miércoles, 27 de enero de 2016

Tres años de discurso optimista de Hacienda y Banxico no frenan la drámatica caída del peso

Agustín Carstens Carstens, Gobernador del Banco de México, habló de una súper moneda el 28 de enero de 2013, a dos meses del inicio de la administración. “[El peso] está bien comportado y está anclado en sólidos fundamentos macroeconómicos”, dijo. Luis Videgaray, Secretario de Hacienda, ha repetido que el dólar bajará porque el peso está subvaluado. Pero en los hechos, medio sexenio de promesas no parecen arrojar resultados puntuales sobre la divisa mexicana, que sufre su peor debilidad en la historia.


El peso mexicano ha acumulado una devaluación frente al dólar, al día de hoy, de 42.7 por ciento en los últimos tres años, tiempo que lleva en el Poder Federal el Revolucionario Institucional (PRI), un partido asociado con crisis monetarias y financieras.

El Presidente Enrique Peña Nieto recibió el dólar interbancario en diciembre de 2012 en 12.94 pesos. Este día, tres años después, se vendió en 18.47 pesos, 6 pesos con tres centavos más. En bancos, el jueves pasado, la moneda estadounidense alcanzó los 19.10 pesos, su mayor nivel en la historia.

Después del histórico “error de diciembre”, cuando México devaluó fuertemente su moneda y entró en una crisis conocida como “Efecto Tequila”, el Presidente Ernesto Zedillo estabilizó el peso y heredó el dólar norteamericano en 9.41, cotización con la que se inauguró en la Presidencia Vicente Fox Quesada, el primer mandatario de oposición desde 1929, año de fundación del PRI.

Fox Quesada, entonces miembro del Partido Acción Nacional (PAN), dejó el dólar en 10.99 pesos a su sucesor, Felipe Calderón Hinojosa. Apenas un aumento de un peso y medio sobre la cotización del inicio del sexenio.

Calderón, también del PAN, enfrentó una fuerte turbulencia internacional (acentuada en 2008), pero mantuvo con cierta estabilidad la moneda mexicana. Entregó la Presidencia a Enrique Peña Nieto en un dólar promedio en 12.94, poco menos de dos pesos arriba del tipo de cambio que heredó de la administración Fox.

Ahora, a medio sexenio, el Gobierno de Peña Nieto enfrenta una devaluación constante de la moneda que su Secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso, atribuye a factores externos y la minimiza frente a la devaluación de otras divisas.

En Doha, Qatar, horas antes de que el dólar en ventanillas alcanzara los 19.10 por uno, el Presidente Peña Nieto dijo que la presión sobre la moneda mexicana no es “por razones propias del desempeño propio de nuestra economía”. Pidió entender que “este es un mecanismo que simplemente amortigua, refiere lo que ocurre en el mundo”, expresó.

Ese mismo día, después de que a la media sesión del mercado cambiario el billete verde rompió la barrera de los 19 por uno en bancos, el Secretario de Hacienda aseguró que el peso estaba subvaluado y que era temporal.

Pero la promesa de una recuperación en la moneda se ha quedado en eso, en promesa. Tanto Videgaray como el Gobernador del Banco de México (Banxico), Agustín Carstens Carstens, han dicho durante los últimos al menos dos años que la moneda mexicana está subvaluada y que pronto vendrá la corrección. Pero ese ajuste en favor del peso no llega.

Para Carstens, las subastas de dólares están funcionando bien. ”Las subastas que hace el Banco de México tienen por objeto suavizar los movimientos cambiarios, darle liquidez al mercado en momentos álgidos, y no tiene por objeto defender un nivel específico del tipo de cambio, porque estamos en régimen de flotación”, explicó hoy durante un evento sobre transparencia.


Pero no descarta que la Comisión de Cambios modifique el mecanismo de subastas de millones de dólares. Derivado de esta medida, activada cuando el dólar interbancario se dispara, las reservas internacionales han disminuido hasta niveles de noviembre de 2013. Al cierre de la semana pasada, se ubicaron en un saldo de 174 mil 703 millones de dólares.

