miércoles, 18 de mayo de 2016

Tamaulipas, la debilidad electoral priista

CIUDAD DE MÉXICO: La delincuencia organizada ha sido un actor importante en los últimos procesos electorales de Tamaulipas; y aunque las autoridades estatales y federales se nieguen a reconocerlo, hay amplias zonas del territorio tamaulipeco bajo control absoluto de alguno de los cárteles que imperan en la entidad.

Aunque en este proceso electoral su injerencia no ha sido tan notoria y violenta como en los anteriores –como lo sucedido hace seis años, el 28 de junio, seis días antes de las elecciones para gobernador, cuando el crimen organizado asesinó al candidato a gobernador de la coalición encabezada por el PRI, Rodolfo Torre Cantú–, nadie puede negar su presencia y tampoco su intromisión en el proceso electoral.

Hace seis años el candidato priista fue sólo uno de los aspirantes que padeció la violencia de los grupos delincuenciales. Antes, el 13 de mayo de 2010, ya habían acribillado a José Mario Guajardo Varela, candidato panista a la alcaldía de Valle Hermoso; y al menos otros tres candidatos habían renunciado a sus aspiraciones tras recibir amenazas o sufrir ataques (Proceso 1757).

Únicamente el PRI pudo registrar ahora candidatos a todos los puestos de elección popular y el abanderado blanquiazul a la gubernatura, José Julián Sacramento, lamentaba que no podía ni siquiera hacer campaña en la llamada “frontera chica”.

Los dos últimos gobernadores tricolores (Tomás Yarrington y Eugenio Hernández) tienen procesos abiertos en Estados Unidos por sus presuntos vínculos con los cárteles de la droga. Además Tamaulipas es uno de los estados donde más periodistas han sido asesinados, desaparecidos y agredidos, y es de sobra conocido que los medios locales operan bajo la censura previa de los grupos criminales.

Paradójicamente, a pesar de sus malos gobiernos y sus altísimos niveles de inseguridad, es uno de los nueve estados de México donde prevalece la hegemonía priista; los otros son Campeche, Coahuila, Colima, Durango, Hidalgo, Estado de México, Quintana Roo y Veracruz. En cinco de ellos habrá elección de gobernador el próximo 5 de junio y salvo el caso de Hidalgo, donde todo indica que el PRI volverá a ganar, en los otros cuatro (Durango, Quintana Roo, Tamaulipas y Veracruz), según las encuestas, la moneda está en el aire.

El nerviosismo priista se manifiesta sobre todo en Tamaulipas, donde irónicamente el partido que encabeza el gobierno estatal y por lo tanto es el que legalmente detenta el uso de la fuerza pública para mantener el orden y hacer prevalecer el estado de derecho, es el que se queja de la intromisión del narcotráfico en las campañas electorales… y lo hace muy torpemente.

La primera acción que tomó fue solicitar al Consejo General del Instituto Electoral de Tamaulipas que cancelara el registro de sus candidatos a las alcaldías de Hidalgo, Villagrán y Mainero por presuntos vínculos con la delincuencia organizada; pero olvidaron que el artículo 225 de la Ley Electoral de Tamaulipas señala que el plazo para el registro de candidatos vence “tres días antes del inicio de la misma campaña” y el 234, que una vez que vence el plazo “los partidos políticos o coaliciones podrán solicitar, ante el Consejo General, la sustitución o cancelación del registro… sólo por las siguientes causas: I. fallecimiento; II. inhabilitación por autoridad competente; III. incapacidad física o mental declarada médicamente; o IV. renuncia. En este último caso, el candidato deberá notificar a su partido…”.

El tricolor argumentó que “el CEN ha declarado la inhabilitación de los candidatos a presidente municipal, síndicos y regidores postulados por el PRI, por motivo de suspensión de derechos partidistas, con lo cual, hace nugatorio el derecho de seguir participando como candidatos”.

Esto no está previsto en la legislación vigente como una de las causales para solicitar la cancelación del registro, así que la acción de la dirigencia priista no tendrá ningún efecto legal.

Sin embargo, aunque dirigieron su ataque contra sus propios candidatos a las alcaldías, evidentemente el principal objetivo del PRI era el candidato panista a la gubernatura, Francisco García Cabeza de Vaca, por lo cual decidieron presentar una denuncia ante la PGR, pues la denominada “Columna Armada Gral. Pablo José Méndez brinda incondicional apoyo con base en presiones, amenazas y violencia hacia los electores para que éstos asistan a mítines de carácter político y emitan su voto directo a favor de (los panistas), conductas las cuales son actos constitutivos de delito”.

Y para respaldar su acusación incluyeron una fotografía en la que aparece una pick up con personas armadas y “… además de que en el cristal de la portezuela trasera del lado derecho de dicho vehículo se identifica plenamente el emblema o logo que utiliza en su campaña el referido candidato, mismo que hace referencia a su apellido”. Y puntualizan que el vehículo se vio circulando en los alrededores del auditorio municipal de Hidalgo.

Sin embargo, el delegado del CEN del PAN en Tamaulipas, Luis Fernando Salazar, rápidamente denunció que era un fotomontaje y mostró imágenes que dejaban claro que se trataba de una fotografía tomada hace tiempo en Michoacán; frente a esa evidencia, el tricolor tuvo que reconocer que la había tomado de las redes sociales.

Así, su pretendido segundo golpe fue un fracaso mayor que el primero, pues evidenció su intención de ­desacreditar ante la opinión pública a su oponente con acusaciones sin soportes documentales, pues no tenían pruebas que permitieran vincular al candidato panista con grupos armados. Lo que sí lograron fue incrementar la visibilidad pública del candidato blanquiazul, pues la denuncia y las fotografías ocuparon espacios principales en los diversos medios y lo colocaron como el enemigo a vencer.

El PRI no aprendió la lección de los comicios del año pasado en Nuevo León, cuando fue patente que los ataques contra el candidato independiente a la gubernatura, Jaime Rodríguez, El Bronco, en lugar de perjudicarlo lo ayudaron, le dieron más visibilidad y lo posicionaron como el puntero en la búsqueda de la gubernatura, lo que finalmente se tradujo en una amplia victoria.


Falta menos de un mes para constatar los impactos de estas fallidas acciones de los tricolores, pero todo indica que el saldo será negativo para el partido en el gobierno y varios de los estados que todavía no conocen la alternancia en el Ejecutivo estatal finalmente la conocerán.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: JESÚS CANTÚ.
LINK: http://www.proceso.com.mx/441055/tamaulipas-la-debilidad-electoral-priista