Cinco días después de los hechos, el Ministerio Público del estado de Oaxaca envió a Nochixtlán a sus equipos periciales, tres grupos de tres personas, comandadas por el fiscal Javier de la Fuente para hacer la inspección ocular del lugar. La investigación judicial estará a cargo de una fiscalía creada para investigar el accionar policial en esa localidad y también en Hacienda Blanca, dónde Azarel Galán Mendoza fue asesinado en el Crucero de Viguera.
Recién en la madrugada de ese viernes 24, cerca de las 4 de la mañana, los familiares de los muertos recibieron los certificados médicos de defunción, pero aún no obtienen las actas de defunción.
“Si los peritos están aquí es por la presión de las comunidades, de los pueblos, de las organizaciones. Nos dieron las excusas de siempre por la demora: que no les habían pedido que vinieran a trabajar en el predio. Tendrían que haber venido el mismo domingo, como sí acudieron las Defensoría de los pueblos del estado de Oaxaca, la Comisión Nacional de Derechos Humanos y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas” reclama uno de los testigos presenciales de los hechos – de identidad reservada por cuestiones obvias – durante el accionar de los peritos, a quienes brindó su testimonio para que reconocieran el predio.
Desde la Secretaría de Asuntos Jurídicos de la Coordinadora de Trabajadores de la Educación (CNTE) informaron que las primeras actuaciones fueron realizadas por la Fiscalía de la Mixteca, que estuvo a cargo del levantamiento de los cadáveres, pero que el accionar de la justicia “demuestra la falta de intención de darle causa legal a lo sucedido, dadas las inconsistencias legales de su accionar”. Explican que las familias denunciaron que a pesar de haber entregado todos los documentos de identificación de las víctimas para poder recoger los cadáveres, cuando les entregaron los registros no tenían ninguno de estos datos, sino que estaban hechos “a modo del estado”: un “machote” – conjunto de información que se repetía en todos los casos – que no se compaginaba con lo que habían declarado.
“El cambio de encargado en el caso no exime a la Fiscalía de la disonancia en el enlace entre sus funcionarios, ni de la responsabilidad por las dificultades que esto causa en la investigación”agregaron desde el departamento legal de los maestros.
En la tarde del viernes 24, luego de una fuerte lluvia que embarró todo el terreno, decenas de personas siguen el accionar judicial, mezclados entre los testigos y los familiares de las víctimas. El reconocimiento del terreno empieza en el predio que está a un lado de la carretera federal: hay una estación de servicio de Pemex y unos metros más adelante la Vulcanizadora que se hizo famosa en las primeras fotos que circularon, y que fueron las primeras evidencias que contradijeron la versión oficial. Si uno queda de espaldas al pueblo, este lugar está a la derecha, de frente se tiene el puente de acceso al pueblo, dónde aún está montado el bloqueo, y del lado izquierdo, la barranca en dónde caerán muertas las primeras 4 personas.
Relata uno de los testigos: “La Policía Federal empezó a atacar desde el costado de la gasolinera y fue avanzando hacia el puente. El primero en caer es Oscar Nicolás Santiago, originario de Las Flores Tilantongo. Del otro lado del puente caen tres personas más”
Una de ellas fue Yalid Jiménez Santiago, de 29 años, un padre de familia que estaba en el predio. “Yalid se fue a ayudar a la gente, agarró una mochila, compró alcohol y refresco y se los llevó. Pos no llevaba otra cosa que digamos un arma, nada. Se llevó cosas para ayudar a la gente herida” relata Clara, su madre, cuando aún esperaba la llegada de los peritos. Las familias habían sido citados a las diez de la mañana, pero el equipo forense se hará presente en la escuela Abraham Lincoln pasadas las 3 de la tarde del viernes 24.
Yalid llegó al lugar acompañado de otro miembro de su familia, de quien también se reserva la identidad como medida de protección. Su relato: “Yalid me llamó para que fuéramos a buscar a su papá, que estaba en la lucha. Como a las 10 de la mañana ya estaban los helicópteros, se pedía auxilio por todos los medios, por las radios, la Iglesia. Venía bajando del lado norte del pueblo cuando vi el despliegue. Tenía dos llamadas perdidas de Yalid en el teléfono y algunos mensajes de whatsapp. Cuando llegué a su casa, ya me esperaba en la puerta. Disculpen si dudo en el relato, es que lo que vivimos me dejó traumado.”
“Recuerdo que fuimos a la tienda en busca de coca cola, que ayuda para los gases lacrimógenos y de agua. Compramos 5 botellitas de 600. Fuimos 4 o 5 personas, entre ellas dos mujeres de la familia. Ellas se fueron al hospital que hacia el lado del Panteón y nosotros nos acercamos a donde estaba la gente en el puente. Vamos a buscar a ver a mi jefe, decía Yalid.”
