MÉXICO, DF (Proceso).- Después de siete años y medio de entrar al “juego burocrático” en busca de cuatro hermanos y de caravanas por todo el país para hacer visible la tragedia humanitaria de México, Juan Carlos Trujillo Herrera concluye: “en México no hay condiciones institucionales ni voluntad política para buscar a los desaparecidos, menos aún para exigir justicia”.
Hijo de María Herrera Magdaleno –la mujer menudita que durante los diálogos del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad encaró en junio de 2011 al entonces presidente Felipe Calderón y lo responsabilizó por los miles de desaparecidos como secuela de la “guerra contra el narcotráfico”–, Trujillo Herrera preside una organización civil que lleva el nombre de su madre.
El grupo forma parte de la Red de Enlaces Nacionales, que suma a por lo menos 40 colectivos en los que están integradas más de 2 mil familias en busca de desaparecidos.
Hace dos años, él decidió recorrer el país en busca de las familias que, como la suya, no sólo han alimentado los expedientes con sus propias investigaciones sobre el posible destino de sus seres queridos, sino que han decidido tomar en sus manos la búsqueda.
“En uno o dos años, localizamos a 13 personas, pero cada día desaparecen entre 10 y 13, es una tarea titánica que sólo las familias podemos hacer porque a las autoridades no les interesa nuestro dolor”, dice Trujillo Herrera a Proceso.
Respaldado por organizaciones como Los Otros Desaparecidos de Iguala y Las Rastreadoras del Norte de Sinaloa, advierte que ante la falta de resultados institucionales y “porque ya no cree en el gobierno y sabe que no hay justicia, las familias toman la búsqueda en sus manos”.
Para llegar a la determinación de caminar por montes y escarbar la tierra en busca de restos, tuvieron que pasar varios procesos en las familias, explica.
“En los primeros días se tiene la esperanza de encontrar a tus familiares; pero cuando pasan los meses ves que las autoridades no están investigando. Y aunque llegas a pensar que algún funcionario puede ayudarte, te envuelven y te meten en el juego burocrático de las instituciones en vez de buscar (a tus familiares) donde les pides.”
Cuenta que pese al efecto mediático y político de las desapariciones de sus hermanos Jesús, Raúl, Gustavo y Luis Armando, después de siete años y medio de búsqueda la Procuraduría General de la República (PGR) le respondió que la línea de investigación que él y su familia les dieron sobre las dos primeras desapariciones “eran correctas”.
“Es entonces cuando dices: ¿De qué chingados se trata? ¿Qué evidencias va a haber a más de siete años?”, añade irritado.
Tras recorrer el país y corroborar que casos como el suyo se repiten a lo largo del país, Trujillo Herrera decidió impulsar la Red de Enlaces Nacionales para “fortalecer el mecanismo de búsqueda con una unidad ciudadana”.
El propósito es, insiste, “dar el mensaje a la sociedad de cómo las familias organizadas están haciendo lo que no está haciendo el Estado. Lo que ellas buscan es encontrar a sus seres queridos”.
Una red de solidaridad
La Red apoya a colectivos de búsqueda en Iguala, Guerrero; Los Mochis y Culiacán, en Sinaloa, así como en Baja California, Coahuila, Chihuahua y Nuevo León. La red pone en contacto a los familiares con Mario Vergara, líder de Los Otros Desaparecidos de Iguala, quien se ha convertido en experto en localizar fosas clandestinas.
“Mario ya estuvo en Coahuila y pronto iremos a Veracruz y a Sinaloa. Dice que organizaciones de familiares de Morelos, el Distrito Federal y de Los Mochis han ido a Iguala a capacitarse con él. Se han encontrado centenares de cuerpos en varios estados.”
En Iguala se han localizado 115, sin contar con los que estaban en fosas comunes sin identificar y los primeros 33 que se localizaron cuando buscaban a los estudiantes.
Comenta que la desaparición de los 43 normalistas en Iguala alentó a las familias a salir a buscar a sus desparecidos. La Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG), la sociedad y los medios de Guerrero los han acompañado.
Y expone: “En los otros estados se lleva un proceso más lento, pero el mensaje ha sido muy marcado: saber la verdad. Los familiares de las víctimas saben que las autoridades no van a investigar; si lo hacen, sabrán que ellas mismas son las responsables”.
Ante la falta de legislación en materia de desaparición forzada o la realizada por particulares, hoy todos discuten sobre la pertinencia de una búsqueda directa: “Si bien la ley es una herramienta que puede construirse a futuro, de manera eficaz o ineficaz –puntualiza–, para que funcione debe ser eficaz. El problema es que no existe y las evidencias tienen un tiempo de caducidad”.
“Para muchos de nosotros la búsqueda no debe hacerse de esa manera porque se rompen evidencias, pero no hay condiciones para investigar. Hay quienes dicen: ‘Yo necesito encontrar a mi familiar porque mi mamá se me está muriendo en vida. Hay que buscar aquellos corazones que han dejado de latir para dar tranquilidad a una familia. Si encontramos muertos, salvamos vivos”, apunta Trujillo Herrera, quien se recupera de una parálisis facial.
Tiene claro que alentar los procesos de búsqueda ciudadana no implica rompimiento con las autoridades ni desdén al proceso legislativo.
Indica que la Red de Enlaces Nacionales, “además de la búsqueda, tiene puestos sus esfuerzos en el fortalecimiento de la parte institucional; trabajamos con la ahora Fiscalía Especializada de Búsqueda de Personas Desaparecidas de la PGR, y tenemos una representación que está pendiente de las reformas legislativas”.
E insiste: el objetivo fundamental de la red “es empoderar a las familias en la búsqueda directa, pensando incluso que son las familias las que van a encontrar a mis hermanos; ni siquiera yo, que estoy convencido de que si muero en este proceso, seguirán buscándolos”.
Fuente: Proceso
Autora: Gloria Leticia Díaz
No hay comentarios:
Publicar un comentario