Monterrey, NL. Cerca de 500 familiares de presos en el penal del Topo Chico se amotinaron a las afueras de la penitenciaria y lanzaron pedradas para en empujones abrir el portón principal para que fueran escuchados a través de un cordón de seguridad implementado por elementos de Fuerza Civil.
Los manifestantes exigían información sobre el estado de salud de sus familiares y aunque intercambiaron pedradas, empujones y gritos con los uniformados, éstos lograron controlar la situación.
Altagracia Vázquez, una jovencita de 16 años de edad, a gritos pedía información sobre su hermano Gerardo Vázquez Vázquez.
"Ya son muchas horas que tenemos aquí y no nos dicen nada, queremos que los dejen (a los internos) hacer una llamada telefónica para que nos digan si están bien. Están dejando pasar a la gente pero no más de cinco en cinco y así nos vamos a tardar todo el día”, dijo la joven mientras alzaba una cartulina con el nombre de su familiar.
María Carmina Sánchez Macías estalló en llanto y tuvo una crisis de histeria cuando vio en su teléfono celular la noticia de que su hermano Darío Sánchez se encuentra en la lista de personas fallecidas, dada a conocer por las autoridades.
"Me acaban de decir que mi hermano está entre los muertos: mi esposo ya no pudo verlo. Nosotros somos de Pesquería (municipio ubicado a 70 kilómetros de Monterrey). Le traía el almuerzo y veníamos a verlo", dijo la mujer, para luego recibir atención de paramédicos de la Cruz Verde.
"Esto es un pinche mugrero. Todos sabemos cómo se manejan las cosas aquí, donde a todos los internos les piden cuota, les cobran a los familiares mil 200 pesos a la semana para no golpearlos", dijo a La Jornada un hombre que sólo dijo llamarse Martín y omitió sus apellidos para no perjudicar a su familiar preso.
El modo de operar, dijo el sexagenario de aspecto humilde, es investigar a las familias de los presos para conocer qué tipo de casa tienen y si poseen automóvil.
"Los que mandan en el penal le piden a su gente de afuera que investigue a los que acaban de entrar. Si ven que la persona no está tan jodida, le suben la cuota; a algunos les piden hasta cinco mil pesos a la semana y a la familia no le queda otra más que pagar", señaló el entrevistado.
Fuente: La Jornada
Autor: Erik Muñiz
http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2016/02/11/familiares-de-presos-en-topo-chico-desesperados-por-informacion-3514.html
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