"Aislada, una estadística es el más hermoso poema y torturados los números dicen cualquier cosa...", escribe el ex director de Fundar, Centro de Análisis e Investigación.
Fascinado por leer cifras en los discursos que le escriben, el presidente Peña Nieto nos invita a reconocer los avances de su gobierno y a valorar las condiciones que disfrutamos. En ocasiones va más lejos, como lo hizo al decir “que a veces pareciera que no queremos o nos negamos a registrar las buenas noticias. Estamos frente a ellas y no las vemos”.
Ese día estaba optimista por el anuncio de una millonaria inversión para el sector turístico. Peña Nieto citó datos según los cuales México se encuentra ya entre los primeros diez destinos turísticos del mundo y emplea en forma directa a 3 millones de mexicanos y de forma indirecta a 5 millones más.
El director de un importante diario sobre temas financieros una vez me dijo: “ante la falta de mayor información, el anuncio de nueva inversión extranjera para mí es una ‘buena noticia’. Claro, existe la posibilidad y la alta probabilidad de que con mayor análisis resulte no serlo”. Los datos del presidente carecen de contexto. Aislada, una estadística es el más hermoso poema y torturados los números dicen cualquier cosa.
Si fuera cierto que México es el décimo lugar en recibir visitantes ¿es ese el único dato para entender lo que sucede con el sector y su importancia económica? Por principio, nuestro avance se debe a comparaciones con paises como Hong Kong (que tiene una superficie de 1,102 km2 y una población de alrededor de 7 millones de habitantes) o Ucrania, un país en pleno conflicto bélico.
Con apenas un poco de más análisis, la buena noticia quizá no lo es tanto. En 2013, de acuerdo al barómetro de turismo, México recibió 24.2 millones de visitantes. Con esa cifra ocupó el lugar 15 en el ranking mundial. Pero, teniendo en cuenta las divisas por turismo, el mismo ranking colocó a México en el lugar 23. Ahora, si consideramos el gasto en turismo internacional, nuestro desempeño es más pobre. Ese mismo año ocupamos el lugar 29. Dicho en buen cristiano, otros países hacen mucho más dinero que nosotros, con menos visitantes. Digo, por lo menos para tenerlo en cuenta.
Pero hay más. Unos días después del llamado del presidente Peña Nieto al optimismo turísitico, el gobierno de Estados Unidos emitió una alerta a sus ciudadanos sobre los riesgos de viajar a 21 estados de México, señalando que “el crimen y la violencia son problemas serios y pueden ocurrir en cualquier parte, incluyendo homicidio, tiroteos, secuestros, robo de auto, y robo a mano armada”. A pesar de que dos terceras partes del territorio son riesgosas, el informe reconoce los esfuerzos de las autoridades mexicanas para proteger a los visitantes. Entonces, los polos turísticos como una realidad aparte. Ajena. No nuestra. Para que nos visiten, aunque a nosotros nos maten.
No es muy distinta la simpleza con la que el Presidente usó recientemente datos en la entrega del Premio Nacional de Comunicación. Ese día dijo:
La libre manifestación de ideas es una conquista social irrenunciable que hoy forma parte de la normalidad democrática. Déjenme poner en contexto el número de medios que tenemos en México:
Se publican cerca de 600 periódicos y circulan más de 650 revistas. Hay más de dos mil 500 emisoras de radio y televisión
¿Conquista social? México es uno de los países con mayor concentración mediática en América Latina. En cifras redondas, hoy mismo, Televisa y Televisión Azteca ocupan 60% de todas las frecuencias asignadas y en uso para televisión en México y 95% de las concesiones para televisión comercial. En cuanto a radio, el 75% de las frecuencias de radios comerciales pertenece a 14 familias y apenas hay reconocidas 20 radios comunitarias permisionadas, mientras en otros países se cuentan por cientos (Colombia) o miles (Canadá).
Mientras el Presidente celebra sus cifras aisladas, una resolución del IFETEL declaró la preponderancia de Televisa en el mercado de televisión por cable y un grupo empresarial abandonó el proceso de adjudicación de una cadena de televisión abierta sin mayor explicación, lo que tendrá altos costos en términos de pluralidad informativa y sigue afectando los derechos de las audiencias.
¿Libre manifestación de ideas? Prestigiosas organizaciones internacionales y nacionales como Article 19, WAN, Reporteros Sin Fronteras o Fundar han señalado que la autocensura flota en las salas de redacción de periódicos y revistas y que los gobiernos representan el control, por la vía de los ingresos, de muchos medios.
¿Normalidad democrática? Los ataques violentos a la prensa nos colocan en comparaciones con países en guerra. Tenemos 105 periodistas muertos en 15 años. El gobierno de Peña Nieto ha pedido al Instituto Nacional Electoral que retire un spot en el que se le crítica, por considerar que se le calmunia. Tan sólo hace dos días, un tribunal reconoció que el despido de la periodista Carmen Aristegui puede implicar graves afectaciones a la libertad de expresión.
Y como estos podríamos hacer variados ejercicios. Por supuesto el tema no es si las personas tienen el legítimo derecho a pensar de la realidad lo que se les venga en gana. Eso es una obviedad. Creo que la ecuación es a la inversa. Lo que sucede es que el Presidente tiene a la realidad quebrándose frente a él, pero no lo quiere ver.
FUENTE: ARISTEGUI NOTICIAS.
AUTOR: MIGUEL PULIDO.
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