El próximo domingo 5 de junio, una tercera parte de los ciudadanos del país están llamados a las urnas. Y lo que decidan definirá el escenario para la siguiente elección presidencial. “En un sistema donde todavía es muy relevante el clientelismo, el control regional sí importa para ganar”, admite Luis Carlos Ugalde, quien fuera presidente del IFE y desde ahí convalidara la llegada al poder de Felipe Calderón. En entrevista, explica además problemas centrales que lastrarán la vida democrática del país: el fracaso de las últimas dos reformas electorales, la inútil centralización para organizar comicios y la ridícula fiscalización que hoy se aplica a las campañas.
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Apenas al principio de la semana pasada, el presidente Enrique Peña Nieto externó que las elecciones del próximo 5 de junio no determinan el rumbo de la elección presidencial de 2018; que no son un adelanto de aquellas y sus resultados para nada proyectarán lo que pueda suceder en los comicios de ese año, cuando se renovará la Presidencia de la República.
Sin embargo, para Luis Carlos Ugalde, el polémico presidente (2003-2007) del otrora Instituto Federal Electoral (IFE), hoy Instituto Nacional Electoral (INE), Peña Nieto sólo en parte tiene razón: “La lógica de una elección local es diferente a la de una nacional. Una y otra tienen poco que ver en cuanto a los temas de discusión. Pero lo que está en juego en 2016 no es una lucha de ideas, sino una lucha de control regional para la movilización del voto”, afirma. Y remacha:
“Las elecciones del domingo son la última estación antes de la presidencial de 2018. Son muy relevantes por el número de entidades en juego, por su peso electoral y económico. Simplemente Veracruz es 7% del padrón electoral, y si le sumas las otras entidades, es 30% de la lista nominal de electores.
“De tal forma que en un sistema electoral donde todavía es muy relevante la movilización electoral y el clientelismo, el control regional de muchos gobiernos locales sí importa para ganar comicios.”
Por ejemplo, explica, “si el PRI perdiera Veracruz, claramente estaría con un obstáculo serio para la Presidencia en 2018. Entonces sí importa”.
El economista por el ITAM y doctor en ciencia política por la Universidad de Columbia, en Nueva York, confía: “Hace pocos meses yo pensaba que al PRI le iba a ir bien relativamente en 2016, pero que en 2018 le podría ir muy mal. Ahora siento que al PRI le va a ir menos bien de lo que pensaba, y sigo pensando que en 2018 tiene un desafío mucho mayor”.
Fuente: Proceso
Autor: Carlos Acosta Córdova
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