Una vieja demanda de los habitantes de la Ciudad de México se concretó: la conversión de ésta en una entidad regida por su propia Constitución. Pero tan anhelada mutación llega ahora corrompida, maniatada y sometida a los intereses del PRI (partido que tendrá mayoría en la Asamblea Constituyente, pese a ser minoría en la capital del país) y de Miguel Ángel Mancera, jefe de gobierno que pretende convertir esta maniobra política en su plataforma en pos de la Presidencia en 2018.
CIUDAD DE MÉXICO: Con la promulgación de la reforma política de la Ciudad de México el pasado viernes 29, el presidente Enrique Peña Nieto saldó una vieja deuda con el mandatario capitalino, Miguel Ángel Mancera, por el abierto e incondicional respaldo que éste brindó en su momento para la consumación y sobrevivencia del Pacto por México y por la docilidad y colaboracionismo asumidos hasta ahora con su administración.
Estas opiniones son externadas por José Agustín Ortiz Pinchetti y Mario Delgado, dos de los promotores originales de la iniciativa, quienes añaden: Incluso Mancera proclamó que “la firma del Pacto por México permitirá resolver los principales problemas de la capital”; lo hizo el 3 de diciembre de 2012, dos días antes de tomar las riendas del gobierno de la ciudad.
También señalan que pese a la tortuosa espera de poco más de dos años, y a la cerrazón del PRI para permitir que la elección de la Asamblea Constituyente fuera popular, soberana, no impuesta, como finalmente se aprobó, Mancera se dio por bien servido al abrogarse el mérito de materializar finalmente una añeja lucha de los capitalinos por lograr la restitución plena de sus derechos políticos, conculcados en 1928 con la desaparición del régimen municipal en la capital del país.
El cerrojo impuesto por el PRI en la configuración de la Constituyente –al decidir que 40% de los 100 diputados que la integrarán sean designados por el Ejecutivo federal, el mandatario capitalino y las cámaras de Senadores y Diputados– en los hechos, esto le asegura una sobrerrepresentación en el órgano que se encargará de diseñar la Constitución de la Ciudad de México, pese a que el priismo es una fuerza política minoritaria en la metrópoli, afirman los declarantes.
El otro candado que impuso el PRI fue el de la deuda pública, rubro en el que la federación seguirá manteniendo la tutela.
Fragmento del reportaje que se publica en la edición 2048 de la revista Proceso, ya en circulación.
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: RAÚL MONGE.
LINK: http://www.proceso.com.mx/?p=428232
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