Empiezan los disparos. “Al principio, todos teníamos la esperanza de que fueran balas de goma, hasta que escuchamos las ráfagas y nos dimos cuenta de que no. Había gente por todos lados, avanzaban y retrocedían.”
Yalid logró cruzar el puente hacia el lado izquierdo, como unos 50 metros. “Yo le gritaba ´¿a dónde vas chingada madre? Está muy peligroso´ pero por el ruido él no me oía, hasta que lo alancé en un momento en que se detuvieron las ráfagas de metralla.”
En el descampado del lado izquierdo del puente, mirando hacia el puente, de espaldas al pueblo, hay unas 15 o 20 personas dispersas. “Nos tiramos al suelo en la barranca de tierra que hay. ´Malditos asesinos, si viven de nuestros impuestos´ recuerdo que alguien gritaba. Vimos entonces que había un grupo de federales dispersos ahí, 4 o 5 policías, que si estaban a 150 metros de nosotros es mucho. Nos tenían en la mira y empezar a dispararnos. A Yalid le dieron el primer balazo en la pierna. Cuando llegué a él para ayudar a jalarlo del lugar del ataque, le dieron el segundo balazo en ese momento.” Yalid Jiménez Santiago morirá con 4 balas de arma de fuego de la policía en el cuerpo.
“Él gritó, ´ya me chingaron, corre´ y recuerdo cómo se agarró el estómago y se dobló. Cuando me aparté de él, le dieron el tercer tiro en el piso.”
Otros de los vecinos que estaban en el bloqueo se acercan y logran recuperar su cuerpo que se desangra. Lo trasladan. Cuando el testigo logra comunicarse con la madre, porque las líneas de teléfono no funcionaban, le dicen que están en la funeraria.
El testigo relata cómo los taxistas del Frente Democrático Popular, del sitio Asunción de María y del sitio Bicentenario llevaron a todo el que precisara sin cobrar un peso. Mientras que “los taxis amarillos y azules, más de cien móviles, se escondieron cuando empezó la balacera”
“En la funeraria en que estaba Yalid había 5 fallecidos y supimos que en otra había otra persona más. Más tarde ya eran ocho, eran diez. El jueves, llevábamos contando 13 personas asesinadas, incluyendo a dos de los que no se tiene identificación”
Otro de los primeros en ser asesinado en la barranca junto al puente “La Comisión” que cruza por encima de la carretera federal y da acceso a Nochixtlán, fue Anselmo Cruz Aquino, de 33 años, originario de Tlaxiaco. Su hermano José Luis estaba junto a él cuando fue asesinado.
“El balazo le entró por la boca y le perforó el pulmón. Estaba pecho a tierra, cubriéndose de las ráfagas. En ese momento ya no era un plantón, era pura represión, porque los Federales habían avanzado y ya estaban entrando en la población. Todo mundo se dispersa, corre, se escuchan los balazos. Cuando te tiras al suelo, te das cuenta que están los francotiradores, porque los balazos vienen de lugares específicos, de lugares altos.”
Hay un punto clave en el relato de José Luis y es cómo la población logra detener el avance de la policía federal al pueblo, un domingo a medio mañana cuando hay más concurrencia, ya que en Nochixtlán se realiza un tianguis que convoca decenas de personas que están a metros de caer en el tiroteo.
“Andaba la población dispersa, nosotros estábamos con Anselmo y otro de mis hermanitos tirados pecho a tierra, por los disparos, cuando vemos que a otro jovencito, que también murió, le dieron un balazo en la ingle. Nosotros tratamos de auxiliarlo, pero seguían los balazos. Entonces escucho un ruido hueco, bastante cerca, me volteo a ver y veo a mi hermano tratando de sostenerse la mandíbula. Tiene el mentón destrozado” José Luis relata busca las fotos en su celular para mostrar el cuerpo de Anselmo, robusto, lastimado, herido de muerte sobre el piso blanco de la clínica del municipio vecino, San Mateo Etlatongo.
“En ese momento no importó la balacera, tratamos de ayudarlo, pedimos auxilio. De la carretera se vinieron personas que estaban en la manifestación, nos ayudaron a cargarlo, pidieron la ambulancia y en lo que lo sacamos a la carretera, la ambulancia llegó. No fue más de un minuto, pero mi hermano ya estaba perdiendo el conocimiento. A pesar de que él tenía destrozada la mandíbula, todavía me dijo sus últimas palabras: te encargo a mis hijos”
El certificado médico indica que Anselmo murió choque hipovolémico severo, producido por hemorragia interna intensa, producida por perforación de pulmón derecho, producido por proyectil disparado por arma de fuego. La bala entró por debajo de la lengua, pasó por el cuello, sin lastimar por fuera y le perforó el pulmón.
