumplir con nuestro cometido y no aceptar la censura. La censura hubiera implicado guardar el reportaje. Y no lo guardamos. La censura hubiera sido olvidarnos del tema y no lo hicimos.
“Teníamos el dilema fundamental para nosotros de perder un espacio valioso y decidimos hacerlo de esta manera. A través del sitio de internet. Y no nos equivocamos. Porque el reportaje se conoció y difundió ampliamente.
“La historia detrás de esa solicitud para que no se transmitiera en Noticias MVS es una historia que los Vargas deberían contar. Quién y cómo les pidió que ese reportaje no saliera en nuestra emisión”, reiteró Aristegui.
(Fragmento del reportaje que se publica en la revista Proceso 2003, ya en circulación)
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: JENARO VILLAMIL.
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