Una familia promedio mexicana con cuatro integrantes, tiene que destinar más de lo que se gana en un sólo día de trabajo para poder ir al cine a disfrutar una película de aproximadamente 2 horas. Con 490 pesos aproximadamente se pueden comprar los boletos y combo de alimentos.
Por ocho horas, un trabajador con salario promedio, recibe 441 pesos, de acuerdo con la más reciente Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), y según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la mayoría de las familias mexicanas están conformadas por cuatro integrantes; éstas gastarán 186 pesos en las entradas, 96 pesos si compran dos botes de palomitas y 208 pesos de bebidas.
Esto, tomando los precios promedio de la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica y del Videograma (Canacine). Pero, si la familia promedio vive más cerca de un establecimiento en el que el precio del boleto llega hasta los 80 pesos (cuando en promedio es de 46 pesos) la cifra asciende a los 624 pesos (o una jornada y media de trabajo).
La entrada puede no ser lo más costoso, pero con palomitas y refresco, la cifra aumenta. Aunado a eso, toda la variedad de botanas (chocolates, caramelos, helados) tienen en dulcería un precio hasta tres veces mayor que el del mercado externo.
La cifra puede hacerse aún más alta, si se opta por una película 3D o si se acude por las tardes, pues los costos aumentan considerablemente.
La ENIGH arrojó que los mexicanos destinan sólo el 14 por ciento de su ingreso a actividades de esparcimiento; los principales gastos son para alimentos, bebidas y tabaco. El cine es una de las principales actividades de esparcimiento de los mexicanos; el país ocupa el cuarto lugar a nivel mundial en asistencia al cine.
El escenario es negativo, cuando al costo de una visita al cine, se le añade el aumento al salario mínimo, que para 2015, de 4.2 por ciento, lo que representó 2.81 pesos para la zona A y 2.68 pesos para la zona B. Esto crea un excedente quincenal de 42.15 pesos, que no alcanzan para pagar al menos una de las entradas.
El precio promedio del boleto es el más bajo del continente y de los más bajos del mundo. El problema es que al igual que esos precios, el salario también es de los más raquíticos; México ofrece a los trabajadores los salarios más bajos de la región, catalogados incluso dentro del umbral de la pobreza extrema: 2.50 dólares, es decir, 37.5 pesos diarios, coincidieron estudios sobre el tema liberados por Banco Mundial (BM) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Si con ese salario no se puede cubrir ningún rubro de la canasta básica (que actualmente cuesta mil 743 pesos con 91 centavos, según cálculos oficiales), asistir al cine, al menos en una ocasión cada 15 días, deja de ser una prioridad en una población en la que el 63.8 millones viven en pobreza, de acuerdo con sus ingresos.
Ese sector de la “población con ingreso inferior a la línea de bienestar” conforma el 53.3 por ciento o más mitad de la población. De éstos, el 46.2 por ciento pertenece a los 55.3 millones que dice el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) incluye en pobreza multidimensional, más el 7.1 por ciento u 8.5 millones de personas denominadas “vulnerables por ingreso”.
MERCADO CONTROLADO
Esto se da en un mercado en el que sólo dos empresas controlan el 91.96 por ciento del mercado del cine: Cinemex y Cinépolis. De las 5 mil 761 salas, 5 mil 298 corresponden a estos dos complejos, que tuvieron ingresos en 2014, por 12 mil millones de pesos sólo por lo recaudado en taquilla por la venta de 257 millones de boletos, de acuerdo con información de la Cámara Nacional de la Industria del Cine (Canacine).
La Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) ha permitido que estas dos empresas se consoliden más en el mercado, ya que confía en que esta competencia baje los precios, esto después de que Cinemex comprara Cinemark, en noviembre de 2013. Con esta acción, la empresa incrementó su participación en el mercado a 36 por ciento.
Así, tan sólo dos meses después de la compra, la Cofece revocó la negación que la antigua Comisión Federal de Competencia (CFC) había dictado a la intención de Cinemex de comprar Cinemark. El argumento que presentaron fue que Cinemark no representaba ya una competencia, por lo que no habría afectaciones por tal fusión.
De acuerdo con una entrevista realizada a la Comisionada Alejandra Palacios Prieto en el Senado de la República sobre este tema, negó que este acto creara un mercado dominado por un duopolio (Cinemex y Cinépolis).
“Yo no lo diría en esos términos. Básicamente entre Cinemex y Cinépolis van a tener aproximadamente el 90 por ciento del mercado. Aquí lo importante tiene que ver con la presión competitiva, o sea, ese tercer jugador, que era Cinemark, en realidad no estaba generando presión competitiva en el mercado […] las decisiones que tomamos no tienen que ver con el número de empresas en las industrias sino con la presión competitiva que generan y eso es lo que nosotros tenemos que operar”, comentó.
FUENTE: SIN EMBARGO.
AUTOR: DANIELA BARRAGÁN
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