Desde la década anterior, alentada por las administraciones mexiquenses de Enrique Peña Nieto y Eruviel Ávila, la firma española OHL se posicionó como la principal beneficiaria de megaobras de relumbrón, como el Viaducto Bicentenario y el Circuito Exterior Mexiquense, auspiciadas por ambos políticos. Y hoy que se conoce su larga cauda de intereses y corrupción que le han dejado millonarios dividendos, algunos funcionarios, como el titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, se muestran preocupados ante una eventual auditoría que exhiba sus manejos turbios.
MÉXICO, D.F: El pasado lunes 18, en una reunión privada con los integrantes de su gabinete, Enrique Peña Nieto convocó a sus principales colaboradores a cerrar filas y a respaldar a su secretario de Comunicaciones y Transportes (SCT), Gerardo Ruiz Esparza, el mismo funcionario que durante su administración en el Estado de México fue el principal responsable de las grandes obras licitadas a favor de la empresa española OHL (Obrascón Huarte Lain), eje de un escándalo de sobornos y sobreprecios en la obra del Viaducto Bicentenario.
Antes del espaldarazo presidencial, Ruiz Esparza giró instrucciones para “contener el caso”, ya que él en lo particular puede salir afectado en la auditoría ordenada por el gobernador mexiquense Eruviel Ávila y en las investigaciones que realiza la Comisión Nacional Bancaria y de Valores contra la trasnacional de la construcción más favorecida por Enrique Peña Nieto desde que era gobernador en el Estado de México.
La preocupación del equipo peñanietista en torno al escándalo de OHL no es un asunto menor. Tan sólo en el primer año y medio de Peña Nieto en Los Pinos, la SCT entregó siete contratos a OHL por poco más de 41 mil 500 millones de pesos, mientras que sus principales constructoras rivales –ICA, Tradeco y Carso– sólo obtuvieron contratos por 9 mil 412 millones.
Los reportes de la SCT indican que en las grandes obras entregadas por el gobierno federal a OHL existen también sobreprecios del orden de 610 millones de pesos, en comparación con las ofertas entregadas por Tradeco o ICA en obras como el Viaducto Interurbano México-Toluca, la autopista Atizapán-Atlacomulco, el Tren Ligero de Guadalajara y la autopista México-Puebla. Además, OHL pretende participar entre las empresas constructoras del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
Bajo su responsabilidad como titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes en el Estado de México durante la administración peñanietista, Ruiz Esparza también le otorgó a OHL las dos concesiones más importantes que están ahora en la mira: el Circuito Exterior Mexiquense, una obra de 110 kilómetros que le genera la mitad de sus ingresos en el país, y el Viaducto Bicentenario, de 22 kilómetros de carretera entre el Toreo de Cuatro Caminos y Tepalcapa, en Cuautitlán Izcalli.
“Hay que esperar a que se ventilen las cosas. Ya me sumé a que se audite si hay duda en el caso del Estado de México, y en el caso de la federación sistemáticamente se están auditando las concesiones”, afirmó Ruiz Esparza el miércoles 13 en rueda de prensa, tras un acto de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC).
Y añadió: “OHL ha cumplido invariablemente en tiempo y forma con los contratos que se le han asignado por licitación pública”…
Fragmento del reportaje que se publica en la edición 2012 de la revista Proceso, actualmente en circulación.
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: JENARO VILLAMIL.
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