A los habitantes de Villa Purificación, Jalisco, les amaneció temprano el viernes 1. El relampagueo de las metralletas y su traca traca los llenó de pánico. Unos se protegieron como pudieron y alcanzaron a observar la nube negra y las llamas que envolvieron al helicóptero militar derribado por miembros del Cártel de Jalisco Nueva Generación. “Fue un encontronazo”, comentan los lugareños al corresponsal de Proceso. Otros aseguran haber visto cuando militares recogieron a muertos y heridos. Al cierre de esta edición se hablaba de 18 fallecidos en la refriega, entre ellos ocho sicarios.
VILLA PURIFICACIÓN, JAL: El viernes 1, cuando aún no amanecía, un convoy de 10 camionetas con gente armada que venía de la Resolana (Casimiro Castillo) bordeó por una brecha para evitar pasar por esta cabecera municipal. Los vehículos entroncaron en La Cruz y pasaron por Villa Vieja con las luces apagadas. Eran las 6:30 horas.
Al último, un poco retrasada, venía una unidad sobre cuya cabina asomaba una especie de cañón, bazuca o lanzagrandas, medio tapado con una manta.
Varios helicópteros rugían en el aire. Minutos después se oyó un estruendoso tronido de metralla que disparaba de abajo hacia arriba y de arriba hacia abajo. Algunos lugareños se atrevieron a asomarse por las ventanas de sus viviendas, sorprendidos por el relampagueo de los disparos.
Un vaquero cabalgaba por un camino aledaño. De pronto, dice, vio una bola de humo en el aire, luego vino el desplome de un helicóptero que, oscilante, cayó a menos de dos kilómetros delante de Villa Vieja al parecer envuelto en llamas.
En otro lado, el asustado esposo mueve a su mujer y le ordena: “¡Despierta, m’ija que algo está pasando! Oye cómo está la tracatiza. Es como una persecución a balazos. ¡Levántate!, aunque sea para pedirle perdón a Dios por si nos toca… No sabe uno!”.
–¡Uf! Y yo que creía que iban uno o dos camiones descompuestos, destartalándose por la terracería para abajo –le responde la esposa.
–¿No escuchaste antes: ¡Pum!, un estruendo muy fuerte primero? Fue como un bombazo ensordecedor. Escucha el pas, pas, pas, el tra, tra, tra y el traca traca…
“Así se escuchaban los balazos –explica al reportero–, como de distintas armas pesadas calibres y hasta uno que otro bombazo”.
–¿Acaso no oyes? –le dije a mi esposa.
–¡Claro que sí, y tengo muchísimo miedo!
–¿De veras no escuchas?
–¡Sí!..
Fragmento del reportaje que se publica en la edición 2010 de la revista Proceso, actualmente en circulación.
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: FELIPE COBIÁN R.
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