El cura Juan Jaime Suárez Silva narra fragmentos tétricos que iniciaron en la Casa de Dios y terminaron en la Curva del Diablo, Papantla, Veracruz. Allí borraron la existencia de los presbíteros José Alfredo Suárez y Nabor Alejo Jiménez Juárez, de 30 y 50 años de edad, respectivamente. “Los cuerpos no olían a alcohol”, dice. Es así como el cura pozarricense responde al llamado de sus laicos asediados por la violencia en el norte de la entidad, pero también se une al discurso del Papa Francisco y su “condena a todo atentado a la vida y dignidad de las personas”. Cuatro días antes del secuestro y asesinato de los clérigos, el Departamento de EU alertó acerca de la violencia que existe en México en contra de los ministros de culto de distintas iglesias.
“El Fiscal [de Veracruz] dice que la muerte de los dos sacerdotes en Poza Rica fue por culpa del alcohol. Que nada tiene que ver el crimen organizado. Entonces ¿por qué al padre Nabor lo sacaron de la casa parroquial ahogándose con su propia sangre? ¿Por qué lo encajuelaron? ¿Por qué lo amarraron con la estola antes de pegarle nueve tiros?”, son preguntas que el presbítero Juan Jaime Suárez Silva dirige a Luis Ángel Bravo Contreras.
Bravo Contreras, el Fiscal, dijo apenas dos días después del homicidio que había sido un pleito entre borrachos.
“Yo no tengo necesidad de comunicar pinches rumores. Yo te digo cosas fidedignas y no es mi punto de vista. Son voces de dos párrocos que también presenciaron los hechos y si no rebelan su identidad es porque están espantados”, expresó en entrevista para BlogExpediente.
Es así como el cura pozarricense responde al llamado de sus laicos asediados por la violencia en el norte de Veracruz, pero también se une al discurso del Papa Francisco y su “condena a todo atentado a la vida y dignidad de las personas”.
Suárez Silva narra en exclusiva para Blog Expediente fragmentos tétricos que iniciaron en la Casa de Dios y terminaron en la Curva del Diablo, Papantla, Veracruz. Allí borraron la existencia de los presbíteros José Alfredo Suárez y Nabor Alejo Jiménez Juárez, de 30 y 50 años de edad, respectivamente.
“HABÍA SANGRE EN TODOS LADOS”
Los hechos se registraron durante la madrugada del lunes 20 de septiembre en la casa parroquial, adyacente a la parroquia de Nuestra Señora de Fátima. Cierto, al menos cinco sujetos ingresaron al domicilio. Si estaban bebiendo alcohol no lo sé. La Diócesis de Poza Rica sigue esperando el resultado de la autopsia de los compañeros asesinados”, comienza el relato el padre Jaime Suárez.
De acuerdo con Luis Ángel Bravo Contreras, los hechos iniciaron hacia las 9 de la noche del domingo 19 de septiembre, cuando víctimas y victimarios libaban alcohol y tras varias tandas de copas y el razonamiento extraviado los visitantes hurtaron cinco mil pesos y dos vehículos, una camioneta Pick Up y un automóvil cerrado modelo Lancer.
Sin embargo, un párroco allegado a Jaime Suárez, pero sobre todo a los finados, describe episodios que el Fiscal veracruzano quizá olvidó enunciar ante la prensa. No obstante que el mismo funcionario fue reiterativo con el presunto hecho “que laicos y sacerdotes compartieron bebidas embriagantes antes del episodio trágico”.
“A este compañero le tocó ver cuando los sacerdotes fueron sustraídos de la casa parroquial. Nabor Alejo Jiménez iba todo golpeado, casi no podía respirar pues se iba ahogando con su propia sangre. A él, por una razón que desconozco, lo metieron a la cajuela del vehículo Lancer, mientras que al padre José Alfredo Suárez y al auxiliar los treparon a la batea de la Pick Up”.
“Lo peor fue cuando subieron a la casa de los padres. Sólo puedo decirte que había sangre por todos lados, en las dos recámaras, en la sala y hasta en la cocina. Conocí al padre Nabor y él era el más duro de los tres, sus raíces indígenas de la Sierra de Zoquitlán, Puebla, me hacen creer que fue el más difícil de pelear” comparte Jaime Suárez.
