Iván Bernal dejó el sacerdocio para buscar una candidatura política. Pero el destino le tenía preparada otra cosa. Ahora, el ‘Padre Iván’ apoya al aspirante de su partido a la alcaldía de Agua Prieta, Sonora.
Iván Bernal fue el primer sacerdote mexicano en dejar la sotana para entrar a la política. Buscó que la justicia y el bienestar sean los mismos así en la Tierra como en el Cielo.
La presencia de un cacicazgo de poder en su localidad, Agua Prieta, Sonora, lo había convencido de que era necesario que un personaje reconocido por la comunidad formara una nueva propuesta de gobierno.
Pero su aspiración se truncó a pocos días de la elección por una impugnación de sus adversarios.
Era la carta fuerte del PAN a la alcaldía. Pero la coalición conformada por el PRI, el PVEM y Panal presentó una impugnación, argumentando que el expárroco no se separó de su cargo religioso con cinco años de anticipación, como marca la ley.
“Mi proceso fue más un proceso social (…) No la solicité yo (la baja), se fue dando con el paso del tiempo. Durante algunos años atrás, mi actividad preponderante fue la cuestión de los migrantes y el trabajo en los derechos humanos. Lo otro (el sacerdocio) fue estar, pero no era una actividad principal”, sostiene Bernal.
Las autoridades de la Iglesia católica tramitaron su baja una vez que aceptó la precandidatura del PAN a la alcaldía.
Sus detractores lo acusaron de que todavía a mediados del 2014 oficiaba misa en su parroquia.
El Tribunal Electoral le quitó la candidatura a 10 días de la elección.
Ahora debe conformarse con trabajar en la campaña de quien lo suple y tratar de mantener su influencia para competir por la alcaldía de Agua Prieta dentro de tres años.
“Prácticamente soy un ciudadano de segunda, según lo que están diciendo ahí y pues no. (...) Dicen que supuestamente vivimos en un país de derechos donde nos dicen que cualquier persona estamos en igualdad de circunstancias y tenemos dignidad, pero en esta resolución se dice que no”, acusa Bernal, en entrevista.
Los motivos del ‘Padre Iván’
Cuando Iván Bernal camina por las calles de la ciudad fronteriza donde vive y siempre hay alguien que lo saluda. Taxistas, comensales, comerciantes o automovilistas.
Bernal llegó a Agua Prieta en el 2003, a los 25 años, y poco a poco comenzó a ver las carencias de su comunidad: inseguridad, pobreza, marginación y la llegada de migrantes de paso a EU. Trabajó en el Centro de Ayuda a Migrantes Exodus.
La gente habla bien de él. En la plaza o en los restaurantes las personas lamentan que no se les vaya a permitir votar por “el Padre Iván”.
“Vamos a ganar”, “Fierro pa’delante”, “Dele con todo”, le dicen al exsacerdote. Él contesta levantando la mano y sonriendo.
Lo único que puede ensombrecer su presencia es que siempre va acompañado de dos personas que cuidan su seguridad.
“Es que ya hemos tenido más que amenazas”, justificó.
Aunque en las calles de Agua Prieta casi no se ve propaganda con su imagen, él aún porta la camisa de su campaña, con su nombre y las siglas de su partido.
Algunos pendones tienen su más reciente eslogan de campaña: “Yo también soy Iván”, impulsado en redes sociales cuando le quitaron la candidatura.
“Cuando me quitaron la candidatura la gente empezó a decir que no se respetaban mis derechos; por eso armaron una campaña para apoyarme y dijeron que ellos también eran yo, que ellos también eran Iván”, narró.
La idea de Bernal de llegar a la alcaldía de Agua Prieta no surgió de la nada ni porque a él se le acabara su vocación sacerdotal.
Se trató de un intento por cambiar el destino de su ciudad, que ha estado por más de una década en manos de una misma familia de políticos priistas.
“Yo al principio me negué, hubo mucha resistencia de mi parte, porque todos sabemos lo que es la política y lo que trae el ser político, y con una figura tan manoseada y tan desprestigiada, pues yo no quería participar de eso.
