Rubén Pérez Hernández, el octavo policía detenido por el caso Tierra Blanca, confesó ante el Ministerio Público que integrantes del crimen organizado asesinaron a los cinco jóvenes veracruzanos desaparecidos desde hace más de dos meses. Dijo que tras presenciar el supuesto crimen él y otro agente involucrado fueron a cenar y de ahí se dirigieron a la delegación de la Secretaria de Seguridad Pública de Veracruz de esa región “y ya después nos pusimos a platicar”.
Al policía confeso se le leyeron sus derechos, se le ofreció hacer una llamada antes rendir su declaración. Rubén Pérez Andrade respondió que estaba listo. Dijo tener miedo, no obstante señaló a la Secretaría de Seguridad Pública del Estado de Veracruz y al Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) como responsables de la desaparición y masacre de los muchachos de Playa Vicente.
“Los entregamos a seis personas del sexo masculino, no rebasan los 25 años de edad. Los estuvieron madreando. A uno por uno los metieron a un cuartito de torturas. Después de un rato se los llevaron a la parte baja del terreno arenoso, cerca de un arroyo. Mi compañero y yo nos paramos desde un lugar donde se podía ver todo”.
“Vimos cuando acostaron a los jóvenes boca abajo, incluyendo a la muchacha. Recargaron sus cabezas sobre una piedra filosa. Un sujeto agarró una hacha grande, como de 50 centímetros de largo. Y con la parte que no tiene filo les dio de golpes en la nuca y los mató. A la última que desnucó fue a la muchacha”.
“Cerca de donde estaban, allá abajo, habían dos tambos metálicos con capacidad de 200 litros. Entonces escuché cuando gritaron: Traigan el diesel. Pienso que los quemaron. Yo mejor le dije a mi compañero que nos fuéramos”.
“Alcanzamos a los demás compañeros policías, que habían ido a perder el carro de los jóvenes. Eran como 22:00 horas del 11 de enero. De regreso pasamos por la cena y llegamos a la delegación de Tierra Blanca. Ya después nos pusimos a platicar”.
A preguntas especiales que realiza el Ministerio Público, en la ciudad de Xalapa, en Veracruz, Rubén Pérez Hernández contesta ante la Fiscal novena Verónica Zavaleta García:
-Que diga el declarante si sabe quién o quiénes participaron en la privación de las personas José Benítez de la O, Bernardo Benítez Arróniz, Alfredo González Díaz, Mario Arturo Orozco Sánchez y Susana Tapia Garibo.
-Sí. Todos, los siete escoltas de Marcos Conde.
-Que diga el declarante si en algún momento Marcos Conde Hernández le pidió que participara en alguna desapreció forzada
-Sí. Sólo esta vez.
Fueron algunas de las respuestas de Rubén Pérez Hernández, el octavo policía vinculado por la Fiscalía General del Estado con el delito de desaparición forzada de los jóvenes de Playa Vicente.
“Yo fui hombre de confianza de Marcos Conde Hernández, él supo desde un principio lo de los chavos”, asegura en su ampliación de denuncia.
El día 62 en el campamento de los padres angustiados, Blog.Expedienterelató el presunto fin de los cinco jóvenes plagiados por policías subordinados de Arturo Bermúdez Zurita.
Nombres y señas de los responsables del multihomicidio, muchos de los ejecutores permanecen libres. La historia de Tierra Blanca de Ayotzinapa, la segunda verdad histórica.
“CONOZCO A MARCOS CONDE DESDE HACE 4 AÑOS”
Rubén Perez, prestó 14 años sus servicios al estado como policía. Llegó a estar al mando de 26 hombres de la Policía Ciclista, en Veracruz, en la zona turística del Malecón. Hasta que en el año 2011 dieron de baja a toda su plantilla.
“Durante dos meses no trabajé, no hice nada y entré en depresión. Me la pasaba llorando y acostado. Con mi liquidación compré el traspaso de una casa en Río Medio, en la zona norte de Veracruz, donde actualmente radico”.
