Permitiría reparar tanto las vías biliares (usualmente obstruidas y deterioradas por piedras formadas en la vesícula) como la uretra (con frecuencia afectada por accidentes o tumores).
Científicos de la UNAM desarrollan una bioprótesis tubular de colágena, para regenerar tejidos afectados por traumatismos, tumores, malformaciones congénitas o iatrogenias quirúrgicas (daños causados por un procedimiento médico), entre otras causas.
En un futuro, esta innovación podría implantarse en humanos, restituir funciones biológicas perdidas y ser utilizada para favorecer la creación de tejidos, como hueso en un paciente que haya perdido parte de la mandíbula, señaló la máxima casa de estudios en un comunicado.
Para ello, resaltó, se implantaría un andamio de colágena sembrado con osteocitos que, al reproducirse y migrar, formarían la estructura ósea faltante.
También permitiría reparar tanto las vías biliares (usualmente obstruidas y deterioradas por piedras formadas en la vesícula) como la uretra (con frecuencia afectada por accidentes o tumores).
La bioprótesis tubular de colágena (caracterizada por microscopía óptica y electrónica de barrido, así como con difracción de rayos X, espectroscopía infrarroja y pruebas térmicas) ya se valoró preclínicamente en dos modelos animales.
En la Facultad de Medicina, los académicos Benjamín León y Eduardo Montalvo evaluaron una bioprótesis absorbible para tratar una lesión en las vías biliares de un cerdo.
A su vez, Christian Acevedo García colocó un xenoimplante urético en un perro, en el Hospital General de México y en la Unidad de Medicina Experimental de la entidad universitaria.
En ambos casos, los resultados preliminares, interpretados con diversas técnicas imagenológicas e histopatológicas, han sido satisfactorios a largo plazo. Con resonancia magnética nuclear y pruebas histológicas se observó que el biomaterial es permeable (propiedad buscada).
“La bioprótesis absorbible en las vías biliares del cerdo funcionó bien por dos años. Éste llevó una vida normal, sin medicamentos. En cuanto al xenoimplante en la uretra canina, lo obtenido fue prometedor: el tubo se reabsorbió, dejó sólo las células y forma tubular, y el órgano pudo hacer su función”, aseguró José Jorge García Loya, del Departamento de Cirugía de la FM.