Desde el triunfo de Jaime Rodríguez “El Bronco” como gobernador de Nuevo León, han surgido un número importante de oportunistas y chapulines, por llamarlo de manera elegante, de políticos reciclados de distintos partidos, bajo el disfraz de “independientes”.
Los reciclados han visto en esta nueva forma ciudadana de hacer política, la gran oportunidad para filtrarse de forma camaleónica en la lista de los “independientes” y así seguir viviendo del erario público, de nosotros los mexicanos, pues.
Resulta sorprendente ver personajes con un pasado cuestionable, en algunos casos, casi delincuencial, queriendo aparecer ahora como “blancas palomitas” inocentes e independientes.
Señoras y Señores, seamos serios. Los ciudadanos no somos menores de edad en este juego llamado democracia simulada que vivimos en México. Tampoco somos ingenuos, mucho menos, personas sin memoria.
El tema exige una revisión a profundidad. Las candidaturas ciudadanas, son eso, ciudadanas. De nada vale que intenten camuflarse siniestros personajes marcados por la corrupción, la traición y los excesos de todo tipo a su paso por la política.
En estas nuevas listas de “independientes” abundan los chapulines, políticos que van saltando de partido en partido buscando sus intereses propios y no los del bien común; políticos que quieren ir por la libre para no someterse a la disciplina de las normas de un partido y hacer lo que se les de la gana, políticos que han traicionado su deber con el electorado que los eligió. Los ejemplos abundan, pero veamos unos cuantos para hacer recuento de esta nueva aberración política, de esta nueva simulación.
Gerardo Buganza Salmerón en Veracruz, este señor lleva décadas pegado a la ubre del presupuesto gubernamental. Inició en el Partido Acción Nacional (PAN) en 1994 como militante, luego fue diputado federal en 1997 y después candidato a la gubernatura. Al perder, fue nuevamente diputado federal en 2006 y al terminar en 2010 renunció al PAN para integrarse al gobierno del priísta, del depredador de la prensa, Javier Duarte, con quien incluso ha llegado a ser secretario de gobierno este año.
El señor Buganza observó el fenómeno “Bronco” y se apuntó y renunció a su cargo el pasado mes de julio e inmediatamente se autonombró candidato ciudadano para la gubernatura de Veracruz. Pero el PES no solo le negó su apoyo, lo acusó de “sicario político”.
¿Cuántos sicarios políticos quieren hacerse pasar como independientes? Comprendo que pedir expediente limpio sin militancia en ningún partido, aunque es lo ideal, en la mayor parte de los casos es casi imposible.
Ser candidato independiente y ciudadano no significa que no tenga pasado partidista. Se vale haber pertenecido a un partido, pero a un partido, no a varios “chapulineando” para su propio beneficio. Los chapulines no deben ser candidatos independientes y si lo son, la gente no debe olvidar su pasado.
A veces sin pasado partidista ya están marcados por hechos oscuros, como el empresario lechero Leodegario Pozos Vergara “El Tigre”, que se autodestapa como el próximo candidato “Bronco” para la gubernatura de Puebla en 2016. Hay que añadir que este señor en 2013 fue precandidato del Partido del Trabajo (PT) a la presidencia municipal de Liebres, Puebla. Pero el pequeño problemita es que este señor fue vinculado en 2005 al robo de combustible, en 2011 fue detenido con otras tres personas en estado de ebriedad por negarse a pagar consumos en un centro nocturno.
En esta lista apócrifa de independientes incluimos a Rodolfo Rodríguez Navarrete quien fuera en 1998 primero regidor del PRI en el ayuntamiento de Zacatecas, luego en 2007 se registra en la fórmula de regidores por Nueva Alianza para el municipio de Guadalupe, Zacatecas en la posición número uno, para después en 2010 ser titular de Gestión y Participación Social del Ayuntamiento de Zacatecas y en 2013 ganar la precandidatura del PAN, pero después renunciar a la misma para integrarse como coordinador de redes sociales en apoyo a Ernesto Cordero a la presidencia del PAN.
Uno de los casos más esperpénticos, de los autonombrados mañosamente “candidatos independientes” es el del empresario minero Armando Guadiana, ex diputado priísta y un hombre sobre el que pesan graves acusaciones de corrupción e incluso de negligencia y explotación laboral en tajos y pozos mineros que se han cobrado la vida de sus trabajadores.
Ser candidato independiente significa tener un liderazgo limpio, una fuera social clara. Hay candidatos independientes como Pedro Kumamoto que sin haber militado en ningún partido y sin pasado político tienen una base social indiscutible.
Para ser candidato independiente debería ser exigido un mínimo de requisitos: primero que nada, honestidad; luego, congruencia, y después una base social sustentada en años de servicio público, de trabajo social.
Es inaceptable que políticos chapulines o corruptos echen a perder una de las posibilidades que tiene la ciudadanía para dar una vuelta de timón a nuestra maltrecha democracia.
Tampoco el panorama de los que apoyan las candidaturas independientes se ve claro. En esa lista publicada en el reciente desplegado titulado “Por una cancha pareja para candidaturas independientes” hay gente muy diversa, algunos marcados por el chapulineo, otros señalados como intelectuales orgánicos, escritores que también han vivido al amparo del poder en turno. Si esta lista es una nueva edición del fallido Grupo San Ángel, estamos francamente perdidos.
En el nuevo espectro de candidatos independientes brilla Manuel Clouthier, un hombre íntegro que ha demostrado tener en las venas el buen quehacer político heredado por su padre. En ese escenario pueden surgir más personajes excepcionales, congruentes y comprometidos con el bienestar social, como el panista Javier Corral.
Seguramente la lista de los verdaderos candidatos independientes estará muy contaminada por todo tipo de personajes oscuros y políticos corruptos y chapulines, pero corresponde a los mexicanos hacer una criba para separar la podredumbre de los hombres éticamente morales.
FUENTE: SIN EMBARGO.
AUTOR: SANJUANA MARTÍNEZ.
LINK: http://www.sinembargo.mx/opinion/28-09-2015/39735.
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