Pérez Andrade también laboró como mecánico en el Fraccionamiento Costo Oro, en una de las zonas con mayor poder adquisitivo del estado. Un año más tarde, en 2012, ingresó a las filas de la Policía Estatal, siendo asignado a la zona de Cardel, donde conoció a Marcos Conde Hernández. Ahí comenzó su amistad de cuatro años.
“En Cardel hubo problemas con un agente del ministerio público, supuestamente lo levantaron en una camioneta de la Policía Estatal”.
Se trata de la desaparición de Pedro Alberto Huesca Barradas, Fiscal investigador especializado, adscrito a la fuerza de tarea de la Secretaría de Marina (Semar) del operativo “Veracruz Seguro” en la zona Boca del Río-Puerto. Desapareció el 15 de abril de 2013.
“Lo que se supo es que hubo un tiroteo en Cardel, que llegó una patrulla y levantaron al MP, al parecer estuvo involucrado el comandante Sandoval”, declara Pérez Hernández.
Posterior al incidente sobre la desaparición del Fiscal Pedro Alberto Huesca Barradas, al equipo de Rubén Pérez lo privaron dos meses de su actividad. Luego fueron reasignados a la delegación de Rodriguez Clara. Por primera vez Rubén Pérez laboró bajo el mando de Marcos Conde, ya como delegado del distrito cuenqueño.
“Entramos como diez elementos, de los que están detenidos por lo de los jóvenes de Playa Vicente eran: Édgar Omar Ruiz Tecalco, Omar Cruz Santos, Luis Rey Landeche y Édgar Ramón Reyes Hermida”.
En Rodríguez Clara, Rubén Pérez Andrade se convirtió en escolta personal de Marcos Conde, junto con los elementos anteriormente mencionados. Su función era seguir al comandante, cubrirle las espaldas en la unidad SP1582, una camioneta Ford Lobo de doble cabina.
El 16 de abril de 2014, el equipo de Marcos Conde, nuevamente se vio inmerso en una desaparición, la del joven Alberto Ferrao Rodríguez, primo político de la actual Alcaldesa Amanda Gasperín, quien fue levantado junto con su chofer en el municipio de Isla.
“Hay testigos, sobre todo de la zona de Isla y Santiago Tuxtla, los campesinos manifestaron que los jóvenes fueron secuestrados por un vehículo de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado”.
Por su parte, él declara: “Nosotros siempre hacíamos lo que Marcos Conde nos ordenaba”.
El equipo estuvo en Rodríguez Clara hasta 2015. Nuevamente hicieron cambio de personal y Pérez Hernández junto al equipo de Marcos Conde fueron reubicados en Tierra Blanca, Veracruz, en el mes de octubre de 2015.
“Llegamos a la delegación de Tierra Blanca, éramos ya más escoltas: Édgar Omar Ruiz Tecalco, Omar Cruz Santos, Luis Rey Landeche, Édgar Ramón Reyes Hermida, y llegaron más elementos de otra delegación: Otoniel Cruz Linares, René Pelayo Vidal y Marco Antonio Báez Escalante”, recuerda.
LA GENTE DE CONFIANZA DE CONDE
Rubén Pérez Hernández describe en la ampliación de su denuncia a sus compañeros, quienes conformaron la escolta personal de Marcos Conde Hernández. Son los mismos que ahora están en calidad de detenidos por la desaparición forzada de los jóvenes de Playa Vicente.
“En primer término está Édgar Ramón Reyes Hermida, alias ‘El Coreano’. Él es la mano derecha de Marcos Conde, el más allegado. Le conocía todos los movimientos al comandante. Manejaba la patrulla 2338”.
Reyes Hermida está actualmente preso en el penal de Jalancingo, Veracruz.
“Édgar Omar Ruiz Tecalco, alias ‘La Perrita’. Es el chofer de la unidad 2113”. Ahora permanece en el penal de Misantla, Veracruz.
Luis Rey Landeche, alias “El Landa”, estuvo en la milicia, un hombre de temperamento fuerte, solía caminar con un cuchillo en la mano mientras le sacaba filo. Siempre andaba de malas. Está resguardado en el penal de Acayucan, Veracruz.