EL DISCURSO QUE SE REPITE 

Para las autoridades financieras del país el comportamiento del tipo de cambio es temporal y habrá de corregirse en un futuro, pero no especifican cuándo. Además, insisten en que es un fenómeno mundial y que los fundamentos macroeconómicos del país son sólidos.

El gobernador de Banxico, Agustín Carstens Carstens, aseguró en conferencia de prensa el 28 de enero de 2013, poco después del arranque de la administración de Peña Nieto, que el peso “estaba bien comportado” y, en comparación con el 2008, estaba “a un nivel relativamente competitivo”. Ese lunes el dólar interbancario se ofertó en 12.73 por uno. Tres años después, con un dólar ya en 18.90 pesos en bancos y el interbancario en 18.47 pesos, en entrevista con el Wall Street Journal aseguró que, desde su percepción, “ha habido una sobrerreacción en particular en el tipo de cambio” y que espera “una mayor corrección en el peso” porque a “lo largo del tiempo” la presión contra la divisa mexicana “tiende a desaparecer”.

Hoy, durante un evento, reconoció que “la realidad es que estamos en un mundo con aguas picadas, eso hace que el barco se mueva un poco”, dijo.

El mundo enfrenta un desplome de los precios del petróleo a niveles de hace 12 años, y este 2016 se prevé que sigan en picada, así como una preocupación por la economía mundial y el incremento de las tasas de interés en Estados Unidos. “El entorno externo no lo controlamos”, agregó Carstens.

Palabras más, palabras menos, aseguró lo mismo el lunes 15 de diciembre de 2014 al justificar que por el bajo precio del petróleo y la Fed el dólar interbancario se ofertó en 14.7687 pesos. Días antes, el 2 de diciembre, había roto la barrera de los 14 por unidad.

El Secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso, aseguró el jueves pasado, cuando el billete verde se disparó al máximo histórico de 19.10 por unidad en ventanillas, que el peso no está en su valor real. Hay “una depreciación importante en divisas de países emergentes, incluyendo el peso mexicano”, pero aseguró que es un “fenómeno temporal” y que habrá de corregirse en un futuro hasta que la moneda mexicana recupere “su valor real”. En su informe semanal, Hacienda soltó una obviedad: “una vez que la volatilidad financiera disminuya, el peso eventualmente se apreciará”.

En aquella entrevista radiofónica Videgaray expuso que el peso es la octava moneda más fuerte frente a otras monedas. Exactamente lo mismo dijo diez meses antes cuando el dólar interbancario rompió la barrera de los 15 dólares.

“El peso mexicano es la octava moneda con mayor liquidez en el mundo”, aseguró el 11 de marzo de 2015 en un informe sobre la Reforma Financiera. “El peso mexicano es la octava moneda más fuerte”, dijo el jueves 21 de enero de 2016.

Comparar al peso frente a otras divisas de América Latina, e incluso Oceanía, es su principal argumento.

El 8 de enero de este volatil 2016, Videgaray Caso declaró en el Seminario Perspectivas Económicas 2016 que desde el 31 de diciembre de 2012, es decir, al inicio de la administración de Peña Nieto, México ha acumulado “una depreciación del 38 por ciento contra el dólar estadounidense”. Sin embargo, comparó la depreciación del peso mexicano con otras monedas, por ejemplo el dólar canadiense, que tiene una depreciación del 42 por ciento, el dólar australiano una depreciación del 47 por ciento, o el peso colombiano o el real brasileño que acumulan ya depreciaciones de más del 80 por ciento, enlistó.

“Es decir –expuso– este es un fenómeno claramente global, obedece a la fortaleza relativa del dólar norteamericano, que tiene mucho que ver con la divergencia en la política monetaria y también con la divergencia en las tasas de crecimiento”.


