El gasto de la evaluación serviría para resolver problemas de miles de escuelas, dice.
Entre las opciones que barajan los líderes de la CNTE está instalar un mesa en la Plaza de Santo Domingo, frente a la sede de la Secretaría de Educación Pública (SEP) federal, y colocar una silla para el secretario Nuño, a la espera de que cumpla su compromiso de sostener un diálogo abierto con los docentes.
La SEP de Aurelio Nuño ha centrado sus baterías en la sección 22 de Oaxaca, quizá con el convencimiento de que si infringe una derrota en toda la línea a los oaxaqueños habrá de diluirse la resistencia a la reforma política –Nuño dixit–, que ha encontrado en la CNTE a su principal adversario público.
Ortega Madrigal, rodeado de líderes de otros estados, llama la atención sobre el hecho de que el examen, buque insignia de la reforma educativa, se haya topado con resistencias en entidades donde la coordinadora tiene una presencia incipiente o marginal.
Los michoacanos han conseguido una vía que los oaxaqueños hubiesen esperado del gobernador que ayudaron a llevar al poder, Gabino Cué: un congreso organizado de manera bipartita para discutir las características del nuevo modelo educativo. Aún tantean los caminos para hacer realidad el acuerdo, pero, por lo pronto, brindan su respaldo al resto de los contingentes de la CNTE.
Al lado de Ortega Madrigal está el líder de una porción de la CNTE guerrerense, Ramos Reyes, que esta semana afrontará el examen en una entidad marcada por la violencia, de un estado donde hay escuelas cerradas no por los radicales de la coordinadora, sino por la violencia delincuencial contra la cual no puede nadie, el gobierno para empezar.
FUENTE: LA JORNADA.
AUTOR: ARTURO CANO.
LINK: http://www.jornada.unam.mx/2015/12/02/politica/004n1pol
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