“René Pelayo Vidal andaba en la patrulla 2338, escolta y gente de confianza de Conde. Fue policía intermunicipal en Boca del Río, Veracruz. Supe que anduvo en el norte del país, no sé a qué se dedicó”. Está preso en Pacho Viejo, Veracruz.
Omar Cruz Santos, alias “El Mamadino” y Otoniel Cruz Linares ambos fueron escoltas y circularon en la unidad 2113. El primero permanece en el penal de San Andrés Tuxtla, mientras que Cruz Linares es vigilado en Coatzacoalcos, Veracruz.
“Yo seguí siendo escolta en Tierra Blanca, pero no directamente del comandante. Ya nada más me mandaban a hacer rondines para vigilar a los chupaductos en la zona de Pacho Nuevo y Magueyitos, por donde pasa el ducto de Petróleos Mexicanos”..
Conde me mandaba a mí con Marco Antonio Báez, Omar Ruiz Tecalco y Omar Cruz Santos, éramos los cuatro de la unidad 2113. Mientras que Édgar Ramón Reyes Hermida, René Pelayo Vidal y Luis Landeche se volvieron los más cercanos al comandante”, relata.
“YO VIVÍ CON MARCOS CONDE”
“Compartí departamento con el comandante Conde, con domicilio ubicado en la calle 5 de Mayo, esquina Las Vías, Colonia Centro, Tierra Blanca, Veracruz. Ahí lo visitaba Francisco Navarrete Serna, cuando no lo encontraba en la delegación. A la casa también entraba gente extraña, desconozco a qué se dedicaban”.
El domingo 10 de enero, Pérez Andrade regresaba de su descanso y lo primero que hizo fue reportarse a la casa de Marcos Conde, al lugar también acudieron Edgar Ramón Reyes Hermida, Otoniel Cruz y Marco Antonio Báez Escalante.
“Ahí estaba el comandante. Lo estaban cuidando los otros cuatro compañeros que se habían quedado con él. Dijeron que el sábado en la noche lo dieron de alta del hospital de Tierra Blanca porque lo habían operado de la apéndice. Nosotros cuatro cuidamos de Conde hasta el lunes 11 de enero”.
Rubén Pérez Andrade, Édgar Ramón Reyes Hermida, Otoniel Cruz y Marco Antonio Báez Escalante desayunaron a las 10 horas con 30 minutos en la delegación de policía del día 11 de enero de 2016, el día de la desaparición forzada.
Al sitio posteriormente llegaron Luis Rey Landeche, Omar Cruz Santos, René Pelayo y Édgar Omar Ruíz Tecalco, se reportaron ante Conde y procedieron a realizar su patrullaje.
“A las 11 horas con 10 minutos fuimos a dejar al hospital al comandante Conde, porque se le estaba escurriendo mucho líquido de la herida. En ese momento Édgar Ramón Reyes Hermida, recibió una llamada de Edgar Omar Ruíz Tecalco. Le dijo que habían intervenido un vehículo con cinco personas. Unos chavos de Playa Vicente que se le habían hecho sospechosos”.
Reyes Hermida se lo informó a Marcos Conde; él los envió a revisar la situación. Desde el día 11 de enero el comandante supo de los muchachos.
“Salí con Reyes Hermida a alcanzar a mis compañeros, a bordo de una camioneta color blanca doble cabina”.
Los dos elementos se dirigieron hasta la gasolinera Ferche Gas, atrás del Chedraui, sobre la carretera Tinaja-Ciudad Alemán. Cuando llegamos, tenían intervenidos a los chavos dentro del carro donde viajaban, la unidad Jetta color gris.
LA TRAGEDIA DE TIERRA BLANCA
Reyes Hermida fue claro y dictó la orden a Ruiz Tecalco: “Muévanse de ahí y pásense más adelante porque en la gasolinera hay cámaras de vigilancia”.
Entonces avanzaron unos metros en caravana. Adelante iba el Jetta color gris con los muchachos de Playa Vicente, seguidos de la unidad de policía y hasta atrás la camioneta color blanca doble cabina.
