Sin agua potable en la red ni por medio de pipas, habitantes de la colonia Gabriel Ramos Millán, en la delegación Iztacalco, se han visto obligados a abrir los registros en las calles para abastecerse del líquido.
Nos llega un día sí y cuatro no; ponen de pretexto los arreglos en el Cutzamala, pero aquí ya se les hizo costumbre, aseguró la señora Adela Zavala, quien reclamó que el gobierno capitalino haya condonado adeudos en colonias donde tienen agua, pero en esta zona, donde el suministro es irregular, los recibos con el cobro de 700 pesos al bimestre llegaron puntuales.
En un recorrido, los vecinos manifestaron que el desabasto de agua es generalizado y permanente en las colonias Bramadero secciones I y II, Ampliación Ramos Millán, Cuchilla Ramos Millán y el ejido de la Magdalena Mixhuca, pero a últimas fechas se ha extendido a la Agrícola Oriental y Pantitlán, ante el auge inmobiliario.
A finales de octubre del año pasado, a raíz del amago de un grupo de ciudadanos de boicotear la inauguración del Gran Premio de México Fórmula 1, hubo un acuerdo con las autoridades del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex) y de la delegación Iztacalco de que se rehabilitarían los pozos de agua y se pondría en marcha un operativo permanente para suministrar el líquido por medio de carros tanques.
En esos días podías ver hasta 15 pipas en fila abasteciendo agua; se acabó el evento, ya no regresaron y seguimos en las mismas, se quejaron.
Ante el incumplimiento de las autoridades, señalaron que no han tenido otra opción que abrir los registros cuando pasan varios días sin gota de agua. Nos intimidan y nos amenazan de que nos van a detener. Han enviado patrullas y se han querido llevar a la gente, pero lo hacemos por necesidad. Hay días en que escoges entre bañarte o lavar la ropa, apuntaron.
Con el apoyo de una bomba eléctrica, los vecinos sacan el agua de la red y con mangueras, cubetas y tinacos, que trasladan en diablitos, llevan el agua a sus viviendas.
La escasez de agua, añadieron, también afecta a las escuelas. El lunes pasado, en las primarias Luis Chávez Orozco y República de Ruanda, las madres de familia tuvieron que llevar sus botes para el baño, para que nos suspendan clases. Y se abastecieron de los registros, porque no hay de otra, expresaron.
En esta zona, añadieron, hay 26 escuelas de prescolar, primaria, secundaria y bachillerato. Cuando no es una es otra la que se queda sin agua, pero no hay ninguna autoridad que resuelva el problema, puntualizaron.
Fuente: La Jornada
Autora: Rocío González Alvarado
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