“Sin embargo, me supieron llegar por el lado más flaco mío: ‘No pues, préstenos servicio a la comunidad tres años’. Me organizaron reuniones con los empresarios de las colonias, y al ver la aceptación del proyecto ya no pude resistirme y me fue seduciendo eso, la posibilidad de orquestar un proyecto de cambio para Agua Prieta”, narra Bernal.
La presencia de una “tiranía” en la ciudad, como él le llama, fue el principal impulso para buscar la presidencia municipal.
La “tiranía” está conformada por la pareja de Vicente “Mijito” Terán e Irma Villalobos, su esposa. Entre ambos, han ocupado durante 12 años el poder municipal, alternando su turno como alcaldes.
Entre 1997 y el 2000, el alcalde fue Vicente Terán. Le siguió su esposa, entre el 2000 y el 2003.
Nuevamente ocuparon el cargo. Del 2009 al 2012, Terán volvió a despachar desde la alcaldía. Le siguió su esposa, quien actualmente es presidenta municipal, del 2012 al 2015.
Para estas elecciones, “Mijito” Terán busca nuevamente llegar a la alcaldía y estar en el cargo hasta el 2018 o más allá, debido a la reelección inmediata.
“Eso me motivó mucho a la lucha personal, para que no siga esta dictadura familiar en el poder, que ha lastimado mucho a los aguapretenses.
“En una dictadura, una de las lógicas es tener al pueblo en la miseria, en la ignorancia y vas a seguir haciendo lo que tú quieras, aquí eso sucede, las personas no estaban activadas, no estaban unidas”, dice Bernal.
Él mismo y su albergue fueron víctimas de esa tiranía, pues durante una colecta de alimentos que se hizo para beneficiar al refugio de migrantes, la presidencia municipal se quedó con el 80 por ciento de lo recolectado con el argumento de que ellos también los apoyaban.
Con lo que recolectaron, los Terán armaron despensas que luego entregaron a nombre del gobierno municipal.
En las últimas semanas, sin embargo, hubo un “despertar” de algunos ciudadanos de Agua Prieta e, incluso, los propios exfuncionarios de la administración del “Mijito” Terán lo denunciaron penalmente por malos manejos económicos y desvío de recursos federales.
Reporte Indigo buscó a Vicente Terán para solicitarle una entrevista, pero no hubo respuesta.
La popularidad de Iván Bernal no solo le ha ganado simpatías, sino también enemigos. En la campaña, recibió llamadas y mensajes amenazantes.
El ataque más directo lo tuvo cuando unos sujetos quemaron uno de los vehículos de su empresa cuando aventaron en su interior una bomba molotov.
‘Alguien se tiene que atrever’
Iván Bernal piensa que no hay una traición a su fe por haber abandonado los votos como sacerdote.
Más bien, dijo, alguien debe atreverse a hacer el cambio en su localidad.
Aunque su carrera política es incipiente, no niega que le gustaría llegar a la gubernatura de Sonora o a la presidencia de la República “si la ciudadanía me impulsa”.
“Yo sí haría todo lo mejor para que se refunde todo el Estado. Y si va a empezar desde un pequeño municipio con menos de 100 mil habitantes, en un estado con pocos habitantes como Sonora, que desde aquí pueda ser el inicio de un cambio en muchas entidades.
“Yo estaría maravillado con eso. Y no solamente es un sueño mío. Creo que muchos soñamos lo mismo”, aseveró.
Para él, su principal motivo es el servicio público. Fue lo que lo motivó a ser sacerdote y luego a seguir su vida política.
El servicio, consideró, será la principal pauta que ayude a la transformación no solo de su comunidad, sino del país.
Ahora, Bernal trabaja para que Héctor Ruvalcaba, su sustituto, gane la elección y puedan impulsar un nuevo plan de gobierno para Agua Prieta.
Para que la justicia sea la misma, así en la Tierra como en el Cielo.
FUENTE: REPORTE INDIGO.
AUTOR: IMELDA GARCÍA.
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