Los dos primeros vehículos intercambiaron copilotos. Al joven José Benítez lo movieron a la patrulla y un elemento se cambió al Jetta color gris y dio indicaciones a Mario Arturo Orozco Sánchez.
Avanzaron hasta una vulcanizadora a orilla de la carreta Tinaja-Ciudad Alemán. El convoy dobló a la derecha en una calle de terracería. En un lugar solitario se detuvieron y trasladaron a la parte trasera de la unidad policial a los cinco jóvenes intervenidos.
“Recuerdo que uno de ellos llevaba barba de candado, todos tenían el cabello corto y la muchacha era delgada, de cabello como güero. Dijeron que venían de una fiesta en Veracruz y que iban para su casa a Playa Vicente. A dos de ellos les colocaron esposas”, confiesa el detenido.
Entonces, Reyes Hermida indicó a Otoniel Cruz y a Rubén Pérez que manejaran el vehículo de los jóvenes. Salieron nuevamente en caravana, pero ahora con rumbo a la comunidad de El Amate, al presunto destino final. Al rancho de Mata trapiche o El Limón. Propiedad del capo de Tierra Blanca, Francisco Navarrete Serna.
“Íbamos nuevamente por el Chedraui, donde detuvieron a los muchachos por primera vez, ahí me llamó Reyes Hermida a mi número celular 2292212523 y me dijo que lo esperáramos en el rancho Las Torres”.
“Avanzamos con rumbo a La Tinaja, entramos a una terracería del lado derecho, pasando por una gasolinera. Llegamos hasta una curva y dimos vuelta en U, ahí nos paramos. En el Rancho Las Torres, donde nos había indicado Reyes Hermida, la mano derecha de Marcos Conde.
Otoniel Cruz y Rubén Pérez esculcaron la cajuela del vehículo Jetta color gris, propiedad de Mario Arturo Orozco Sánchez. “Encontramos unas mochilas que tenían ropa, perfumes y un reloj. también estaban unas rosas. Pero no encontramos nada malo”.
“Al poco rato llegó Reyes Hermida, pero abordo de una camioneta Mazda color gris CX7. Me dijo que me fuera con él y a Otoniel le dijo que se fuera a Paso del Toro por la libre, que allá lo encontrábamos”.
El vehículo Mazda avanzó hacia la entrada conocida como La Campesina, entrando por un camino de terracería hasta unos cañales, donde un elemento policial, sin especificar el declarante, les indicaba el lugar exacto donde se encontraba la patrulla con los jóvenes detenidos.
“La unidad estaba metida entre cañales. Tenían acostados boca arriba, en el monte, a los muchachos. Estaban golpeados, con sangre a la altura del pecho y del estómago. Tenían las manos atadas a la espalda. A la muchacha la tenían en la cabina de la camioneta, a ella no la habían golpeado”.
“Ahí le dijeron a Reyes Hermida que uno de los chavos que le apodaban ‘El Metralleta’ o ‘El Metralla’, trabajaba para el jefe del Cartel del Golfo en Playa Vicente, Veracruz y otro para el Alcalde de Playa Vicente. Después los subimos a la camioneta Mazda”, relata Rubén Pérez Andrade.
Los policías bajaron el respaldo del asiento trasero. Subieron a los jóvenes por la parte trasera del vehículo, uno por uno. Los sentaron con las piernas encogidas a nivel del pecho, con las manos atadas a la espalda. Dos en cada lado del compartimento trasero. Reyes Hermida ordenó a Rubén Pérez que condujera el vehículo, mientras él compartía asiento con Susana Tapia Garibo, la menor de edad, en el lado del copiloto.
Avanzaron hasta por la carretera federal con rumbo a la Tinaja. Hasta la desviación de Joachín, comunidad terrablanquense. “Doblé hacia la derecha y me indicó que avanzara despacio, para que no nos fuéramos a perder. Reyes Hermida me iba dando las indicaciones”.
