CIUDAD DE MÉXICO: Encabezados por el presidente Enrique Peña Nieto y su esposa Angélica Rivera, políticos mexicanos de todos los partidos aprovecharon la visita del Papa Francisco y el entusiasmo que ésta provocó en la todavía amplia comunidad católica mexicana para intentar promover su imagen e intentar reposicionarse en la opinión pública.
Contrario a lo que sucedió en las pasadas seis visitas papales, en ésta hubo representación –aunque en algunos casos no haya sido oficial– del gobierno mexicano en prácticamente todos los actos que celebró en el país, sin importar que fueran claramente pastorales.
El gabinete presidencial se hizo presente en tres ocasiones en los seis días que duró la visita: en la recepción en el hangar presidencial en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, el pasado viernes 12; el sábado 13, en el Palacio Nacional; y, finalmente, en la despedida oficial, el miércoles 17 en el aeropuerto de Ciudad Juárez, Chihuahua.
En Palacio Nacional se hicieron presentes además prácticamente los 31 gobernadores y el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, pero además utilizaron los aparatos de comunicación de sus respectivos gobiernos y las redes sociales para difundir imágenes de ellos o sus cónyuges saludando al Papa o muy cerca de él. Las búsquedas simples en internet permiten encontrar fácilmente fotografías, publicaciones y comunicados que dan cuenta de ello en el caso de al menos, 6 de los 31 gobernadores, así como del Jefe de Gobierno. El evento además convocó a los presidentes de las cámaras del Congreso de la Unión, al presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, a los dirigentes de las tres principales fuerzas políticas (PRI, PAN y PRD) y, desde luego, a un buen número de empresarios e invitados especiales.
En cada una de las otras cuatro entidades (Estado de México, Chiapas, Michoacán y Chihuahua) que visitó el Papa se vivió prácticamente lo mismo, sólo que con los funcionarios estatales y municipales y, cuando menos en Michoacán y Chihuahua, con la presencia de un secretario de Estado (en el caso de Michoacán, el titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, y en el de Chihuahua, el de Energía, Pedro Joaquín Coldwell), sin que oficialmente mediara algún tipo de representación oficial del gobierno federal, ni una razón especial para justificar su presencia en dichos actos.
Angélica Rivera aprovechó que preside el Consejo Consultivo Ciudadano del DIF para recibir y acompañar al Papa, junto con el flamante secretario de Salud, José Narro, en su visita al Hospital Infantil de México Federico Gómez.
Pero más allá de los que pudieran considerarse actos protocolarios oficiales y que pueden enmarcarse dentro de las atenciones a un Jefe de Estado, Peña Nieto, su señora y su familia asistieron a la misa que el prelado ofició en la Basílica de Guadalupe y comulgaron. Pero ellos no fueron los únicos que aparecieron en las celebraciones religiosas; a la misa celebrada en el estadio Venustiano Carranza, en Morelia, Michoacán, acudieron el expresidente Felipe Calderón, y su esposa, la aspirante a la Presidencia de la República, Margarita Zavala, así como Rodrigo Vallejo, el controvertido hijo del exgobernador de dicha entidad, Fausto Vallejo.
Parametría difundió recientemente los resultados de una encuesta en la que 85% de los entrevistados señaló que tenían una buena o muy buena opinión del Papa Francisco, contra únicamente el 9% que tenía una mala o muy mala opinión. En el mismo estudio se les preguntaba cómo evaluaban su actuación como Papa en comparación con Juan Pablo II y Benedicto XVI, lo cual arrojó que 66% lo considerara mejor o igual de bueno que el primero, y 76% que el segundo.
En contrapartida, la última evaluación del desempeño del presidente Enrique Peña Nieto difundida por el periódico Reforma (diciembre de 2015) con motivo de su tercer año de gobierno muestra que su porcentaje de aprobación era de 39% contra 58% que lo desaprobaba. Las evaluaciones del gabinete presidencial eran igualmente malas, pues el único que alcanzaba el 6.0 (en una escala del 1 al 10) era el secretario de Marina; el resto se encontraba por debajo de dicha cifra, de acuerdo con las calificaciones que les otorgaron los denominados como líderes.
Respecto a la confianza en las instituciones, la última encuesta de Consulta Mitofsky refleja que en los niveles más bajos se encuentran la misma Presidencia, con una calificación de 5.7; los senadores, 5.3; los diputados, 5.2 y, en el último lugar, los partidos políticos, con 4.9.
Ante este contraste, los políticos mexicanos no dudaron en aprovechar la visita del primer Papa latinoamericano para intentar mejorar su imagen pública. Y, desde luego, no vacilaron en gastar, de acuerdo con los datos que las mismas autoridades y la Conferencia del Episcopado Mexicano proporcionaron a la agencia informativa Apro y que se difundió en el portal de Proceso el pasado jueves 18, alrededor de 200 millones de pesos.
Sin embargo, según una encuesta que difundió Grupo Reforma ese mismo jueves, el saldo no parece positivo para Peña Nieto y su esposa, pues mientras 22% de los encuestados señala que su imagen mejoró, 24% dice que empeoró, y 44% que sigue igual (en el caso de Angélica Rivera, este último porcentaje es de 41%). Así, según lo revelado por dicha encuesta, la familia presidencial fracasó en su intento de aprovechar la visita papal para reposicionarse en la opinión pública nacional.
En cuanto al resto de los políticos, todavía no hay ningún estudio que permita conocer el resultado de sus esfuerzos, pero todo indica que sus excesos (en presencia, histrionismo y difusión), en el mejor de los casos, no tuvieron ninguna consecuencia favorable; en el peor, fueron contraproducentes.
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: JESÚS CANTÚ
LINK: http://www.proceso.com.mx/431482/al-diablo-con-el-laicismo
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