miércoles, 18 de mayo de 2016

Alemania juzgará a directivos y ex empleados que vendieron a México 9,652 fusiles ilegales

La corrupción de los gobiernos de Alemania y México permitió la entrada al país de 9 mil 652 fusiles de asalto G36. Mil 924 de estas armas fueron destinadas a policías de Guerrero durante 2006 y 2009 a pesar de que estaban prohibidas debido a las constantes violaciones a los derechos humanos en esa entidad. Balas de fusiles de asalto G36 fueron disparadas en los ataques a normalistas en 2012 y 2014.

Ciudad de México, 18 de mayo (SinEmbargo/dpa).- La Justicia alemana juzgará a ex empleados y directivos del fabricante de armas Heckler & Koch por supuestas ventas ilegales a zonas en conflicto en México, informaron hoy autoridades judiciales.

La corte de Stuttgart admitió la acusación presentada en noviembre por la fiscalía contra dos ex directivos, dos ex jefes de ventas y una de sus empleadas, detalló hoy una portavoz del tribunal. El proceso podría comenzar el año que viene.

Los fiscales consideran que los acusados estuvieron implicados en 16 envíos de fusiles G36 y accesorios realizados entre 2006 y 2009 a estados mexicanos para los que no había un permiso de venta de armas, violando así la ley alemana de control de armas de guerra.

Otros 13 acusados por la fiscalía quedaron absueltos tras la investigación judicial. Heckler & Koch negó ya hace meses cualquier irregularidad y rechazó los cargos.

La compañía lleva años envuelta en sospechas por el posible envío irregular de armas a México.

En diciembre de 2014, la prensa alemana aseguró que entre las armas confiscadas por las autoridades mexicanas a la Policía local tras el asesinato de 43 estudiantes en Iguala, en el convulso estado de Guerrero, figuraban decenas de fusiles de Heckler & Koch.

El Gobierno alemán dio permisos de exportación al fabricante desde 2006 con la condición de que no enviara armas a los estados mexicanos de Chiapas, Chihuahua, Jalisco y Guerrero.

En los años siguientes, sin embargo, aparecieron indicios de que se violó ese requisito y se iniciaron diversas investigaciones, como la que llevó ahora al juicio anunciado hoy en Stuttgart.

En el documental Exportaciones Mortales, del cineasta alemán Daniel Harrich, muestra, con base en una profunda investigación, que balas de fusiles de asalto G36 fueron disparadas en los ataques a normalistas en 2012 y 2014 incluido el asesinato del joven que fue desollado, Julio César Mondragón Fontes. La corrupción de los gobiernos de Alemania y México permitió la entrada al país de 9 mil 652 fusiles de asalto G36, que fueron entregados a policías.

Mil 924 de estas armas fueron destinadas a policías de Guerrero durante 2006 y 2009 a pesar de que estaban prohibidas debido a las constantes violaciones a los derechos humanos en esa entidad.

Finalmente en Guerrero, decenas de los fusiles de asalto G36 de la empresa alemana Heckler & Koch fueron utilizados para lo que se temía: asesinar estudiantes, reprimir movilizaciones sociales, y ahora también forman parte del arsenal de grupos criminales que amedrentan a pueblos enteros, trafican drogas, asesinan, secuestran y extorsionan.

El documental, resultado de una amplía investigación, detalla que los fusiles de asalto G36 que llegaron a Guerrero fueron solicitados y comprados a la compañía alemana en el gobierno de Zeferino Torreblanca Galindo por medio de la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena).

Las armas fueron suministradas a pesar de que el gobierno de Alemania ya consideraba a Guerrero como “un estado en situación crítica” ante las violaciones a los derechos humanos cometidos por policías. Para eso, la oficina de la empresa en México eliminó el nombre de Guerrero en las declaraciones sobre el uso final de las armas.

Sin embargo no termina allí. Con las armas de Heckler and Koch –un fusil, una subametralladora y una pistola nacidos en Alemania y portados por soldados mexicanos– se han realizado decenas de ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas, violaciones sexuales, torturas y detenciones ilegales durante las últimas cuatro décadas.

Una de esas masacres ocurrió en Tlatlaya, no muy lejos de Iguala. Allí, entre 15 y 22 personas fueron ejecutadas por soldados que entre las manos llevaban las siglas H&K. Entre las víctimas estaba una niña de 15 años de edad ahora enterrada en Arcelia, Guerrero.




Fuente: Sin Embargo
Autor: Redacción
http://www.sinembargo.mx/18-05-2016/1661849