El jovencito al que ven herido en la ingle es Jesús Cadena Sánchez, de 19 años, originario de Nochixtlán que acudió al lugar al oír el llamado desesperado que hacia la Iglesia del pueblo. Llevaba 3 años como catequista de niños. Era carrilero izquierdo del Chelsea de Nochixtlán y ese domingo hubiera jugado un partido con su cuadro, a las 4 de la tarde. Fue herido en la ingle, apenas arriba del pene. Jesús se desangró al intentar correr, porque la bala le perforó una de las venas principales del cuerpo.
Relata Patricia, su madre, la muerte de su único hijo varón: “Él se adelantó y yo me quedé en la casa, recolectando gasas y vendas para los heridos. Me dijeron que como vieron que Jesús no estaba tan grave como otro de los heridos que fue trasladado primero en la ambulancia”. Su madre no sabe hasta ahora en qué momento murió su hijo, si estaba vivo cuando lo trasladaron.
En la clínica de Etlatongo, José Luis recuerda otro herido grave, que también tenía un balazo en el cuello.“Subimos a Anselmo a la ambulancia, lo pusimos de lado porque se estaba ahogando, y llegamos a la clínica. La doctora, una internista desde que llegamos nos dijo que ya iba muy mal, que no se hacía responsable de lo que llegara a pasar. Y le dije: ´no me diga de lo que usted se hace responsable o no, simplemente atiéndalo´. Y me dice, no, el ya murió. Pero yo estaba tirado con mi hermano ahí, escuchándole su pecho, su corazón y le estaba latiendo todavía. Y le digo, está latiendo su corazón, está normal, yo lo siento normal. Lo suben a la camilla y tratan de succionarle la sangre que se tragó, pero ya se había ido.”
El cuerpo de Yalid fue entregado a su familia a las 3 de la madrugada del lunes, después de que presentaran sus documentos de identidad. Fue llamado un forense de Huajuapan de León para que certificara la muerte de las personas y que las familias pudieran recoger los cuerpos.
“A Yalid lo velamos aquí en Nochixtlán y salimos junto con las familias de otros dos fallecidos. Hicimos un mitín y una caravana fúnebre por el pueblo, por eso primero se habló de tres fallecidos, pero fueron muchos más. Señalamos a Aurelio Nuño, al gobierno federal de Enrique Peña Nieto y al gobernador del estado, Gabino Cué como los responsables de esta acción autoritaria, quienes pensaron que con bombas de gas y con balas iban a espantar a la gente”, explica el testigo, que es miembro de su familia.
José Luis, hermano de Anselmo, ensaya su explicación al porqué de tanta violencia estatal desatada: “Antes de esto yo decía que los maestros se oponen a muchas cosas, pero empiezas a informarte sobre la ley educativa y otras reformas, y ves que tu país se está acabando. Ves que tu país ya no es tuyo, que donde vives, las playas donde vas ya son privadas. Ves que en la clínica en donde antes ibas y te daban un medicamento gratuito, o tu insulina, o el medicamento de especialidad sin ningún costo ahora te dice: ´no lo tenemos, vayan a comprarlo´. ¿Que haces? Pues no te queda más que decir que estamos haciendo nosotros como ciudadanos, como México, estamos perdiendo todo y no se vale. Nochixtlán siempre se había caracterizado por ser un lugar pacífico, no se vale que nuestro gobierno nos trate de esa manera, se supone que el gobierno está para servir al pueblo, no para servirse del pueblo.”
¿Qué exigirías como familiar de unos de los asesinados en la mesa de diálogo que abrió al gobierno ante la masacre? Responde José Luis: “La reparación del daño a cada uno de los familiares de los caídos, a cada uno de los heridos. Queremos seguridad para nuestras familias, para nuestra gente y queremos que se eche atrás todo lo que vaya en contra de nuestra Constitución, de lo que vaya contra nuestra persona, nuestra tierra. Es mucha la gente es varios estados que está levantando la voz, haciendo marchas, manifestaciones y creo que algo bueno tiene que salir. Porque si esto sigue, creo que va a haber más derramamiento de sangre con este gobierno represor. Por lo pronto, es la primera vez que veo a mi Oaxaca unido, que las poblaciones olvidaron sus conflictos y se unieron por un fin: la educación gratuita, la educación gratuita. Le digo a la gente apática que abran los ojos, que nos informemos, porque mucha gente en las redes sociales da opiniones excelentes, pero vemos su ignorancia sobre el fondo de este asunto: lo que las reformas significan. Estamos en contra de la privatización de México".
Fuente: Somos el Medio
Autora: Eliana Gilet
http://www.somoselmedio.org/article/nochixtl%C3%A1n-la-versi%C3%B3n-de-las-v%C3%ADctimas