Resulta asombroso apreciar la nueva facultad del Secretario de Hacienda Luis Videgaray de convertir en oro lo que toca, particularmente sus propiedades.
Ante el evidente conflicto de interés en el que ha incurrido, su reacción ha sido la negación, ignorando las criticas y la exigencia que tiene de demostrar que en la compra de su casa no hubo ninguna irregularidad ni tráfico de influencias.
Difícilmente lo hará. Por una simple razón: la casa de Videgaray huele a conflicto de interés. Esa mansión que el Grupo Higa le vendió en Malinalco por 7 millones y medio de pesos fue adquirida por la firma de bienes raíces al mismo precio 10 meses antes.
Las revelaciones del periódico The Wall Street Journal no dejan dormir en paz al Secretario de Hacienda. Lo tienen nervioso. Y el funcionario utiliza el método del avestruz para no dar la cara y ofrecer a la opinión pública su declaración patrimonial.
El empresario favorito de Videgaray y Enrique Peña Nieto, el empresario Juan Armando Hinojosa, dueño de la constructora Higa ganona de jugosos contratos desde que Peña Nieto era gobernador del Estado de México, se frota las manos porque su próspero negocio le ha asegurado una vida de lujos a por lo menos dos generaciones de su familia.
¿Qué ganó el empresario Juan Armando Hinojosa a cambio de las mansiones Higa propiedad de Peña Nieto y Videgaray? Pues, muchos millones de pesos. Nada menos que 63 mil millones de pesos.
La próspera carrera empresarial de este consentido empresario, ha aumentado de manera vertiginosa sus cuentas bancarias. Solo durante los dos primeros años del gobierno de Enrique Peña Nieto ganó 54 mil millones 802 millones de pesos, algo que demuestra que quintuplicó los millones que ganó casualmente durante la administración peñista en el Estado de México, cuando obtuvo durante seis años, alrededor de 35 mil 668 millones de pesos.
Me pregunto qué porcentaje tuvo que pagar a funcionarios corruptos para conseguir los contratos jugosos y parciales que ha recibido por el dedo supremo del señor que se sienta en la Silla del Águila.
El señor Hinojosa no se cansa de llenarse los bolsillos, de incrementar sus cuentas millonarias de los paraísos fiscales. Su amigo, Peña Nieto lo ha convertido en un auténtico potentado, cuya fortuna crece como la espuma. Además de ser el proveedor gubernamental consentido, ha servido como corredor inmobiliario para Peña Nieto y Videgaray.
Está claro que el Rey Midas también convirtió en oro el patrimonio del empresario Hinojosa, quien también obtuvo un contrato por mil 332 millones de dólares que le otorgó Banobras en junio de 2013 cuando era dirigido por Alfredo del Mazo Maza, quien fue suficientemente astuto como para reservar la información de dicho contrato nada menos que hasta el 2025.
¿Qué esconden Peña Nieto, Videgaray e Hinojosa? ¿Por qué no transparentan los contratos y las formas de pago y adquisición de sus respectivas mansiones?
Los únicos que piensan que no hay conflicto de intereses en la compra de sus mansiones al empresario amigo, son Peña Nieto y Videgaray, este último incluso se atreve a decir que no tiene más que agregar al asunto, que él está muy tranquilo.
Claro, es el tipo de tranquilidad proporcionada por la certeza de la impunidad. ¿Cuántos funcionarios, presidentes o gobernadores han sido enjuiciados por el expolio de caudales públicos, por conflicto de interés o tráfico de influencias? Ninguno. Ellos, los políticos en general se saben impunes en un país donde no existe un verdadero estado de derecho.
El Señor Videgaray se comporta como un Rey Midas. Subestima la inteligencia de los mexicanos, seriamente dañados por sus recortes, frente a su prosperidad personal.
El cinismo del secretario de Hacienda va más allá: se niega a hacer su declaración patrimonial. Otra vez, la pregunta es la misma: ¿qué esconde? ¿la súbita riqueza con la que vive? Solamente un funcionario como él puede pagar completamente un crédito de una casa en tan solo dos años, como lo hizo con su casa de Malinalco comprada en 2012 y pagada dos años después cuando ya era Secretario de Hacienda.
Videgaray no es el único con súbita riqueza. A los funcionarios del gobierno de Peña Nieto les gustan las propiedades para aumentar su patrimonio. Por ejemplo, 21 integrantes del gabinete presidencial, tienen en conjunto 102 propiedades.
Los políticos ricos del gabinete peñista acumulan propiedades, como Enrique Martínez Martínez, secretario de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), quien cuenta con con 18 inmuebles: 16 terrenos, un edificio y una casa. Le sigue Pedro Joaquín Coldwell, titular de la Secretaría de Energía (Sener), con 12 inmuebles; Alfonso Navarrete de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) con 11; Julián Olivas de la Función Pública (SFP), ocho; José Antonio González Anaya, del IMSS, tiene siete; y Gerardo Ruiz Esparza de Comunicaciones y Transportes (SCT), seis. Y así podríamos seguir enumerando las casas, terrenos, departamentos y edificios de estos señores también convertido en Reyes Midas como el señor Videgaray.
Es evidente que decencia y honestidad no son parte de la actual clase política. Una duda me invade: ¿Para qué quieren acumular tanta riqueza, mientras 53 millones de pobres se mueren de hambre?
FUENTE: SIN EMBARGO (ANÁLISIS/OPINIÓN ).
AUTOR: SANJUANA MARTÍNEZ.
LINK: http://www.sinembargo.mx/opinion/23-03-2015/33007
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