Las autoridades federales actúan con “desdén” ante la exigencia de las 186 comunidades indígenas, que componen el Consejo de Comunidades Damnificadas de la Montaña (CCDM), sobre ser partícipes de la creación e implementación de las políticas de desarrollo que les afecta directamente y que, como en el caso del proyecto “Que llueva Maíz en la Montaña”, ellas mismas pueden diseñar y gestionar, denunció el Consejo en el marco de la Jornada Contra la Desigualdad y la Discriminación.
Por esto y ante la falta de cumplimiento de los acuerdos alcanzados con el gobierno federal y estatal desde el 2013, después del paso de los fenómenos naturales Ingrid y Manuel, miles de familias de los municipios de Metlatónoc, Cochoapa el Grande, Acatepec, Tlacoapa, Malinaltepec y San Luis Acatlán reclamaron la atención inexistente por parte de las autoridades para la reconstrucción de la Montaña, que fue devastada.
Ante la represión a las movilizaciones en el país y particularmente en el estado de Guerrero, el CCDM olicitó medidas cautelares a la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), para que garantizara la seguridad durante la Jornada y en los recorridos de las personas manifestantes de regreso a sus comunidades.
El Consejo de Comunidades Damnificadas de la Montaña de Guerrero inició ayer la Jornada Contra la Desigualdad y la Discriminación ante el incumplimiento del gobierno federal de darle continuidad a la propuesta “Que llueva maíz en la montaña”, la cual se centró en el Derecho Humano a la Alimentación.
Las comunidades del Consejo constantemente participan en movilizaciones para exigir su derecho a la alimentación y para que el gobierno federal cumpla con sus compromisos de implementar la segunda etapa de la propuesta de los pueblos. Por su parte, el gobierno planteó una reunión hasta la próxima semana, la cual fue rechazada por el Consejo porque entienden que es una muestra clara del desinterés y el desprecio que existe a sus demandas básicas.
La devastación de la base productiva de las comunidades indígenas causó una crisis alimentaria que se agudizó en los últimos años ante la falta de incentivos a los pequeños productores y la ausencia de políticas públicas por parte de las autoridades, lo que sumergió a la región de la Montaña en una pobreza extrema que amenaza la vida de sus habitantes.
FUENTE: DESINFORMÉMONOS
AUTOR: REDACCIÓN
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