La situación de las personas que padecen este trastorno se eleva en las prisiones, pues una cuarta parte de los reclusos lo presenta.
En conferencia en la Casa de las Humanidades durante el Seminario Universitario sobre Afectividad y Emociones (SUAFEM), la especialista explicó que entre los factores biopsicosociales experimentados por las personas psicópatas está el vivir en un medio hostil y haber padecido violencia derivada de experiencias traumáticas, que en etapas críticas del desarrollo alteran la maduración de las estructuras cerebrales y sistemas neurobiológicos esenciales.
Con frecuencia, agregó, estas personas fueron hostilizadas de forma crónica. Por eso, dijo que es importante realizar estudios detallados con el objetivo de entender qué genera estas personalidades. Así, es factible anticipar su repertorio de agresión y calibrar con precisión la manera más efectiva de apaciguarlas o desarmarlas.
De acuerdo con la especialista, la violencia primaria incluye los trastornos antisociales de la personalidad y la psicopatía, la cual tiene un factor genético que interactúa con el medio ambiente. También existe la sociópata, que tiene un componente adquirido y puede dividirse en neuronal y social.
La directora del Laboratorio de Neuropsicología y Psicofisiología de la UNAM detalló que la tristeza, el miedo, la alegría e incluso la agresión son elementos constitutivos de la salud mental. Por el contrario, la depresión, fobias, manías y las actitudes violentas son manifestaciones de alteraciones del aspecto referido.
Para llevar a cabo sus estudios la universitaria ha trabajado en reclusorios estatales y federales de alta seguridad con personajes como Juana Barraza La Mataviejitas, y Daniel Arizmendi El Mochaorejas, así como con maridos golpeadores y policías judiciales.
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: REDACCIÓN.
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