“Pasamos dos puentes hasta llegar al rancho de Mata Trapiche, El Rancho El Limón, en el municipio de Tlalixcoyan, Veracruz. Yo ya conocía ese lugar porque ya había ido en dos ocasiones con el comandante Marcos Conde”.
Rubén Pérez, estacionó la camioneta Mazda color gris hasta una galera de lámina, según indica el declarante, ahí ya esperaban seis personas del sexo masculino, que no rebasaban los 25 años. Seis verdugos que Rubén Pérez no se atreve a delatar. Quienes abrieron la cajuela de la camioneta, bajaron a los jóvenes atados de manos y luego los metieron a un cuarto de torturas.
“YO VI CUANDO LOS MATARON”
“A todos los metieron a un cuartito, los iban sacando uno por uno y les comenzaban a golpear con cinturones en el pecho y en la espalda, preguntándoles para quien trabajaban y otra vez dos de ellos dijeron que para el líder del Cartel del Golfo en Playa Vicente, Veracruz”.
De acuerdo con la declaración de Rubén Pérez Hernández, a los chicos los sacaron de la galera de lámina. Los hicieron caminar en dirección recta, hasta llegar a la parte baja del terreno, junto a un arroyo que desemboca en el río Blanco.
“Mi compañero y yo nos paramos desde un lugar donde se podía ver todo lo que les hacían. Vimos cuando acostaron a los jóvenes boca abajo, incluyendo a la muchacha. Recargaron sus cabezas sobre una piedra. Un sujeto agarró un hacha grande, como de 50 centímetros de larga. Y con la parte que no tiene filo les daba un golpe muy fuerte en la nuca y los mataba. Hasta que veía que no se movían. A la última que desnucó fue a la muchacha”.
“Cerca de donde estaban, allá abajo, habían dos tambos metálicos, con capacidad de 200 litros. Entonces escuché cuando gritaron: Traigan el diesel, y pues pienso que los quemaron. Yo mejor le dije a mi compañero que nos fuéramos”.
Según declara Rubén Pérez Hernández, regresaron por el kilómetro 16 por la carretera La Tinaja-Tierra Blanca. En un lugar llamado La Capilla, donde recogió a Otoniel Cruz, quien había abandonado el Jetta color gris, donde viajaban los jóvenes.
Los ex elementos policiales regresaron a Tierra Blanca alrededor de las 22:00 horas. Después de haber presenciado una presunta masacre, saciaron su apetito: “Pasamos por la cena y terminamos en la delegación de Tierra Blanca. Ya después nos pusimos a platicar”.
Así daba inicio la tragedia llamada Tierra Blanca. El día uno en el campamento del ministerio público. Según la declaración del octavo policía detenido, el mismo día asesinaron a los jóvenes playavicentinos. Al día de hoy, los padres ignoran si sus hijos regresarán con vida o se trate de una segunda verdad histórica en México. El Ayotzinapa de Tierra Blanca, Veracruz.
MARCOS CONDE Y EL ALCALDE DE PLAYA VICENTE
De acuerdo a la declaración de Rubén Pérez Hernández, el comandante discutió con Abdón Márquez Márquez, el Alcalde municipal de Playa Vicente.
“Le dijo al comandante que para poder entrar a Playa Vicente debía de pedir permiso. El delegado nos dijo que él iba a entrar al pueblo las veces que fueran necesarias. Que no tenía por qué pedir permiso a nadie”, recuerda el ex agente.
Por su parte, el presidente playavicentino acepta que nunca aprobó la manera de trabajar del entonces delegado del distrito de Rodríguez Clara, Marcos Conde Hernández.
“Una vez golpeó a seis jóvenes; los desnudó, los rapó, les quitó las cejas y los vino a votar frente al Palacio Municipal”.
El Alcalde, además comparte que denunció a Marcos Conde ante el Secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita.
“Este señor colocaba retenes en el pueblo y detenía a muchas personas de manera irregular. Yo mismo le dije al señor Bermúdez Zurita que lo removiera, trataba como delincuentes a todo mundo”, precisa Abdón Márquez Márquez.
Fuente: Sin Embargo
Autor: Redacción
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