“EXIGIMOS LA AUTOPSIA”
Fue en el Servicio Médico Forense de Papantla a donde los cadáveres de los presbíteros fueron llevados. Allí hubo un segundo testigo, quien vio los cuerpos sobre la plancha metálica. “El rostro del padre Nabor y su cuerpo los molieron a golpes, él tenía los nueves tiros. Al padre Alfredo sólo le dieron uno: el de gracia.
Sin embargo, más allá de la saña en contra de los presbíteros, el testigo asegura que ninguno despedía olores etílicos. De acuerdo con expertos periciales cuestionados por el reportero, el olor debió haber sido evidente, “pues el alcohol se acumula en la sangre y al haber perforaciones, causadas por los elementos balísticos, el olor se ventila fácilmente”.
“Nosotros exigimos que se nos explique el resultado del legista que practicó la autopsia. Saber si los compañeros realmente estuvieron bebiendo porque el Fiscal dice que todo se derivó porque estuvieron echando la copa con los asesinos, que no mame” comparte el entrevistado a su estilo.
De acuerdo con Jaime Suárez, el diputado Juan Alfredo Gándara Andrade se acercó al presbítero y aseguró estar cercano a conseguir los reportes periciales, pues dice “le encabrona que el Fiscal, sin haber terminado las investigaciones, se haya dedicado a informar pendejadas”.
Ya en el cierre de la charla telefónica el párroco lanza una última pregunta a Bravo Contreras: “Si los responsables no forman parte del crimen organizado, si son simples laicos que se pasaron de copas y ya hasta tienen un detenido, ¿por qué el Fiscal no ha podido dar con todos los culpables?”.
Son los exhortos del cura pozarrincense, el mismo que contesta todas las llamadas telefónicas, así deba de postergar alguna eucaristía. Un hombre bragado a quien le consterna la situación de la ciudad donde ha servido durante 42 años.
Hoy Juan Jaime Suárez Silva vuelve a solicitar un llamado enérgico por parte de sus superiores hacia las autoridades competentes: “Mi jefe eclesiástico está espantado y no ha podido ofrecer una rueda de prensa y desmentir al Fiscal. No dicen nada y estamos aquí como pendejos. Me tienen encabronado” sentencia.
EU ALERTÓ SOBRE VIOLENCIA CONTRA SACERDOTES
El pasado 15 de septiembre, el Departamento de Estado de Estados Unidos alertó acerca de la violencia que existe en México en contra de los ministros de culto de distintas iglesias.
En el “Reporte Internacional Sobre la Libertad de Culto 2015”, Estados Unidos citó como una de sus fuentes de información al Centro Católico Multimedia, el cual informó que los sacerdotes y otros líderes religiosos en el país continúan siendo blanco de intentos de extorsión y amenazas de muerte.
En el documento, se menciona que desde el 21 de octubre del año pasado se informó que funcionarios de alto nivel del Departamento de Estado habían destacado la importancia de proteger a los defensores de derechos humanos, incluidos los líderes religiosos.
“No se conoce aún la suerte que corriera el padre Carlos Ornelos Puga, que desapareció en noviembre de 2013 de La Victoria, Tamaulipas, y el padre Santiago Álvarez Figueroa, que desapareció en diciembre de 2012 en Zamora, Michoacán”, se detalló en el informe.
En el texto se destacó que funcionarios de la embajada también se reunieron con miembros de grupos religiosos y ONG con afiliación religiosa para tratar el tema de la seguridad de los sacerdotes que trabajan en cuestiones humanitarias, evaluar el estado de la libertad de culto y expresar su apoyo a la tolerancia religiosa.
“Un funcionario de la Oficina de Libertad de culto Internacional del Departamento de Estado visitó la Ciudad de México y Oaxaca en septiembre para plantear su preocupación por el tratamiento de los grupos religiosos minoritarios dentro de las comunidades indígenas y la violencia hacia los sacerdotes por parte de grupos delictivos”, se menciona en el texto.
FUENTE: SIN EMBARGO/BLOG EXPEDIENTE.
AUTOR: MIGUEL ÁNGEL LEÓN CARMONA.
LINK: http://www.sinembargo.mx/22-09-2016/3095191