MÉXICO, DF: Margarita Zavala tiene el legítimo derecho, como cualquier ciudadano o ciudadana, de tener ambiciones políticas, incluida la de ser presidenta de la República.
En encuestas recientes, la esposa del expresidente Felipe Calderón aparece como posible aspirante del PAN a contender por la candidatura en 2018.
Y aunque en los números existen las probabilidades, en los hechos la panista tiene una larga hilera de peros que la ponen contra la pared, entre ellos su falta de experiencia como gobernante y su relación matrimonial con el exsecretario de Energía.
Margarita Esther Zavala Gómez del Campo tiene una modesta carrera política. Los dos cargos legislativos a los que ha llegado: Asambleista (1994-1997) y diputada federal (2006-2009), lo hizo por la cómoda vía plurinominal.
Es más, si alguien se pregunta qué hizo en sus tres años como asambleísta pocos recordarán alguna iniciativa de ley o ciudadana digna de mencionar. Tampoco en el trienio en que se desempeñó como legisladora federal impulsó alguna que quedara en la memoria colectiva.
Egresada de la Escuela Libre de Derecho, no se le conoce experiencia alguna como litigante o defensora de algunos de los múltiples casos de violaciones a derechos humanos o garantías individuales ocurridas desde que ingresó a la escena política.
Tampoco se recuerda que hubiera hecho alguna declaración importante o fijado una posición polémica de los casos Acteal, Aguas Blancas o El Charco. Y cuando un caso la tocó de cerca, como la muerte de los niños de la guardería ABC de Hermosillo, Sonora, fue para que no se castigara a una de sus primas, Marcia Matilde Altagracia Gómez del Campo Tonella, quien era una de las dueñas del centro infantil, que carecía de condiciones para cuidar a los infantes.
A Zavala se le recuerda el rostro compungido, pero sólo eso, en aquel ríspido encuentro de su marido con las familias de los jóvenes masacrados en Villas del Salvárcar, aquellos a los que Calderón calificó de pandilleros.
A la exprimera dama no se le recuerda discutiendo o debatiendo los graves conflictos sociales o de corrupción en los seis años del gobierno panista de Vicente Fox, ni cuando se reveló que uno de sus hermanos, Hildebrando, era beneficiado con contratos millonarios en diversas entidades de gobierno.
“No voy a dar ninguna entrevista, en buena onda, en buena onda”, fue la respuesta que dio en 2006, cuando apenas arrancaba la administración calderonista.
Puesta ahora en el primer lugar de las encuestas entre los panistas para contender por la candidatura presidencial, Margarita Zavala maneja como principal virtud su honestidad, que resalta en medio de tanta corrupción en la clase política.
Sin embargo, en el libro “Las concesiones del poder”, del periodista Francisco Cruz Jiménez, publicado en 2011, se registra el conflicto de interés en que incurrió su hermano Juan Ignacio Zavala al incorporarse al grupo español Prisa (aliado de su cuñado Calderón en la campaña presidencial y a lo largo de su sexenio) que controla el periódico ‘El País’, y en la editorial Alfaguara, además de la mitad de las acciones de Radiopolis de Televisa.
Mariana Gómez del Campo, la “sobrina predilecta de la primera dama”, fungió como líder del PAN en la capital y ahora es diputada; su hermano, Pablo Gómez del Campo Gurza, egresado de la Universidad Panamericana, del Opus Dei, fue director general de Prevención de Operaciones Ilícitas, de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, y Luis Gómez del Campo Gurza, director del Grupo Andrade, vendió a un precio oneroso casi mil pipas a Petróleos Mexicanos (Pemex).
Carlos Felipe Castañeda Gómez del Campo, primo de Margarita Zavala, fue nombrado en un alto cargo del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), y otro primo de ella, Javier Arrigunaga Gómez del Campo, fue primer director del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa) antes de ser director del grupo Banamex.
A Margarita Zavala poco le ayuda haber sido primera dama. Su esposo, Felipe Calderón, dejó una historia manchada de sangre y de ineptitud que no se puede borrar ni con la mejor campaña de propaganda en todos los medios.
Y con eso, aunque tenga probabilidades de ganar la candidatura presidencial en el PAN, en la contienda electoral Margarita Zavala tiene muy pocas oportunidades de ganar. Su propia historia, la de su familia y la de su esposo serán un lastre que la llevaría a una derrota segura.
Por eso las preguntas: ¿a quién beneficia inflar la figura de Margarita en estos años previos a la lucha por la candidatura presidencial? ¿Quién es el principal beneficiado? Y una respuesta: Felipe Calderón sería el principal favorecido, pues una vez que probó las mieles de la casa presidencial, quiere regresar a Los Pinos para colocarse como el poder detrás de la silla presidencial.
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: JOSÉ GIL OLMOS (ANÁLISIS).
LINK: http://www.proceso.com.mx/?p=423048
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