SEÑALAR A LOS FACTORES EXTERNOS

Ambos, Videgaray y Carstens, señalan que las turbulencias de los mercados internacionales son el único epicentro de la tormenta contra el peso, no la economía mexicana. Sin embargo, Violeta Rodríguez del Villar, académica del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), afirma que a raíz de las reformas estructurales “México ha incrementado su fragilidad hacia los mercados internacionales”.

Desde diciembre de 2014 culpan a factores externos como la caída de los precios del petróleo –que comenzaban a caer, pero cotizaban aún entre 40 y 50 dólares el barril– y al proceso de normalización de política monetaria de la Reserva Federal, el banco central de Estados Unidos. Pero “uno de los factores que contribuyen a la contracción del peso mexicano es el bajo crecimiento económico. El año 2015 cierra en un promedio de 2.5 por ciento, es muy bajo y esto obedece a la falta de una política pública bien establecida con el mercado doméstico”, aseguró a este sitio Jesús Valdés Díaz de Villegas, académico del departamento de estudios empresariales de la Universidad Iberoamericana.

El jueves 22 de agosto de 2013, con menos de un año en la Secretaría de Hacienda, Luis Videgaray se sentía confiado y en control de las variables. “El peso terminará el año en 12.90 unidades por dólar, tal como proyectó el Gobierno federal en el presupuesto de 2013”, dijo. Terminó en 13.08 pesos. “Hemos tenido la variación natural de libre mercado. El peso no está sujeto a restricciones”. El dólar estaba, ese día, en 13.13 pesos.

Para el dos de diciembre de 2014, el dólar interbancario rompió por primera vez la barrera de los 14 pesos.

Carstens Carstens preveía la volatilidad desde el 29 de septiembre de 2014 por, dijo, la incertidumbre por el alza de tasas de interés de la Reserva Federal que, al final, elevó en 25 puntos porcentuales hasta diciembre de 2015. “Seguramente vamos a tener cierta volatilidad, sin embargo lo importante es ver cuáles son las anclas que tenemos y que al fin del día determinan el comportamiento de mediano y largo plazo del tipo de cambio. Eso, sin lugar a dudas, siempre son los fundamentos macroeconómicos, y los fundamentos macroeconómicos en México están bien”, reiteró en entrevista con el Financiero Bloomberg.

El lunes 15 de diciembre de 2014 el dólar se ofertó en 14.7687 pesos. Agustín Carstens dijo que el billete verde estaba sobrevaluado, pero que no había fecha para que bajara. “El desempeño de la moneda nacional esta siendo fuertemente influenciada por variables externas, muy en particular por el precio del petróleo y de la posibilidad de la normalización de la política monetaria en Estados Unidos. Como ya he dicho, el peso, desde mi punto de vista, está subvaluado”.

Dos meses después, el 11 de febrero del 2015 el dólar intebancario rompió otra marca, la de los 15 pesos: 15.01 por uno. Exactamente un mes después, el 11 de marzo de 2015, Videgaray insistió en la fortaleza del peso. Dijo que era la octava moneda más fuerte. “El dólar se ha apreciado frente al resto de las monedas. El peso mexicano [en ese entonces] se ha depreciado 4.8 por ciento y del 6 de marzo de este año, a la fecha la depreciación es de 1.7 por ciento. Pero es parte de un fenómeno global”.


El sábado primero de diciembre de 2012, el Presidente Enrique Peña Nieto se dirigió por primera vez a los mexicanos como el jefe del Ejecutivo. Desde Palacio Nacional aseguró que México tenía una estabilidad macroeconómica luego de “sucesivas crisis financieras” que cimbraron al país. De nosotros depende, dijo, mejorar la economía familiar de los mexicanos y proyectar la nación a “una potencia”. Tres años después, el dólar no deja de pisar al peso ante un entorno de nerviosismo por el crecimiento mundial. El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé que México crezca este 2016 un 2.6 por ciento. En octubre estimaba un 2.8 por ciento.

FUENTE: SIN EMBARGO.
AUTOR: DULCE OLVERA.
LINK: http://www.sinembargo.mx/26-01-2016/1606917

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